Notas de Viaje

Historia

altEn la ciudad de Sikomura, al sur de la gran metrópoli, los trenes de alta velocidad no se detienen en las estaciones por más de cinco segundos. Los frecuentes usuarios del servicio han desarrollado la habilidad de comenzar a desmontarse del tren pocos minutos antes del arribo a la estación, especialmente sin son familias con niños y equipaje.

La estrategia es sencilla, aunque un tanto peligrosa y difícil de dominar, pues requiere la capacidad de no sólo bajarse del tren aún cuando este corre a gran velocidad, sino también de mantenerse al paso con la feroz maquina, mientras se recogen los niños y se apean las maletas.

Observar tal hazaña es un gusto visual. Primero se bajan los padres por la puerta con escaleras, la cual permanece siempre abierta, y mientras se aseguran se agarrar fuertemente a sus niños, aceleran el paso mostrando una increíble habilidad para igualar la rápida velocidad del tren. Si no fuera por que lo he visto en persona, a nadie le hubiese creído tan improbable relato.

Bajar las maletas es una empresa aún más difícil de creer, pero fascinante de observar. Pues por un momento la familia tiene que superar la velocidad del tren y avanzar hasta en vagón que tiene el equipaje, para luego reducir el paso y, paralelo al tren, abrir la puerta del vagón con premeditada precisión, y agarrar la maleta correcta en medio de tanto equipaje.

Toda esta proeza debe de ser coordinada de tal manera, que finalice sincronizada con el arribo a la estación, momento en que la familia puede relajarse y proceder a su destino con paso normal.

De más estaría decir que no estoy preparado para un viaje en familia en el tren de Sikomura. Viajo solo y me dedico a admirar el paisaje y las idiosincrasias de los locales mientras espero por la última estación. El único lugar en donde el tren se detiene por completo.