Puerto Rico: ricamente demonizado

Creativo

altHe guardado silencio desde la hipócrita celebración del 4 de julio, viendo pasar tanto y pudiendo decir tan poco. Mi limitación ha sido el tiempo, pues en esta Isla las cosas se dan "friendo y comiendo", lo que acorta la memoria y separa el pensamiento. No es tarea fácil dedicarse a la contemplación de un tema para analizarlo y escudriñarlo, para poder evocar reflexión o inspirar pasión para trabajar ante cualquier situación. Todo pasa y ante el tiempo, nos esfumamos junto al suceso o la idea. Existe un serio problema con la memoria histórica, que nos constriñe a ser esclavos de la construcción de un imaginario que va en función de las causas políticas o sociales de unos sectores particulares.

Se puede rescatar la memoria histórica para aplicarla a favor de las necesidades sociales actuales. Dijo, el catedrático economista español, Vicenç Navarro López, en entrevista con el diario Público que "El olvido histórico beneficia a las fuerzas conservadoras." Es decir, los tiempos cambian, la sociedad evoluciona y tenemos que atemperarnos a los tiempos de lo contario no hay avance sino un estancamiento o un regreso a la zafiedad. Así que, si tenemos en Puerto Rico un serio olvido, yo para no olvidar quiero hacer algo... Comenzar por descubrir los puntos de fuga u obstáculos para el pleno desarrollo político-socio-económico, que llamaré: demonios. Y en ellos, el olvido. Si queda escrito el viento no lo borra, y quiero que pensemos cuáles más existen por si no los menciono, para ir buscando qué agua bendita utilizaremos para santiguarlos.

En esta "Isla del Cordero" los demonios están dispersos y libres, de hecho, más libres que nunca. El primero de ellos, que ya mencioné, es el olvido histórico. Mientras más distantes nos hagamos de los sucesos que han marcado nuestro acaecer en la historia, mayor desacierto veremos reflejado en las gestas políticas y sociales. Además, nos perdemos en el tiempo, devaluamos nuestra cultura y menospreciamos nuestro potencial. Simplemente nos postramos a merced de quien quiera, y nos convertimos en fotocopiadoras de opinión y en ignorantes eruditos, oxímoron, pero real. No hay memoria colectiva. ¿Qué nos define? ¿Habrá algo que nos defina o que defina la puertorriqueñidad? Podemos decir que hay aproximaciones, pero no hay nada absoluto en ello, así como no hay una verdad absoluta. Esa fuerza mayor que se nos ha impuesto ha determinado nuestra realidad, la ha manipulado y la ha moldeado a favor de su modelo social y económico. La información es poder y está engavetada.

Cuando me refiero a una fuerza mayor, quiero decir: la política. Particularmente en nuestro caso, el bipartidismo. Este abre un caudal de problemas y molestias. Comenzando por nuestra incómoda situación política, el status -que se ha convertido en otro diablillo que atenderé más adelante. El bipartidismo es un fenómeno que puede estudiarse profundamente. Este tiene un génesis histórico, pero parece no tener fin, y no es de extrañar, no tenemos memoria, recalco. Este mal vive de la retroalimentación social. El pueblo no parece dar señales de esperanza para ponerle fin. Si no es el bipartidismo el mayor estorbo, no le falta mucho para serlo. Existe la solución para erradicar este mal y enderezar el trecho, pero para eso hay que santiguar a otro mal-espíritu: la pobre y corrupta educación.

Tristemente vivimos en una sociedad, cuyo sistema educativo está ideado para preparar a la población a responder a un modelo económico-claro está que con esto el Capitalismo ya es otro demonio. Como si eso fuera poco, este sistema educativo responde de igual forma a las fuerzas superiores de la política. Arrastrando la carencia de una memoria colectiva, me atrevo a decir que es por la falta de un modelo apolítico en el sistema que hay una desinformación y dejadez en cuanto a nuestro futuro. Creo firmemente en fomentar planes diversos deslindados de la política para poner a funcionar la educación y así encender los motores de la economía y la infraestructura nacional a largo plazo. Tenemos que tomar la educación como punto de partida para encontrar los verdaderos problemas y hallar soluciones, todo dentro del marco de un proyecto de país, más allá de cuestiones políticas enajenadas del servicio público.

Otra dura realidad es el afán religioso y fundamentalista. Es difícil creer que algo tan fútil, en pleno siglo XXI siga existiendo y haciendo daño. Lo siento pero es un mal, y ni si quiera necesario. Hemos visto particularmente en los pasados meses el activismo eclesial haciendo de las suyas. Estos grupos han estado midiendo fuerzas, inmiscuyéndose en las oficinas de legisladores, sembrando el odio (contrario a los mandatos de sus escrituras sagradas). No puedo pensar en estos dogmas de otra forma: nos han creado una suma dilación social. Si por la religión cristiana hubiese sido todavía viviríamos en un mundo con esclavitud y servidumbre, con una mujer degradada y sumisa, y haciendo aún más ricos a sus clérigos. Como bien dijo Karl Marx: "Las religiones son el opio del pueblo." Encima de eso, desde un punto marxista también, las oligarquías religiosas cooperan a sostener ese modelo capitalista y de desinformación. Triste, salvaje, inescrupuloso, pero real. Cada cual con su cosa...

El status, siempre será el tema eterno, inacabable, pero sin dejar de ser un demonio corrupto, que alimente las panzas de quienes abusan del término para atornillarse en la mafia legal política. Sirve de chantaje, particularmente cada cuatro años, pero por el olvido histórico, la pobre educación, y la corrupción de ideas, el pueblo cae y recae. La solución estará en la unificación y el abandono de un ideal consumista y egocentrista. Para eso hay que andar mucho, y los medios y la educación del país tienen que moverse independientemente a evocar el pensamiento y la apreciación.

Estos son los demonios que crean el arrastre de ideas preconcebidas y absurdas en nuestra sociedad. Estos dan paso a la vociferadas opiniones de "NO a la legalización de la marihuana", cuando en sus narices tienen ejemplos de cómo lidiar con la situación sin esa estúpida pretensión de que eso es inmoral y dañino-cuando a sus hijos dan de comer alimentos con hormonas y veneno legal que da soporte al mismo capitalismo. También da paso a los aberrantes comentarios de "NO al matrimonio del mismo sexo" porque es inmoral y estaríamos reviviendo lo "Sodomoso y Gorromoso" en la "Isla del Cordero". Suele suceder todo esto, y suele "pensarse" así-si a eso debemos llamarle pensamiento-cuando solo miramos al norte y no nos damos cuenta de que existen otras tierras y otros estilos que en lugar de oponerse al cambio progresivo, lo hacen realidad.