"Las almas que se aman nunca se separan".

Creativo

A Jorge F. Serra,

mi bosón, elegante despistado que se fijaba en todo.

 

Porque lo que importa del camino es haber aprendido de su trayecto. Qué importa caminarlo a toda prisa y no haber apreciado nada de él. Qué historias contarás a los niños, sino haz visto nada.

 

Liberando el espíritu calideoscópico, atrapado en el interior, a través de la resonancia de las palabras, pensé en aquel cuadro que pinte, para inmortalizar tu vida y tu partida. Recordé tus palabras de oro dulce que pronunciabas; " las almas que se aman, nunca se separan". Entonces, se me escapo una sonrisa, celebrando tu genialidad esmeradamente planchada y fui feliz. Invisibilizado tu cuerpo, porque la materia se transforma a otro multiverso, recordé cuando me enseñaste a caminar entre los árboles de noche con luna, sin linterna. Confiando en la incertidumbre del sendero y la luz tenue. Nos adentramos en el bosque, apreciando el silencio, acompañados por los insectos endémicos. La lección fue aprendida.......... Años después nuevamente tuve que caminar a través de otro bosque. La luz de la luna me hizo confiar adentrarme en el claroscuro y se filtraba desde el techo de los árboles. El crujir de las hojas en el suelo, revelaban el sonido de mis pasos, los cuales me acercaban más y más al destino. El silencio se sintió bien. Añoraba aroma a café. Ya en el claro del bosque, sin árboles, servidores de techo, las estrellas disparaban su luz. No importo ni el cansancio ni el sudor, era libre, era yo. Solo sabía que tenía que continuar para llegar de vuelta al origen del motivo, con el deseo de aroma a café. Singularizada por la incertidumbre del camino. Guiada por la brújula interna, la valentía caleidoscópica y la confianza plena, viva. Movida por el ritmo del momento.....alivie la carga....solté la soga... Confié en la brújula...y mentalmente deje ir la chiringa a lo alto. Entonces, sentí aroma a café y supe que aquí andando íbamos dos. Unidas por un hilo invisible, que desde el multiverso se manifestaba su presencia, por que somos eternos y libres. Como los bosónes, que no los vemos pero están presentes.