Yo sí que puedo ir por las profundidades sin respirar,
Sentirme libre bajo el mar,
Ser feliz sin ataduras y
Preferir como palabra libertad.
El llamado del mar es mi arrullo inexplicable.
La sensación de vida y bienestar.
La suavidad del respiro y el fluir suave y ágil, como la tinta del pulpo.
El regalo del agua me compone y la esperanza de estar en el….me aviva.
Aguaviva amiga que me transita y el picor se vuelve miel al rozar mis escamas.
Una piedra cóncava me sirve de lecho para reposar, y solo asomarme al sol.
Me escondo de los barcos, porque no quiero que me vean. Solo envío mi canto para dirigir a un capitán aburrido por la monotonía del trayecto, mientras la luna llena, ilumina la estela.
También preocupado, por la espera de la novena ola, la más fuerte que ruge.
Es sábado siempre en mi mundo.
Se llama, “DO RE MI FA SO LA SI DO”.
Se desdibujan las fronteras estando en él.
El todo de la inmensidad, me hace pequeña, en las profundidades de mi corazón.
Y mis agallas de recorrer el mundo entero, siguiendo la misma ruta de las ballenas es frecuente.
Mi cuerpo se intenta enredar en un coral para rascarme la espalda, y cepillar mis cabellos con el peine de nácar que encontré en la orilla. Donde quede enamorada de una flor, comí sus pétalos y me succione su néctar antes.
En este mundo salado, donde la dulzura es extraña.
Solo la voz es dulce.
Mis hermanas hermanadas por el agua, acústicas me advierten de los barcos.
-“Aléjate o te llevaran, para disecarte y convertirte en adorno de buque imponente para que abras el camino de las olas y quitarles el luto ilusorio de sensación de fracaso naufragado.
Serás el trofeo deseado de algún marinero ebrio, con vino portugués, que lamenta la partida de su puerto.”
Sin embargo….sabes más que eso. La memoria que te compone de un ser antiguo, como si hubieran pasado eones en un segundo. Y la misma, inteligencia eterna emanada de la divinidad suprema, te regalara la intuición del saber.