¿QUÉ PASA EN VENEZUELA?

Caribe Hoy

alt¿Cuál es la situación real de Venezuela? ¿Son las manifestaciones y barricadas un ejemplo de la lucha de un pueblo por su libertad? ¿Está el gobierno de Maduro a punto de caer? La respuesta a estos interrogantes y otros semejantes requiere un breve análisis de la realidad actual de Venezuela.

Estuve los últimos cinco meses en Venezuela y fui espectador relativamente imparcial de lo que aconteció entre diciembre y febrero. Señalo mi imparcialidad relativa, porque todos los seres humanos tenemos la experiencia de los acontecimientos sociales y políticos desde nuestra propia precomprensión de los mismos. Con todo, cuando oigo y veo lo que dicen los medios de uno y otro lado, es un deber presentar un punto de vista que esté por encima de las dos fuerzas contendientes en Venezuela.

Detrás de los slogans sobre escasez de alimentos y de creciente inseguridad, hay una serie de constituyentes del actual gobierno que abonan el descontento de grandes sectores de la ciudadanía.

Desde todo punto de vista, el gran pecado del gobierno actual es el desastre económico inexplicable en un país que tiene el mayor ingreso de divisas per cápita de Latinoamérica. Al mismo tiempo, el populismo iniciado por el gobierno adeco de Carlos André ha llegado en la actual Venezuela a extremos insólitos: la gasolina, la luz, la comunicación telefónica es prácticamente gratuita. En el caso de la energía eléctrica, este regalo al consumidor provocó que, en un país tropical, se haya centuplicado el uso de refrigeradores y de aire acondicionado, lo cual provocó el desfase con la producción eléctrica. Al mismo tiempo, el gobierno no supo distribuir los alimentos y productos de la canasta básica al asumir el control radical de su distribución. Si a esto le sumamos la continuación e incremento de la corrupción, traicionando uno de los postulados de la política de cambio, todo parece contribuir al descontento total de la población venezolana.

Sin embargo, a pesar de la realidad negativa brevemente expuesta, la mayoría del pueblo venezolano demostró su solidaridad con el gobierno bolivariano de Venezuela en las elecciones de diciembre pasado. ¿Cómo explicar esta incongruencia? A mi entender, por una sola razón: el pueblo pobre de Venezuela ha elevado significativamente su calidad de vida. Antes de Chávez, las cuentas bancarias eran de dominio casi exclusivo de las clases económicamente altas y de las clases medias profesionales. Ahora, el número de cuentas bancarias se ha incrementado porque, simplemente, la clase marginal ahora tiene acceso a los bienes de consumo. Sólo un ejemplo: antes las calles estaban repletas de bicicletas temerariamente manejadas por los marginales; ahora, desgraciadamente para la comunicación vial, esos mismos ciclistas se desplazan alocadamente en motocicletas. Dejo el análisis de las implicaciones socio-ambientales de este fenómeno; señalo simplemente que el incremento de los ingresos ha llegado a los barrios populares.

¿Cómo explicar, en este contexto, las acciones de la actual oposición venezolana? Un breve comentario.

La oposición venezolana estaba convencida de que, en las elecciones presidenciales del 8 de diciembre pasado, iba a demostrar, triunfando, que sí hubo un fraude escandaloso en la anterior contienda electoral y que, en consecuencia, iba a acceder al gobierno de Venezuela. Sucedió lo contrario: Maduro ganó claramente las elecciones. Ante este fracaso, la oposición tenía que demostrar su poder, con marchas y bloqueos muy bien organizados. Debemos recordar que Capriles tiene el mejor asesor político de Latinoamérica y que cuenta con el apoyo manifiesto de fuerzas exteriores conocidas. Pero, en lugar de permitir estas formas de protesta, el gobierno cayó en la trampa de responder a algunas formas menores de violencia con la fuerza policial fuerte, generando la violencia actual. Este fue el grave error que Chávez no hubiera cometido. De esta manera, la oposición logró que se produjeran las primeras muertes y continuó con la provocación para generar las que hasta ahora debemos lamentar. Así, las meras marchas y bloqueos llegaron a la prensa y a los organismos internacionales.

No es posible mencionar cuál es la intención oculta de los planificadores políticos de la oposición en la actual coyuntura, pero sí es lícito interpretar el proceso de estas manifestaciones que, si se iniciaron pacífica y localmente, de pronto se expandieron en gran parte de la república de Venezuela. En este contexto, sí es posible advertir que este plan no tiene sólo como meta desacreditar al actual gobierno, sino pretende algo más contundente: un golpe de estado y la provocación de la intervención internacional. Se necesita ser ingenuo para pensar que las agencias internacionales no están comprometidas con este movimiento político. Si se analiza con detenimiento los videos que están ahora circulando en internet, se advierte que están elaborados según un plan premeditado de desestabilización del gobierno de Venezuela. Claro está que ahora no se puede pensar en una intervención militar como las que ocurrieron en Latinoamérica el siglo pasado, pero hay otras formas actuales para intervenir en los países cuando así conviene a los apetitos económicos de los países poderosos. Un claro ejemplo son las manipulaciones para intervenir en Ucrania. En el caso de Venezuela, la oposición con sus relaciones con países aliados, pretendieron, en la última asamblea de la OEA, la intervención más sutil de la política internacional actual: sanciones para un país donde no hay libertad. Sin éxito.

¿Estamos ahora presenciando la lucha de un pueblo por su libertad en contra de un gobierno totalitario y comunista?

Es verdad que la respuesta del gobierno a las marchas y bloqueos fue excesiva, pero de ninguna manera se puede comparar con la represión de los gobiernos militares totalitarios que asoló Latinoamérica durante el siglo pasado. Tampoco con la represión absoluta de regímenes como el de Arabia Saudita donde la oposición no puede ni siquiera aparecer, pues de inmediato se le aplica la solución total. Mucho menos se puede plantear que el gobierno de Venezuela sea comunista, pues el comunismo dejó de existir en el mundo. Si algo produjo el proyecto socialista bolivariano fue una sociedad de consumo tradicional.

Por último, ¿cuál es a mí entender la solución de esta crisis? Una sola: que la oposición se convenza que así no podrá tumbar al gobierno y que el gobierno aprenda a ceder a propuestas justas y valederas.