Cuba y sus vecinos: una visión alterna de la política latinoamericana

Historia

Si uno es consumidor de noticias, especialmente en este hemisferio, en que la oferta televisiva es dominada por un prisma conservador (léase estadounidense), quizás usted se beneficiaría de darle un vistazo a lo que escribe Arnold August sobre Cuba y sus vecinos.

August tiene una maestría en ciencias políticas de la Universidad de McGIll en Montreal, donde todavía reside. En un catedrático y periodista que ha tomado interés en la isla caribeña y sus tribulaciones. Leer a Cuba and its Neighbors - democracy in motion, su último libro, es una experiencia que le abrirá los ojos a cualquier persona sobre lo que está pasando en América Latina. Le recomiendo el libro al ciudadano común que depende para informarse de teleemisoras norteamericanas como ABC, CBS, NBS y CNN, incluyendo su versión en español. Los periódicos, aún los principales, no se quedan atrás en su conservadurismo engañosa. Pensemos en los rasgos negativos y amenazantes que insiste la prensa norteamericana (y muchas veces la europea) en atribuirle a líderes latinoamericanos que se colocan fuera de la esfera del poder norteamericano. Cuba, por supuesto, ha estado más aislada de lo que ha debido de estar gracias al embargo norteamericano.

Uno puede estar a favor o en contra del Marxismo, pero la verdad del caso es que nadie ha derrocado al gobierno que trajo la Revolución Cubana en 1959. El mismo José Martí advirtió sobre las intenciones de los Estados Unidos de controlar el Caribe hispano para su conveniencia estratégica, lo que procedieron a hacer tras la Guerra Hispanoamericana. La obra de August tiene que ver con la organización y los cambios graduales en el gobierno cubano, pero su mayor contribución es destapar los prejuicios de la prensa tradicional sobre aquellos vecinos de Cuba que han forjado una sana relación con Cuba.

Solo tenemos que pensar en la manera como ha cubierto la prensa tradicional lo que está pasando en Venezuela y como diabolizaron a Hugo Chávez. Es fácil perder de vista al leer, escuchar o ver la prensa norteamericana, y sus apéndices, que ambos Chávez y Maduro fueron electos limpiamente. No hubo nadie en las comitivas de observadores, que incluían al expresidente norteamericano Jimmy Carter, que señalara alguna irregularidad. Por ende, se desprende que los gobiernos electos en Bolivia, Ecuador y Honduras son vistos por esta prensa como una amenaza a la hegemonía del estatus quo. La relación con Cuba es el detonante definitorio de la ira de CNN contra los gobiernos de izquierda, que han tenido algunos de nuestros países. Honduras pasó hasta por un coup d’etat, muy al regocijo del gobierno norteamericano.

Ni tenemos que mencionar al gobierno sandinista en Nicaragua. En Brasil, hubo un renacer económico encabezado por un líder obrero. La actitud del gobierno norteamericano hacia Brasil debido a su economía gigante ha sido más benévola. En Chile, retomó el gobierno la socialista Michelle Bachelet. Es como si los países latinoamericanos se estuviesen colando de las manos al gobierno de Washington. La idea de que un país rico en oro negro como Venezuela le estuviese facilitando petróleo a Cuba a cambio de médicos para los indigentes, constituye un desarrollo muy doloroso para Washington. Es un intento por crear una nueva economía regional en el que no medie el capitalismo salvaje. Esto por su parecido al socialismo, les sube la bilirrubina a los líderes de la prensa y de gobierno norteamericano.

August comienza por detallar el déficit de democracia que existe desde sus principios en los mismos Estados Unidos. Se discute en la primera mitad de libro, el interés de sus fundadores en proteger la propiedad privada y avanzar un individualismo desorbitado. A pesar de sus obvios intereses en el Caribe, para los Estados Unidos, América Latina sencillamente es ese territorio, muchas veces ignorado, localizado al sur de sus límites territoriales. August también deplora la manera en que los medios norteamericanos y europeos han cubierto los conflictos en el Oriente Medio, especialmente en el reciente conflicto egipcio.

El autor canadiense también explica cómo funciona y como están comenzando a cambiar las estructuras gubernamentales en Cuba para darle más voz a más gente. El que no tenga la mente muy abierta podría echar con enfado el libro al cesto de basura. Por otra parte, una de las intenciones del libro es transmitir que los países tienen el derecho de crear sus propios sistemas participatorios y que estos no necesariamente tienen que estar basados en el modelo estadounidense. Si observamos los más recientes intentos en desarrollar la economía de Cuba y su sistema de gobierno, tenemos que aceptar que los esquemas de la Guerra Fría tienen que derrumbarse completamente. Y que las políticas no solo hacia Cuba y América Latina sino el mundo entero deben con urgencia transformarse. Dominar las comunicaciones puede ser cuestión de dominar la opinión pública mundial. Y ese muchas veces ese es el deseo principal de los grandes conglomerados de noticias.

Las obras de August son un rayo de sol para la exploración inteligente de lo que está ocurriendo del mundo. Léase y disfrute el libro, publicado por Fernwood Publishing critical books for critical thinkers, www.fernwoodpublishing.ca