¿Y Puerto Rico, qué es?

Política

alt

De las páginas del respetado diario español, El País, recientemente averiguamos que en la tierra de Cervantes anda el secretario de Desarrollo Económico de Puerto Rico, Alberto Bacó, divagando por Castilla como don Quijote, buscando, se nos ocurre, inversión ibérica para nuestra Isla.

Eso está muy bien. En estos días de vacas flacas o como Rocinante, caballos flacos, necesitamos toda la inversión extranjera posible. El País aprovechó la ocasión para escribir un artículo sobre la pobre situación económica de la Isla, hablando de las degradaciones de calificación de los bonos de Puerto Rico y del déficit monstruoso que tiene su gobierno. Se menciona la última emisión de bonos que ha hecho el gobierno de Puerto Rico, creando deuda sobre deuda. También, señala el diario, que 40 por ciento de las familias puertorriqueñas viven bajo el nivel de pobreza, y en los últimos años la población ha bajado un tres por ciento.

Todo eso se ha dicho en diversos medios norteamericanos, y nos ha dolido como una quemadura de aceite hirviente. Pero reaccionó con algo de asombro ante las palabras de Bacó al diario: “no somos estadounidenses, pero somos bilingües; no somos latinoamericanos pero estamos en la región”. El comentario ha causado una unánime burla. No sé exactamente qué quiere decir Bacó con que no somos latinoamericanos. Que no somos estadounidenses es correcto culturalmente, pero la Isla es indudablemente una colonia norteamericana. Quizás pensó el flamante secretario que con estas palabras evitaría el calificativo colonia.

Por otra parte, lo impreciso de decir que un país caribeño donde viven más de 3.5 millones de hispanoparlantes no es latinoamericano es algo que es difícil de digerir. ¡Qué mucha palabrería tienen que incurrir los representantes del Estado Libre Asociado (ELA) para vender la Isla como destino de inversión! El ELA es el nombre oficial de Puerto Rico, pero que sea un estado, libre y asociado es cuestionable. La palabra asociado para los defensores del ELA da la impresión falsa de dos soberanos en un pacto libre, lo cual no corresponde a la realidad. Es por eso que en el oficialista Partido Popular Democrático, partido que confeccionó la noción de ELA, hay un ala que insiste que Puerto Rico debe de entrar en un verdadero pacto entre soberanos para desarrollar más poderes para la Isla.

Los gobiernos encabezados por quienes creen que la Isla debe[i]ser el estado 51 norteamericano acuden a los inversores con el argumento de que la inversión en Puerto Rico es una segura al ser esta jurisdicción parte de los Estados Unidos. Ahora vamos a la alegación de que somos bilingües. Eso es deseable, pero es mentira. Las últimas encuestas indican que escasamente 12 por ciento de los puertorriqueños se sienten cómodos hablando el inglés o por lo menos, son capaces de llevar a cabo una conversación en lo que en Puerto Rico llamamos “el difícil”.

Conozco a Alberto Bacó, y sé que es un hombre inteligente, pero por algunos de sus pronunciamientos públicos, tengo que llegar a la conclusión de que es el bufón designado de este gobierno. Hace unos meses un periodista le preguntó sobre los nuevos empleos se habían creado en la Isla, y este ni corto ni perezoso, respondió enumerando una raquítica lista que incluía un 12 empleos en un restaurante. En otra ocasión se presentó a la principal estación de noticias radiales proclamando que iba acudir a esa estación todos los viernes para anunciar los “top five” inversores de cada semana. No supo desmentir los rumores de que en un momento crucial para el gobierno, se había ido de safari a África. Admitió que estuvo fuera de la Isla pero se enredó tanto explicando lo que estaba haciendo, que me tomaría dos párrafos adicionales explicar.

Ahora, no somos latinoamericanos pero estamos en esa región, y además somos bilingües. Parece que somos un reguerete de gente en una Isla en el Caribe. Sigue vigente la pregunta que hizo el intelectual Antonio S. Pedreira en su libro Insularismo de los años 1930: ¿qué somos? La pregunta, al parecer, todavía permanece sin contestar.