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Fui uno de los miles que ayer sábado no se imaginaba que iba a estar despidiendo al cantante puertorriqueño Cheo Feliciano, luego de que partiera en un lamentable suceso automovilístico.

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Mamá Grande te ha visitado

en esa vuelta a tu primer aliento

esta vez la muerte en la garganta

no asomará el cadáver del hermoso ahogado

que puso jardínes en la soledad de la playa

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Sentarse frente a la computadora, sabiendo que desde hace días las palabras parecen un punto inaccesible salvaguardadas en algún recóndito espacio es una tarea que implica su pizca de dolor. Y esto porque las manos acostumbradas a la no contención de la escritura sufren por el marasmo enflaquecido de la pérdida de su voz.

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En un reciente artículo titulado Julia de Burgos íntima, como fue su ruta, publicado en Página 0 de El Post Antillano, la escritora Mayrim Cruz Bernal cerraba el mismo invitando al lector a renunciar a la fanfarria de ciertos eventos en torno al Centenario de Julia para llevarla, en cambio, íntima.

En esa misma dirección, la valiosa reflexión de Cruz Bernal se había extendido además, en los párrafos precedentes a lo que implica Ser Poeta. Dice la autora de Cielo pájaro:

El poeta no es una persona ordinaria, su dolor es muy grande. Está dotado de una sensibilidad a la que debemos temer, ve cosas donde los demás no ven nada. Se caracteriza por la extrema finura de su piel, que se cuaja fácilmente abriéndose en fisuras profundas que no paran de sangrar. Lo sé.


Y con respecto a comprender en su verdadera dimensión la obra de Julia, la Poeta puntualiza:

Para entender a Julia, quien había muerto exactamente una década antes de mi nacimiento prematuro, tuve que vivir largas soledades, profundos abandonos, ser poeta.

Por todo lo anterior, y continuando el tono que establece Mayrim Cruz Bernal en su artículo, destaco en esta tercera entrega de nuestro homenaje, tres poesías que me hacen llevar y compartir con usted a Julia desde la intimidad.

de Julia de Burgos


Poema del hijo no nacido

Como naciste para la claridad
te fuiste no nacido.

Te perdiste sereno,
antes de mí,
y cubriste de siglos
la agonía de no verte.

No quisiste la orilla de la angustia
ni el porqué de unas horas que pasan lentamente
en la vida,
sin dejar un sollozo,
ni un recuerdo,
ni nada.

No quisiste la aurora.
Ni quisiste la muerte.
Rechazaste el olvido,
y en la flauta del aire avanzaste perpetuo.

No quisiste el amor en féretro de olas
ni quisiste el silencio que deja el túnel breve
donde ha dormido el hombre.

Tuyo, inmensamente tuyo,
como naciste para la claridad
te fuiste no nacido,
nardo entre dos pupilas que no supieron nunca
separar el eco de la sombra.

Manantial sin rocíos lastimeros,
pie fértil caminando para siempre en la tierra.

Poema perdido en pocos versos

¡Y si dijeran que soy como devastado crepúsculo
donde ya las tristezas se durmieron!

Sencillo espejo donde recojo el mundo.
Donde enternezco soledades con mi mano feliz.

Han llegado mis puertos idos tras de los barcos
como queriendo huir de su nostalgia.

Han vuelto a mi destello las lunas apagadas
que dejé con mi nombre vociferando duelos
hasta que fueran mías todas las sombras mudas.

Han vuelto mis pupilas
amarradas al sol de su amor alba.

¡Oh amor entretenido en astros y palomas,
cómo en rocío feliz cruzas mi alma!

¡Amarilla ciudad de mis tristezas:
soy el verde renuevo de tus ramas!

¡Feliz! ¡Feliz! ¡Feliz!

Agigantada en cósmicas gravitaciones ágiles,
sin reflexión ni nada...

Desde adentro

Es un lamento.
Es un grito sin lágrimas.

Desde adentro,
Desde el fondo de todo lo inevitable.
Desde el sollozo en espiral de espadas.
Desde la rama trágica
de un silencio perfecto.

Desde el azul caído
en los pies de la noche.
Desde la tempestad de
un sueño solitario.

Desde ti
y desde mí
grita un lamento
sin lágrimas
diciendo:
¡Adiós!


Dos Caribes se han ido en un mismo día. Nos sorprendió el día con la noticia de la muerte de Cheo Feliciano. Para muchos de nosotros esa madrugada se pareció demasiado a una madrugada en la que se anunciaba el descubrimiento de un cuerpo calcinado en el baúl de un automóvil del desaparecido Luis Vigoreaux. La música del Caribe, del Gran Caribe perdía una voz que supo dejar huella de solidaridad. En la tarde del mismo día nos arropó la noticia de la muerte de Gabriel García Márquez quien se distinguiera por ser otra voz, no de música pero de historias, que supo cómo retumbar en los arcos del poder de la cultura occidental. El Gabo y Cheo se han ido en mismo día. El Caribe sufre dos partidas y a su vez dos silencios.

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En apreciación y gratitud a Cheo y al Gabo

por su contribución a la Humanidad,

tocando corazones.


La luna llena sonrió y ellos decidieron partir como si hubieran orquestado letras y música ensayadas para un adiós. Los maestros de la humanidad decidieron partir con la luna llena luego de la estela del eclipse rojo, un mismo día de abril.

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