Política

La palabra autosuficiencia es abusada magistralmente por políticos y académicos cuando las naciones enfrentan retos de gran magnitud como el que actualmente atraviesa Puerto Rico. Ahora, cuando las tres acreditadoras internacionales degradan el crédito del Estado Libre Asociado, es tarea de todos los puertorriqueños de “echar pa’ lante”. Obvian el discurso monótono que se ha repetido en la Isla desde la invasión estadounidense: “nosotros no podemos sin ellos, sin la bandera de barras y estrellas, sin la ciudadanía, sin la sección 936, sin las ayudas, sin ningún bailout federal en el panorama”. Nos toca a nosotros solos salir del único modelo por el que se apostó, precisamente el que negaba nuestra autosuficiencia.

La Habana- La posición de los países del Caribe en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) dejó claro al mundo el irrefutable empeño por alcanzar la paz y la igualdad, dentro de su diversidad.

San Juan- El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, aseguró ayer que esperaba el efecto dominó que se produjo con las casas crediticias estadounidenses al degradar sucesivamente los bonos del país.

El Presidente Obama en su último discurso ante el Congreso norteamericano anunció su intención de proponer un nuevo salario mínimo federal. Los salarios mínimos federales tienen vigencia en el territorio norteamericano de Puerto Rico. Aparte de dos proyectos de ley que ya están sometidos en ambas cámaras congresionales, Obama dijo que por orden ejecutiva les subiría el salario mínimo a aquellos empleados que tenían contratos con el gobierno federal. El debate en la nación norteamericana sobre una posible alza en el salario mínimo comenzó muchos meses atrás; Obama lleva tiempo hablando de su intención de subir el salario básico. En Puerto Rico comenzaron los pronósticos de debacle económico a todo vapor al día siguiente del discurso.

El pasado miércoles, mientras se celebraba el Día de la Juventud en la hermana República de Venezuela, se organizaron manifestaciones tanto a favor como en contra del gobierno. Así las cosas las manifestaciones en contra del gobierno, terminaron de forma caótica, y en particular se concentró en una acción frente al edificio de la fiscalía nacional, donde hubo quema de vehículos, destrucción de propiedad pública, y pérdida de vida humana. En total, tres personas fueron asesinadas durante los disturbios, siendo por lo menos dos de ellos, activistas pro-gobierno. La reacción del gobierno de Venezuela fue particularmente una a favor del orden constitucional, no de corte represivo o restrictivo de los derechos civiles de la población, y pasado el difícil día del miércoles, ha buscado el gobierno apoyo en la inmediata comunidad latinoamericana.

Recientemente escuché a un analista, de esos que hace tiempo que analizan las cosas y uno, que no es tan olvidadizo, ya sabe lo que van a decir, anunciando el agotamiento del modelo económico de Puerto Rico. El argumento era que la degradación de los bonos de la Isla se debe al agotamiento del modelo de desarrollo que hemos utilizado. El análisis se quedó ahí, sospeché a dónde iba. El agotamiento del cual hablaba no era del modelo económico sino de la relación política con los Estados Unidos. Y pensé, ¿El modelo económico es el ELA? ¿Y el cambio sería sólo un cambio de estatus? Es decir que se quedaron donde empezamos. Si el modelo es sólo una relación con la metrópolis entonces lo que debemos hacer para arreglar el asunto de los bonos es hacernos estado o independizarnos. ¿En serio?

Puerto Príncipe- El gobierno de Haití planifica el despliegue de las estructuras necesarias en República Dominicana para identificar a los inmigrantes de su país en situación irregular.

SOBREVIVIENTES Y FAMILIARES DE VÍCTIMAS CONDENAN IMPUNIDAD EN BAJO AGÚAN 

Cuando en víspera de las elecciones generales del noviembre pasado, el entonces Fiscal General, Luis Rubí, admitió que en Honduras el 80 por ciento de los casos de asesinato nunca llegan a ser judicializados y que, del restante 20 por ciento, solamente una mínima parte llega a una sentencia condenatoria, nadie se sorprendió de verdad.