La odisea por la que atraviesa Puerto Rico en estos díaspuede que provoque dificultad en el intento de conservar la calma, la esperanza y la paz. Hablando específicamente del problema de justicia salarial que afecta al país entero, lamentablemente, muchas personas optan por hacerse ajenas a lo que ocurre, pensando que con salir y demandar justicia no se resolverá nada.
Es evidente que el incumplimiento de las promesas emitidas por los gobernadores a este país en sus campañas políticas nos afecta a todos, resultando en una insatisfacción colectiva, pero hay algo que, como creyente, he pensado mucho. Entre los feligreses con los que me congrego, el tema de la crisis social termina con poner en las manos de Dios la situación del país, sin sugerir hacer algo más. Sí, la fe es importante, pero sin obra es muerta, ¿verdad?