Voces Emergentes

Los señores y señoras de nuestra clase política viven al margen de los acontecimientos críticos de la naturaleza. En su óptica estrecha y proclive al oportunismo calculan y evalúan los temas en los que opinan. Las agencias o grupos que manejan su imagen le preparan un libreto light y amigable.

Hoy es uno de esos días. Como fantasmas entre las sombras se asoman. Se piensan. No es posible. No se encuentran. No es su momento. Tropezaron casualmente uno de esos días. Su encuentro fue comerse un dulce rico, saborear un buen postre. Disfrutar un manjar de sensaciones. Nuevos, radiantes, en gozo. Pero la eternidad solo se reserva para los inmortales. Ellos son mortales. Son efímeros. Como vapor de lluvia visible en el asfalto un día caliente, se evaporan y nacen nébulas. El viento los sopla a distintos lugares. Estiran sus manos, pero navegan lejos. Se dejan ir. En un mismo cielo son viento de agua. Ya convertidos en aguacero vuelven a mojar sus cuerpos. Hoy es uno de esos días... se levantan... se estiran despacio... se sientan al pie de la cama y observan sus pies... embachados de soledad.

Hay que desarrollar criterios que cualifiquen para la carrera política. Actualmente la medida es el número, la popularidad. Ganar unas primarias es una bicoca para quien tenga el respaldo de la más mágica hada madrina, la maquinaria del partido. Sugiero un criterio mínimo absoluto para el futuro. No vamos a pedirles que nos amen (jaja, hoy es San Valentín), ni siquiera que se amen a sí mismas, así mism@s. Yo les pediría que demostraran mediante servicio, cumplidos los 18 años, que son capaces de limpiar su propio excremento y si fuera el caso, la de los demás. En lugar de servicio en el ejército, servicios ambientales. Que vivan 6 meses recogiendo basura por cada recoveco de la Isla. Giras de mantenimiento para que no se aburran. Que en lugar de ensuciarse en minas de carbón sepan por experiencia el proceso de tratamiento de aguas usadas. Cosas así. Porque yo sobrevivo lo más bien sin que l@s polític@s me quieran; pero no hay política sin gente ni planeta.

Crédito foto: Perón, Wikimedia Commons, bajo licencia de dominio público

Recientemente falleció mi querido compañero de lucha, Emilio Soler Mari. Lo conocí en 1969 cuando presidía el Instituto Legal de Puerto Rico Esta organización fue la principal responsable de la defensa de los que nos negamos a servir en el Ejército de Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam. Se orientaron y defendieron a cientos de jóvenes que se negaron al servicio militar obligatorio del Gobierno de Estados Unidos.

Esta semana Facebook me recordó que mi mamá tuvo cáncer terminal. No que necesitara que me lo recordaran. Hace un año el médico no le pudo decir que no era posible remover su páncreas. Cuando comenzaron la operación, estaba muy avanzada su enfermedad. El médico llorando me dijo que mi madre se iba a morir en los próximos meses y él no tenía la fuerza para decírselo.

Luego que Hostos llegara a Nueva York, desde Chile, lugar donde trabajó como educador y profesor de derecho, fue aclamado como líder de la sección de Puerto Rico del partido revolucionario cubano. En virtud de su liderato y reconocimiento intelectual, dirigió una serie de reuniones que redactaron unas importantes resoluciones.

Al leer una de esas resoluciones se proyectan como si fueran un plan de gobierno civil donde los puertorriqueños tuvieron una participación proactiva.

La mayoría de mis publicaciones en las redes sociales obtienen los famosos “likes” (me gusta) por parte de amistades y conocidos. ¡Y siempre recibo “likes” y mucho! Pero esta publicación a continuación no fue así. ¿Será que el dicho popular acerca que “el mono sabe el palo que trepa” se aplicará a las redes con el dicho “Y el mono sabe a qué darle like y a que no”? ¿Le habrá caído el sello a alguien de la mayoría de los conocidos y amistades del ámbito político a quienes tengo en mis redes? La respuesta no la sé, pero lo que no dudo es que mi publicación fue leída por muchos.

Ocho años después de la administración Partido Nuevo Progresista (PNP) en Naranjito las estadísticas de desempleo y pobreza siguen igual a cuando estaba el PPD. En el 2015 Naranjito terminó con un desempleo oficial de 14% y un nivel de pobreza de 55% de la población.