No existe el tal paro agrario.
Afirmación categórica que pocas horas después el Presidente Juan Manuel Santos tuvo que reconocer que se equivocó, porque la realidad era otra y no se podía ocultar sus alcances.
Las organizaciones sociales lo expresaron por todos los medios y en todas partes antes de firmarse el Tratado de Libre Comercio (TLC), primero con EEUU y luego con la Unión Europea, que éste iba a ser el acabose del campo. Sólo han hecho falta algunos meses para constatar que era cierto, que la gente que alimenta este país no puede sobrevivir con la asfixia que le imponen los aranceles de toda clase, la competición con países tecnificados y que subsidian su producción agrícola.