Este asombroso documental indaga en la triste vida de Björn Andrésen, el adolescente sueco que Visconti descubrió para su ‘Muerte en Venecia’.

Era un adolescente tímido y retraído. Una belleza de otro planeta. Tenía 15 años cuando su abuela lo empujó a un casting. 'El hombre más guapo del universo'. Pero la película iba a ser una experiencia aterradora que le dio una fama que destruiría su vida.

Visconti necesitaba encontrar al ángel de la muerte de la novela de Thomas Mann y la belleza de Andrésen no respondía solo a unos rasgos perfectos. La historia de un músico alemán, Gustav von Ashenbach —inspirado en Mahler y el propio Mann e interpretado por Dirk Bogarde—, que se refugia en una Venecia decadente y crepuscular, infectada de cólera, al descubrir allí a un inalcanzable adolescente polaco, Tadzio, le servía al cineasta italiano para desafiar una vez más al mundo con su poderoso refinamiento. “La belleza absoluta existe, pero todo el mundo sabe que mirarla de frente es mirar a la muerte”, afirmaba Visconti al hablar de la película. El sofisticado aristócrata del norte de Italia, comunista y homosexual, el director que había encumbrado a Helmut Berger, “el hombre más guapo del universo”, según acuñó.

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      Ante los males que aquejan a nuestro país, se ha popularizado la excusa de que los demás países del mundo sufren los mismos males. Dónde estamos, y a lo que hemos llegado, no se explica tan livianamente. Mal de muchos es consuelo de tontos. 

     El gobierno tiene que ser modelo de corrección, prudencia, honradez, mesura y sobre todo, cumplidor con las leyes que regulan sus actuaciones. Pero, si los que detentan el poder violan las leyes, normas y reglamentos que ellos aprueban y permiten que se actúe con violencia contra los que reclaman que el gobierno no sea un delincuente más, le están diciendo al pueblo que la violencia es legítima, y si se usa, nada pasará. ¿Qué ocurrió con los que tirotearon a los que protestaban en Aguadilla porque había una construcción ilegal y el gobierno no hacía nada para evitarlo? ¿Qué ocurre cada vez que se protesta por el robo de los bienes comunes? No bien comienza la protesta, un contingente de policías llega a colocarse en fila protegiendo la ilegalidad y el robo. Arrestos, macanazos, gases lacrimógenos, arrastrar y agredir a mujeres y hombres, radicación de casos y abusos contra los que ejercen su derecho a exigir que el gobierno no sea otro gánster más incumpliendo con las leyes que ellos legislan y que tienen que acatar. Eso es equivalente a que se llame a la policía porque están robando el banco del pueblo y llegue un contingente a proteger a los ladrones del pueblo que llamó. Un gobierno que permite y usa la violencia, genera violencia en sus gobernados; un gobierno corrupto valida la corrupción. 

      Estamos y vamos por mal camino. Del acto violento de lanzar un huevo de gallina a un gobernador quincallero, hemos escalado en la agresión hasta tirotear la residencia y la familia de un candidato a un puesto político. Eliezer Molina y su familia, al igual que muchos otros, son pepinianos comprometidos con el bienestar social y con los reclamos más nobles de nuestro país. Podemos diferir de sus métodos y estilos, pero este pueblo no puede permitir que las balas sean la contestación a sus razones, razones que se limitan a reclamar que el gobierno cumpla con las leyes que aprueba.  No hacer nada o hacer un teatro de investigación como se hizo contra los que tirotearon en Aguadilla o contra los que la policía sabe que amenazan a los que protestan, es validar un peligroso método de resolver las controversias. El pueblo sigue el ejemplo del gobernante y sus actuaciones ilegales justifican y validan las actuaciones de los gobernados. 

 

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Había una vez un sapo sentado en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo —Amigo sapo, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme en tu espalda…

—¿Que te lleve en mi espalda? —ripostó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.

—No seas tonto —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pico con mi aguijón te hundirás en el agua y yo, como no sé nadar, también me hundiré?

Y el sapo, después de pensar mucho sobre lo dicho por el escorpión, se dijo a sí mismo:

—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan estúpido como para hacerlo.

Y entonces, el sapo se dirigió al escorpión y le dijo:

—Mira, escorpión. Lo he pensado y te voy a ayudar a cruzar el río.

El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda del sapo y empezaron ambos a cruzar el río.

Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón al sapo. De repente el sapo sintió una fuerte picada y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, veía como se ahogaba asimismo el escorpión, y tras ello sacó de las últimas fuerzas que le quedaban para reclamarle:

—No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.

Y entonces, el escorpión miró al sapo y le respondió:

—Lo siento sapito. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.

Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.>>

 

El capitalismo es como es. No tiene remedio. La explotación le es consustancial a su naturaleza para la extracción de plusvalía, con el propósito de sostener una tasa de beneficios cada vez más alta. Es la lógica de la acumulación sin la cual no puede sostener su reproducción ampliada. De ahí el retorno a las lógicas prevalecientes de explotación más salvajes, propias del Siglo XIX y principios del Siglo XX. y el abandono del keynesianismo -y su Estado social o de bienestar- basado en la ilusión de que el capitalismo era reformable.

Los sujetos de ese modo socioeconómico de producción y dominación no son los humanos sino que las mercancías y los productores de éstas, que en el caso de los trabajadores también son valorados como mercancías. De ahí que su motor sea las luchas y no las conciliaciones entre clases. Lo habremos olvidado pero no ha desaparecido. La sociedad capitalista sigue siendo un orden civil de batalla, en que la economía, la política y el derecho no son más que la guerra por otros medios.

¿Humanizar el capitalismo? ¡No está en su naturaleza estructural! Hay que salir de él. Hay que socializar o, si se prefiere, comunizar progresivamente lo económico-político, lo que no es igual a su estatización. Hay que potenciar crecientemente las posibilidades representadas por la nueva esfera de lo común que se asoma por doquier, cuyas lógicas trascienden la esfera de lo público hoy privatizada hasta el tuétano.

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Hace 30 años recorría la calle Corrientes de Buenos Aires cuando en la librería Gandhi -sin relación con las librerías del mismo nombre que me recomendó José Luis González en México- encontré un tesoro: la colección completa de la legendaria revista literaria Orígenes que codirigió José Lezama Lima en La Habana desde 1940 a 1956. Las 42 ediciones estaban en siete tomos impresos por dos editoriales de Madrid y México.
Desde que camino al aeropuerto se me desfondó una maleta llena de libros en Acapulco adonde Telemundo me había enviado para hacer entrevistas en el primer festival que se celebró en esa célebre playa, había decidido no llevar libros en las maletas. Así que le pedí al dueño de la librería que pesara los siete tomos para pagarle los libros y el envío por correo. “Vuelva más tarde para darme tiempo de ir al correo y pesarlos.” Cuando regresé, los empleados y el dueño celebraban la despedida de año y el hombre me dijo que no había tenido tiempo de ir al correo, y como yo dejaba la ciudad al día siguiente, me pidió lo llamara desde San Juan para decirme el costo. El proceso tardó por complicaciones burocráticas pero finalmente la colección de Orígenes llegó a mis manos y pude disfrutarla.
En estos días decidí volver a leer las 42 ediciones, que incluyen dos números diferentes del 35 y el 36 cuando el codirector José Rodríguez Feo se molestó por Lezama haber publicado “Crítica paralela”, texto de Juan Ramón Jiménez que criticaba a los poetas españoles Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas y Gerardo Diego, que Rodríguez Feo había conocido en España. Lezama, que habia recibido el apoyo de Juan Ramón en todas sus empresas editoriales, trató de convencerlo para que retirara o modificara su texto, pero el autor de “Platero y yo” se mostró intransigente por lo que Lezama no tuvo más remedio que publicar el polémico texto y Rodríguez Feo, que era quien financiaba Orígenes, se separó de él.
Tanto Rodríguez Feo como Lezama publicaron sus propias ediciones 35 y 36 pero el autor de Paradiso era abogado e inscribió la publicación a su nombre. Lezama y su Comité de colaboradores, integrado por Vitier, Fina, Eliseo, Orbón, Smith, Lorenzo y el padre Gaztelu, publicaron seis números más, hasta 1955. José Rodríguez Feo se unió entonces a Virgilio Piñera, que vivía en Buenos Aires, para fundar la revista Ciclón que duró de 1955 a 1957 con un último número que se publicó en 1959 después del triunfo de la Revolución. En Ciclón colaboraron escritores jóvenes como Severo Sarduy y Guillermo Cabrera Infante, que después sería el director de Lunes de Revolución.

[Nota del autor: cuento imaginado fake news o noticia falsa. Usted decide]

  1. Se miraba al espejo, veía sus ideas, se veía cada vez más delgado. Delgado como estaba, insistía, Ricky, insistía en aquello por lo que siquiera Carlos Marx insistió: trazar la ruta, hacer la ruta, darnos una hoja de ruta. Llegados unos días, en los que cada día había menos de comer, y más bocas para comer, la editorial publicó su panfleto, único en su país, único entre sus pares y entre cualquiera de los suyos, lo de su edad y los de su no edad. Esa tarde, Ricky se quedó soñando, y esperando a que tú, sí, tú, lo leyeras. Nunca lo leísteis. Siquiera sabes de qué Ricky hablo. Lo más seguro es que piensas que es ese de Ricardo, Ricardo Rosselló.
  2. No sabes de quién hablo, porque no quieres. Le tuvisteis de frente, y tal vez, siquiera le saludasteis con unos buenos días, Dr. Fuentes. No sólo no le leísteis, sino que tampoco lo visteis en su necesidad de a por lo menos leerlo, aunque no le compraras el libro. El libro, un panfleto de agitación anticapitalista, tan bueno como el de Carlos y Federico Engels, te hubiera salido gratis. Así lo dispuso Ricky, así lo tuvo que publicar la editorial. Pero como te digo, ni le leísteis vos, ni vuestros paisanos. Una joya de libreto, una gran obra de arte; en las manos de los de a pie, hubiera sido un artefacto de acción política, a los de Paulo Freire. Pero no lo llegó a ser, aún cuando el muchacho se nos fue con sus ideas anticapitalistas, a trabajar con Roma, para Roma, desde Ponce.
  3. No sé, pero siempre he pensado que no nos corresponde inmolarnos en nuestras ideas. Y fijaos, más cuando nuestras ideas coinciden con las ideas de Roma, tan anticapitalistas como las vuestras. Cualquiera que haya estudiado a Max Weber sabe de los efectos negativos que sobre la economía puede tener la fe, y él, si, él, no está ajeno a conocer ello. Estudioso como ha sido del desarrollo económico, no solamente se tiene que haber volado su cabeza con Carlos y Fede, algo de Max tiene que haber leído. Y un buen economista no puede serlo sin haber estudiado al mejor sociólogo que estudió el espíritu capitalista de Ford. Así que, si vos no se unía a su cruzada anticapitalista, lo lógico era que él, tan inteligente como tantos otros que él, se unieran al ejército de Roma, en Ponce. ¡Anticapitalistas de todo el Mundo, uníos!
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La fabulosa herramienta del Internet hoy en día nos concede el honor de coincidir con personas de diferentes partes del mundo, eso significa que tenemos la libertad de rodearnos de personas que nos inspiren con su ejemplo a luchar por nuestros propósitos que hasta el presente no hemos realizado, hoy comparto la interesante entrevista que le he realizado a Maximiliano Curcio (Argentina, 1983),  es escritor, docente, editor, fotógrafo, comunicador, emprendedor, humanista, gestor e impulsor del arte cultural nacional e internacional, fundador y Director de la prestigiosa Revista Digital Siete Artes.

Maximiliano, ha realizado críticas cinematográficas, análisis teóricos y ensayos para distintos medios gráficos y digitales desde el año 2004 hasta la fecha. También llevó a cabo coberturas de festivales de cine, muestras de arte y recitales de rock de las principales figuras de nuestra escena. Autodidacta y de espíritu artístico inquieto, ha reseñado obras de teatro, libros y discos. En el año 2016 creó el “Espacio Cultural Siete Artes”, un portal de enseñanza a distancia, tarea que complementa con el dictado de ciclos de cine y talleres grupales en diversos centros culturales. De forma paralela, ha emprendido numerosas tareas de investigación y gestión cultural.

Nuestro invitado ha publicado más de 20 libros, en esta entrevista abordamos brevemente de sus distintas facetas en las que ha emprendido y se ha destacado en cada una, los invito a conocer más de este polifacético escritor, espero que esta charla sea de gran inspiración para ti que estás luchando por alcanzar tus sueños, sin más comentarios les comparto este agradable e inspirador contenido, que disfruten de cada línea que en complicidad con Maximiliano y este importante medio de comunicación les presentamos.

Carlos: -Maximiliano Curcio, un placer hablar brevemente de tu polifacética trayectoria a través de este medio. ¿Cómo describes tus logros que has alcanzado a lo largo de tu vida?

Maximiliano: - Estimado Carlos, es un placer para mí hablar nuevamente contigo. Los logros profesionales que he podido alcanzar a lo largo de mi vida son fruto de un incansable esfuerzo. El tránsito como comunicador y escritor me ha llevado por caminos impensados. Hoy pienso que he logrado como escritor mucho más de lo que hubiera soñado. Cada libro publicado -y al momento de conversar contigo ya son más de veinte en total- es una criatura que gestamos con infinita dedicación, pasión y entrega. Respecto de mi labor como comunicador, mi mayor deseo sería lograr de mi desempeño en el periodismo independiente un medio de vida y sustento, pero sé de las deficiencias que en este sentido atraviesa todo el sector artístico y cultural en mi país, aspecto que lo vuelve algo bastante improbable

-Eres escritor, docente, editor, comunicador, fotógrafo, locutor, gestor y promotor cultural. ¿Cuántos años tenías cuando iniciaste a enamorarte del arte? 

-Me defines bien Carlos, siempre he tratado de perseguir la versatilidad, de nunca quedarme quieto, de explorar nuevas formas de expresar mi mirada artística. Creo que de allí parte el amor al arte, un descubrimiento que llegó a mi vida en la adolescencia y luego no hizo más que expandirse. Primero fue el cine, el hallazgo mágico de la pantalla a oscuras. Luego fue esa biblioteca que se convierte en nuestro refugio, heredamos un tesoro cultural íntimo y privado. También, por aquellos años, descubrir la música a través de discos y canciones que eran de otra época, pero llegaron a pertenecerme y nunca me abandonaron. Años más tarde descubro las artes plásticas, que fuera otra vital revelación. Siento que tengo todavía más cultura por descubrir que lo que he podido consumir o escribir al respecto. Creo que el camino por delante es infinito si la curiosidad no nos abandona.

-¿Qué es el arte para ti?

-Un alimento espiritual indispensable. Una fuente inagotable donde siempre encontraré inspiración. Una brújula para guiarnos en el camino, a menudo esta vida nos distrae entre superficialidades y aspectos banales que hacen a lo cotidiano, irremediablemente. El arte es un gran instrumento para comprender otras culturas y conocernos mejor, a nosotros mismos. Es una ventana planetaria a infinitos nexos, referencias, influencias y apetencias.

-Has entrevistado a distintas personalidades de la cultura y del arte de tu país ¿Qué es lo mejor que han aportado estas personas a tu vida personal y profesional? 

-Uno no deja nutrirse, de aprender de otras miradas. Recuerdo con afecto y sensibilidad aquellas conversaciones, con pares escritores o colegas hacedores culturales. He tenido la posibilidad de entrevistar a artistas emergentes, y me he visto espejado en sus búsquedas, en sus inquietudes. Es un ejercicio interesante el de entrevistador. Es saber captar la esencia y el alma de aquel que se dispone a abrir al mundo su obra, su arte. No es poco para estos tiempos que corren entablar un diálogo profundo.

-¿Qué te motivó a emprender tu propio medio de comunicación “Revista Digital Siete Artes” y en qué año inició este proyecto?

-La principal motivación fue el deseo de reinventarme, siempre. La necesidad de tomar las riendas de mi propio medio, de tener un espacio del que pudiera disponer, en donde yo pudiera elegir y decidir que contenidos visibilizar. Llevar adelante un proyecto, y el hecho de que descanse sobre mí una serie de decisiones estéticas y conceptuales vitales, fue un enorme desafío. Y lo sigue siendo. Luego de colaborar, durante muchos años, con diferentes medios culturales, el reto de llevar adelante los designios de un medio se convirtió en una obligación a emprender, esa fue la meta. Darle espacio a artistas independientes y cubrir todo aspecto cultural relevante posible, fueron mis primordiales inquietudes. En el año 2016, yo había fundado el Espacio Cultural Siete Artes, un sitio de enseñanza a distancia, en metodología completamente online. De allí surge la revista (www.revistasieteartes.com), dos años después, en 2018, junto al canal de YouTube (Canal Siete Artes) con el que contamos hasta hoy, surfeando las olas de la virtualidad y esquivando la hegemonía de los medios masivos que suele adormecer a los menos desprevenidos lectores…escalando el Aconcagua si hiciera falta, es el hambre que nos impulsa, solo por amor al arte.

-¿Qué tal han sido los resultados de tu visión con este proyecto?

-Teniendo en cuenta las dificultades que implica sostener un medio completamente autogestivo, sin ningún tipo de apoyo publicitario ni patrocinio o mecenazgo, el hecho de poder sostenerme, a mí mismo, y a mi medio, siendo poseedor de un dominio web propio, tres años después, el balance es positivo. Hemos cambiado las formas, hemos mutado la piel, pero seguimos fiel a nuestra esencia e ideas. Es un camino arduo, no está desprovisto de obstáculos. Se requiere la entrega total y más de una vez me he planteado si vale la pena seguir. Casi siempre, el resultado obtenido tiene sabor a poco. Pero son las reglas del juego, para quienes hacemos periodismo alternativo. En lo personal, es un espacio muy preciado, en donde puedo comunicar acerca del arte que me interesa consumir y recomendar. El pasado año, a mediados de 2021, dimos un gran paso con la producción de nuestra primera tirada gráfica impresa, un sueño hecho realidad. La posibilidad surgió a partir de la edición de la tetralogía de mi autoría, en formato bookazine “Gabinete de Colección”, una idea que parte de un espacio transmedial en donde escribo acerca de películas, libros, pinturas y discos de culto, de todos los tiempos, géneros y variedades. Una sección que pueden disfrutar en la revista y sus redes, en donde se rescatan bellezas culturales de la más inusual procedencia. Gemas incunables, clásicos de poetas malditos, películas serie B, discos completamente anti comerciales...a veces la incorrección es la forma adecuada para que determinada forma de arte dialogue con el paso del tiempo. Me interesa bucear profundo y rescatar esas perlas. El título ‘gabinete de colección’ está inspirado en los extravagantes cuartos de maravillas renacentistas. Y condensan casi todas mis obsesiones, filias y curiosidades de ferviente coleccionista cultural. Ver materializado ese proyecto, a través de unas revistas a todo color en calidad de ilustración y dueñas de un acabado estético precioso, gracias al apoyo de la editorial Servicop de La Plata, ha sido el siguiente gran paso del colectivo Siete Artes, en su veta editorial. Todo es fruto de un enorme sacrificio y de meses enteros dedicados al diseño de esta personalísima obra.

-¿Qué ha significado para ti potencializar el talento de otras personas en el medio artístico, cultural y periodístico?

-Te agradezco que puedas ver esa virtud, aquí me ocurre algo interesante. Cuando pongo a disposición mi medio para que alguien escriba y desarrolle (muestre al mundo) su talento, no puedo menos que verme reflejado. He estado en esa posición también y soy consciente que hay maravillosas historias esperando ser descubiertas. Talentosos artistas que viven semi ocultos…es mi deseo que mi medio se convierta en esa plataforma para darlos a conocer. Lo mismo me ocurre cuando me toca entrevistar a algún músico, cineasta, escritor, artista o intérprete…creo que si primara ese espíritu desinteresado a la hora de divulgar cultura sería más justo el panorama para muchos. Mi naturaleza de comunicador no puede dejar de inclinarse por esa visión y seguir buscando esas joyas ocultas.

-¿Has sido gestor y promotor cultural presencialmente y por supuesto ahora virtualmente, desde tu experiencia puedes describir ambos conceptos?

-El cambio de los tiempos y las formas a la hora de comunicar y difundir cultura nos obliga a no perder el incentivo y recurrir a nuestra creatividad, de modo permanente. Puede cambiar el instrumento, la herramienta, pero ‘el fin’ es exactamente el mismo. Y considero que cada opción (presencial o virtual) ofrecen su singularidad. Pensémoslo desde el lado de la enseñanza y como debe cambiar nuestro modo de hacer docencia. Hay una ganancia y una pérdida en cada una de ellas variantes, y como comunicador, pedagogo o gestor cultural, debes adaptarte. Con la consabida pérdida de contacto humano que este nuevo mundo nos ha dejado, la apuesta se redobla. Tener esa noción del camino que recorres, o del territorio en el que creas, forma parte de esa capacidad de ‘actuar en modo versátil’ que te comentaba en un principio. Hay que permanecer muy atentos a como cambia el mundo y las formas de consumos que nacen. Entender ‘que’ se nos pide y se nos requiere como actores culturales. Esa visión anticipatoria es indispensable para no quedar fuera, en tiempos tan vertiginosos.

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Nació en Ponce, Puerto Rico el 24 mayo de 1948, donde residió hasta los 9 años. Para el 1958 se muda a Bayamón a Lomas Verdes, una de las primeras urbanizaciones del área metropolitana en Bayamón. Su padre era maestro plomero y su madre ama de casa, ambos oriundos de Ponce. En Bayamón estudió en el sistema de instrucción pública, donde terminó estudios en la Escuela Superior Cervantes. Desde adolescente tuvo inquietudes de clase y políticas. En la escuela superior no militó en la FEPI pero se identificó con la lucha independentista desde una perspectiva más idealista. Mientras estudió en la Universidad Católica de Bayamón (1965) junto a Noel Hernández, hijo de uno de los abogados de Albizu, organizó una agrupación estudiantil cultural de corta vida porque la administración de la institución frenó su desarrollo. En 1967 ingresa a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y allí, por medio de la campaña en contra del plebiscito del MPI y el PIP, comenzó su acercamiento a la FUPI.
Ingresó a la FUPI en 1967 en momentos en que se desarrolló un debate interno entre los militantes del MPI en la FUPI y los seguidores de Ana Livia Cordero. “Se supone que la FUPI mantuviera una línea de trabajo de liberación nacional” y en ese período estuvo cerca de la juventud del MPI en Bayamón. Hasta el 1970 se quedó en la periferia del MPI hasta que conoció a los Cuadros Universitarios de la Liga Socialista (LSP) de Juan Antonio Corretjer. Es en este momento mientras estudia arte, se interesa en el arte que tuviera proyección hacia las masas, además, se encarga de las ilustraciones de las revistas y boletines de la Liga Socialista.
Pospone su educación universitaria en 1971 emigrando a NY, donde trabaja en el Partido Laboral Progresista, organización fraterna de la LSP donde continuó contribuyendo como artista gráfico. Comenzó a trabajar en una organización católica de servicios sociales, primero recogiendo la basura en las calles y exterminando ratas, después en la confección de la propaganda y finalmente realizando estudios sobre los problemas de la comunidad de Williamsburg en Brooklyn, New York City. Al mismo tiempo ingresa a un programa de City University of New York (CUNY) donde termina su bachillerato en artes. A partir de ese momento comienza a trabajar como maestro en las escuelas públicas de la ciudad donde consigue una plaza como artista en el programa C.E.T.A. de la Asociación Hispana de las Artes y organiza el Comité Estudiantil Antirracista del Partido Progresista Laboral.
Fue arrestado en 1980. “Durante los juicios admitimos que éramos parte del movimiento clandestino puertorriqueño pero no admitimos membresía específica en alguna organización…dimos nombres de guerra, yo usé el nombre del tío mío, Arturo Ortiz, uno de los nacionalistas que cayó en la insurrección de 1950 en el Barrio Macana de Peñuelas…mi tío abuelo, Elifaz Escobar estuvo preso por lo de la masacre y por el atentado contra el General Blanton Winship, pero no es por eso que me metí a independentista.” ¿Por qué fue? Inquiero, a lo que contesta: “Por mis propias convicciones, por mis ideales y por la influencia de mis amigos.” Cuando ingresa a la lucha armada y clandestina considera que había agotado todos los mecanismos legales de participación. Elizam simpatiza más con los estilos y discursos ideológicamente más críticos dentro del nacionalismo puertorriqueño y señala las contradicciones internas cuando es necesario.
Elizam Escobar reflexiona sobre la lucha puertorriqueña “el movimiento independentista está compuesto por personas de diferentes clases sociales con distintas visiones sobre la nación…Corretjer aborda el tema desde una de esas perspectivas críticas de la cultura y las clases sociales…los cambios a partir de la caída del Bloque Socialista nos proponen un nuevo cuadro, una nueva situación que refresca la lucha que en un momento estuvo paralizada. Corretjer planteó que siempre vivió la independencia de Puerto Rico y el pintor Carlos Raquel Rivera planteó que él vive en la nación y no en la colonia, como generación ése es un planteamiento creativo. Tenemos que cualificar la situación colonial, porque hemos logrado un espacio, una conciencia que no existía, tenemos que afirmar la nación que tenemos desde una perspectiva crítica.”
Cuando le pregunto sobre la crítica posmodernista a la nacionalidad Elizam Escobar me indica que “los posmodernistas conservadores han querido dar el salto del nacionalismo a un universalismo hueco sin pasar por la lucha de liberación, antes de pasar a la eliminación de clases tenemos que completar la lucha, llegar a la otra orilla. Muchos posmodernos, por resentimiento o academicismo pasan de libro en libro sin estar en la lucha. Los creadores de la imagen y la palabra han rescatado los símbolos, por ejemplo, el Grito de Lares (1868), que nos sostienen como nación, de ahí podemos pasar a los cambios estructurales o materiales. La lucha cultural mantuvo las bases de la lucha política…a mí me interesa participar de la lucha desde el ámbito cultural y educativo con la juventud.”
Para Elizam Escobar, quien ahora es Profesor de Arte en la Escuela de Artes Plásticas, lo importante es “hacer conexiones, en el campo cultural se ha creado un espacio para el arte comprometido que mezcla la sociología y el activismo. Pero ahora es algo hip (está de moda) sin que se profundice la crítica social. Aunque algunos artistas si están comprometidos con diferentes causas y proyectos sociales” A Elizam Escobar le interesa que se desarrollen lazos entre distintas generaciones y espacios, incluyendo a los puertorriqueños que viven en los EEUU. En este momento entiende necesaria la ruptura de las barreras entre las generaciones, acercar a los diferentes círculos culturales, activistas e intelectuales. El profesor Escobar propone que se fomenten los intercambios entre estos círculos para superar los debates que ya se han resuelto y atender los nuevos retos políticos, económicos y culturales. Por ejemplo, en vez de negar o afirmar la nación urge vivir, experimentar y recrear la nación. En su último trabajo público hasta el momento de la entrevista usó un mapa que le confiscaron a los revolucionarios de Lares en 1868 y trabajó sobre esa imagen, que incluye la estrategia militar, las sociedades secretas y los planes generales de la insurrección que sirve para probar didácticamente que la Revolución fue un hecho de grandes 72 proporciones históricas. Una imagen que pone en contacto directo a las personas que se aproximan con el nacimiento de la nación puertorriqueña.

Mucho se ha escrito sobre el oficio de la poesía. Tanto que podría rayar en decir lo que algunos ya habrán dicho, pero eso no importa porque yo no pretendo escribirlo como se hace un poema: originalmente, si no en palabras llanas repetidas. Hay en estos momentos un afán de ser poeta para ser popular y ser admirados, que asusta. La afirmación más errada de este tipo de escritor es decir que no leen a otros para no contagiarse. Yo solo me pregunto, ¿puede un atleta ser buen atleta si no practica diariamente, o un músico tocar su instrumento sin haberlo afinado y sin haber practicado para dominar su melodía? Tal vez lo logre ocasionalmente, pero no todas las veces.
Para ser un poeta de oficio he aprendido que hay que:
1. Leer los clásicos literarios. La historia es importante porque nos muestra el estilo de otros poetas, su técnica.
2. Leer de otras materias: historia, ciencias, economía, tecnología, arte, etc. Una cabeza llena de ideas está llena de posibilidades creativas.
3. Leer a los poetas laureados de la actualidad: nacionales e internacionales. Conocer estilos y tendencias de quienes podrían ser tus pares.
4. Saber amar tu oficio por el oficio mismo, por amor al arte, pues no importa lo popular que seas, el tiempo solo conserva lo mejor de cada periodo.
5. Medirse en certámenes reconocidos, de vez en cuando, para saber cuánto vamos creciendo.
6. Retrasar el libro hasta estar seguros de su calidad. Trabajar los textos y luego trabajarlos más y más.
7. Escuchar con cuidado las críticas y a los aduladores. Agradecer los comentarios y preguntarse quién es el que los hace.
8. Conocer y dominar la ortografía del idioma. No publiques con errores, pues con errores te recordarán.
9. Tener un mentor. Un poeta de oficio que te guíe y te dé taller hasta estar listo.
10. Participar de las lecturas poéticas y también observar.
11. Encontrar la voz propia y evolucionar apropiándonos de la poesía.
El oficio de la poesía se trata de un reto constante y vital, de un estilo de vida; no de un mero capricho. El poeta nace en cuanto comienza a ejercitarse para pulir sus versos y lo logra.

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