La luna que brilla sobre la isla borincana está en su fase menguante, pero se ha dejado ver grande y brillante. Ayer el mar estaba plato, el cielo espléndidamente azul, sin nubes. La brisa del norte nos acariciaba suavemente. Todo es parte del sortilegio de las brujas que celebran un año más de convención este 31 de octubre.
Durante la inquisición española se quiso eliminar a las llamadas hechiceras, brujas o Meigas. Se dice que las hechiceras o brujas trabajan más con conjuros, hierbas, bendiciones, polvos, incienso. Estas se asocian con altura, luz, y lo sagrado; con la justicia, el sentido de equidad, la igualdad y la libertad. En cambio a las Meigas se les relaciona con maleficios, deshacer la armonía, con lo oscuro, lo satánico, la envidia, el descontento, la inferioridad.
Si nos detenemos un momento a pensar en lo que son las brujas y las meigas, nos vamos a percatar que el concepto detrás de esa imaginería es el bien y el mal. Siendo así podríamos decir que todos tenemos algo de hechiceras, brujas o meigas. Ello va a depender del sentimiento positivo o negativo que tengamos hacia otras personas o situaciones. La lucha entre el bien y el mal existe desde el principio del mundo.