Jorge Pérez Cebrián (Requena, Valencia, España, 1996-) es poeta. Ha estudiado filosofía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Tiene a su haber tres poemarios: La voz sobre las aguas (2019), La lumbre del banquero (2021) y De cuánta noche cabe en un espejo (2022). Por La lumbre del banquero, en el 2022 logró ser finalista de poesía de los Premios de la crítica de la Comunidad Valenciana, y del Premio Nacional de Poesía Ciudad de Churriana. En el 2022, por De cuánta noche cabe en un espejo, obtuvo el premio internacional de poesía Arcipreste de Hita del año 2021. Pérez Cebrián ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

1.1 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Recientemente publicó De cuánta noche cabe en un espejo (2022). ¿De qué trató o tratas en dicho poemario? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

1.2 Jorge Pérez Cebrián (JPC, en adelante) – En la creación artística nunca suelo tomar en cuenta un tema global a explotar. En lugar de ello, dejo que sea la experiencia vital que ha propiciado los poemas, como entidades individuales, el acaso único hilo conductor. El tiempo en el que los poemas han sido compuestos y seleccionados marca ya un espíritu manifiesto en los temas que valoro. Si bien en el pasado he podido optar por divisiones temáticas, esto responde a que son temas recurrentes en mi pensamiento y consideré oportuno mantenerlos agrupados. Así ocurre con la infancia, la otredad, la utopía y la heterotopía, etc. Más allá de ello, considero cada poema como una obra en sí misma que puede prescindir de aquello que lo sigue y lo precede. No obstante, aquello que llamamos estilo, limita o enmarca la expresión y el contenido de lo que ineludiblemente nos conforma. Íntimamente mis gustos y emociones responden más a la reflexión y al juego conceptual que a lo biográfico o sensible, de ahí que los temas no dejen de ser las abstracciones que más me preocupan, tanto como, creo, al ser humano, en su conjunto. Temas inevitables en perspectivas que aporten la individualidad a la historia de un concepto. El tema filosófico, que quizá sea en el que más cómodamente me muevo y más puramente siento, requiere, al ser poetizado, una vestimenta sensorial que permita un simbolismo universalizable más allá (o más acá) de la fría reflexión cerebral. La lectura y la reflexión introspectiva, así como la trascendente, que siempre nos arrojan una interrogación y un misterio, conformarían así, las principales bases de mi obra  y el motivo básico de su composición, la traducción en símbolos de las inexpresables emociones que el pensamiento entrega.

2.1 WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a De cuánta noche cabe en un espejo y vuestro trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de español y su memoria personal o no de/ con la literatura o no dentro de España o fuera?

2.2 JPC – Como a todos, me gusta pensar que la relación que pueda haber con mi trabajo anterior, puede ser considerado un avance estilístico. Valoro positivamente, como un indicador de madurez, en su sinceridad expresiva, el abandono de las formas más rebuscadas y altisonantes del ocultamiento, como el estilo barroco de mis primeras publicaciones o la excesiva referencialidad, que no hacían sino arrojar un aura de niebla donde el poeta debe señalar con claridad. El lenguaje del poeta, no obstante, es un lenguaje a-lógico, que sigue unas coordenadas muy distintas al lenguaje cotidiano o a la normatividad semántica y gramatical. Por ello, es impensable una poesía que abandone toda dificultad, ya que su trabajo con el diccionario se asemeja más al de un preso que retorciera los barrotes para escapar, que a un dócil sirviente. Mi experiencia como español se deja entrever más en las formas clásicas y métricas que en el contenido. El sentido rítmico requiere como recurso una cierta uniformidad, así como una dinámica, que bien puede servirse de las medidas acentuales de ciertas formas de verso. Mi formación lectora, no obstante, ha tendido a demorarse en otras lenguas y poéticas como puede ser la alemana romántica, la simbolista francesa, o la modernista anglófona, que en los cánones hispanos. Mi forma de sentir se parece más a la reflexión cantada del alemán, a la inquietante vorágine modernista, a la melodía hermética del francés, que a los temas que han sido (y son) más propiamente españoles.

3.1 WRS – Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona y escritor con su época actual, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

3.2 JPC – Creo que la madurez nos lleva a la austeridad, a diferencia del envejecimiento de la pompa. Dijo Kipling, acerca de un escritor harto culturizado, que su persona pareciera la de un mendigo que trata de corregirse envolviéndose con la púrpura de los reyes. Así veo hoy mis primeras publicaciones. El artificio retórico, el adorno de la referencia, la avara recolección museística para el docto, me alejaban de ese tacto casi físico que produce la poesía cuando es cierta. Hoy busco la desnudez humilde y asombrada del verso antes que la soberbia superposición de enigmas academicistas. La humildad requiere de una seguridad que la titubeante juventud apenas conoce. Creo haber ido confiando más en la sensibilidad que une a los hombres, en el símbolo unificador, en el gesto que conmueve. De ahí una búsqueda, a menudo trabajosa, de la palabra y el ritmo más propios de la emoción sincera, para acercar lo lejano con la temblorosa mano del que sabe que nunca acertará a traducir su alma.

4.1 WRS – Jorge, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Valencia y fuera? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo-investigativo a su quehacer de escritor?

4.2 JPC – Mi aprendizaje sigue siendo, como toda labor lectora, una silenciosa y aislada comunicación con el pasado. No por ello me es ajena la contemporaneidad, sin embargo, todo aquí y ahora queda exorcizado por la lectura. No pertenezco a grupos ni me adscribo a tendencias. Desconozco los rigores estéticos y marcos creativos de mi generación y mi localidad. Leo para ser en la otredad. Pero esta torre de marfil no es ajena a las ventanas. Las redes y las voces nos señalan a menudo formas de escritura en auge y uno puede hacerse una rápida impresión. Por lo que puedo entender, la posmodernidad (con su repetida caída de los grandes relatos), la rapidez de la vida, la pornográfica publicidad del individuo y la desorientación del que camina sin rumbo, han desplazado el foco de la cultura al mercado. De la autoridad o el parricidio del canon, a la orfandad de la venta. El adanismo y la exigencia de una rápida literatura fungible, dinamitan el silencio, la calma, la reflexión que siempre ha requerido toda obra de arte. Veo un arte fácilmente digerible, autoafirmativo, desganado, ilusamente ingenioso en el mejor de los casos, que ha hallado su nicho más delectable en la sociedad más urgentemente dócil. Acaso un vago clasicismo, una exigencia de interpretación o actividad por parte del lector, que sale de su papel meramente pasivo, sean hoy una forma de reacción inconsciente contra esta levedad.

5.1 WRS – Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en la poesía en España y desde o en relación a su formación en filosofía. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Valencia y fuera, y la de sus pares?

5.2 JPC – Si bien mi carácter y sensibilidad se han adaptado con facilidad al quehacer de una filosofía emocionada como un hecho particular, creo que, a través de ese trabajo hacia la humildad de la escritura, mi poesía no ha tenido demasiados problemas para encajar con sensibilidades dispares. Antes mencioné la situación presente con pesimismo, pero no puedo dejar de mencionar que también el lector preciso, profundo, reflexivo y sensible, nos está más cerca que nunca gracias a las redes. Por ello, si bien en Valencia he tenido una acogida más que generosa, siendo dos veces nominado al Premio de la crítica valenciana, no se limita a la cercanía geográfica. Lectores ya amigos de Latinoamérica u otras partes de mi país, conforman el grueso del público con el que comparto inquietudes y emociones.

6.1 WRS – Sé que vos es de España. ¿Se considera un escritor español o no? O, más bien, un escritor, sea este español o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

6.2 JPC – No puedo sino considerarme un escritor español. Ambos términos son ciertos. Pero por más que sea consciente del valor del dónde y el cómo uno se ha formado, no escribo desde mi localidad. Nuestra lengua nos une por encima de ello y la universalidad de los temas que me ocupan son propiedad del género humano. Nada hay de naciones o toponimia, al menos explícitamente, en mi escritura. Escribo como leo, para sentir con el otro, bien nos separen kilómetros o siglos.

7.1 WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género, y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo-investigativo y su formación en la Universidad Nacional de Educación a Distancia?

7.2 JPC – Si bien sé que uno piensa desde unas coordenadas determinadas y es imposible separar de manera tajante nuestro pensamiento del origen social del mismo, no considero que mi obra integre de manera objetiva las preocupaciones sociales, cuyo lugar corresponde más, creo, a un lugar denotativo-político que al evocador-estético. No concibo en mí la escritura que confiese, embellezca o exponga ni mi biografía ni la sociedad de mi tiempo. Todo arte es político, en ese sentido, o ninguno lo es. Creo que la voz de los oprimidos, el huracán de las ruinas del progreso, no puede ser cantado sin que a su vez se utilice, a menudo de forma intrusiva, como elemento estético superficial y banal. El arte encuentra su voz en otras preguntas, hacia otras respuestas.

8.1 WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida tras su paso por la Universidad Nacional de Educación a Distancia? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor hoy?

8.2 JPC – Mi lugar de estudio ha quedado siempre fuera de las aulas. He abandonado numerosas veces mi educación, como dijo Bernard Shaw, para dedicar mi tiempo al estudio. Por ello esta universidad, que deja toda responsabilidad en el alumno, cuya labor oscilaría entre la proporción de bibliografía y dispensación de calificaciones, no ha formado en mi quehacer como escritor más que unas pocas palabras a la solapa biográfica de mis libros.

9.1 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

9.2 JPC – El lector que mi poesía busca ha salido de las aulas y el polvo de las bibliotecas hacia una vida más inmediata. Los temas que siempre me ocupan, con base en la filosofía, no han abandonado su papel, pero sí han aprendido a caminar con mayor ligereza hacia el lector sintiente. Por ello la recepción abarca ya más que la anécdota libresca y busca la emoción de quien procure paciencia, actividad y reflexión a su lectura.

10.1 WRS - ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

10.2 JPC – En los últimos dos años he podido componer, corregir y seleccionar una cantidad de poemas suficientemente hilada para conformar un nuevo poemario. A parte de la labor poética, quiero centrarme en la investigación para la escritura de un trabajo acerca de la estética. Una genealogía del concepto del arte para comprobar cómo este ha ido desplazando su foco de unos a otros deberes en distintas épocas. Así, procuraría exponer el itinerario semántico del arte que puede percibirse con el paso del tiempo. Más que una historia de la estética o de la mudable sensibilidad de cada época se trataría de un seguimiento de las funciones y exigencias del arte que obstaculizan o impiden la comprensión de otras estéticas.


(San Juan, 12:00 p.m.)
 
…marullo…
mar y arrullo,
tu voz en mis oídos…
la ola, el viento y el vaivén que me marea
en el brazo de las olas en tu abrazo que me espera
y voy y vienes, y vas y vengo
que en el último splash de los mares
la caricia de Neptuno canta
en su beso de abismo,
nuestro anhelo.
Y seré como Alfonsina
una ninfa niña en tus corales nuevos
tejiendo nuestro lecho de éxtasis
como una hamaca fresca de algas
y danzantes estrellas del deseo.

(San Juan, 12:00 p.m.) Poeta se nace, como poeta se vive, y toda la vida se piensa y se dice en poesía. Lo que es importante es respirar su aire, caminar hacia la captura de esa imagen en el fondo de la cueva perdida, pulirla, moldearla, acariciarla entre dedos cinceles; acunarla, alimentarla y dejarla ir en el poema, el que se escapa y solo una lo disfruta o en el que se comparte. No se es poeta si lo que se busca es ganar algo o refugiarse en cenáculos de inocencia literaria: poeta se nace, se vive y toda la vida se piensa y se dice en poesía. Hace tiempo que resolví el acertijo: la gallina vino primero.

Jorge Luis Torres (Cuba, 1964) es dramaturgo y narrador. Ha sido docente-investigador en la Universidad de Puerto Rico. En la actualidad, se desempeña como Director del Programa Académico de Educación General de la Escuela de Artes Liberales de la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey. Realizó estudios de Artes Escénicas con Especialización en Teatrología y Dramaturgia de la Facultad de Artes Escénicas de la Universidad de las Artes (ISA) de La Habana, Cuba. En el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico completó una Maestría en Literatura Comparada. Posee un Doctorado en Literatura Puertorriqueña y del Caribe del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en San Juan, Puerto Rico. Ha publicado las obras Como el cristal de tus lágrimas y Marilyn Monroe, los baños de Estocolmo y los monjes budistas (2001-2002, Gaviota); El cuerpo abyecto como interlocutor del poder (2018, Imago Mundi); y Decapitado (2019, Media Isla). Sus textos se han publicado en las revistas Umbral, de la UPRRP; Cruce, de la Universidad Ana G. Méndez; ADE, de la Asociación de Directores de Escena de España; Tablas, del Consejo Nacional de las Artes Escénicas de Cuba; y Conjunto, de la Casa de las Américas. Torres ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

1.1 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Recientemente, has publicado Malo (2023). ¿De qué trata o tratas en esta colección de obras de teatro y cómo recorres entre la literatura y la realidad o no ficción? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarles?

1.2 Jorge Luis Torres (JLT, en adelante) – Malo es un texto sobre la desilusión, sobre el vacío, sobre la pérdida de horizontes. Las seis obras del libro recrean la caída de las utopías todas del hombre y se sitúan en el culto a la disyunción y a la distopía. Los personajes de cada una de las obras están en los márgenes de sus propias existencias, han agotado todas las posibilidades de pertenecer a un espacio que legitime sus aspiraciones, sus anhelos, sus sueños: son personajes ahogados por el desencanto que les provoca un mundo que los expulsa, que los excluye, que los confina al aislamiento más desolador que un individuo puede padecer. Sobreviven como habitantes de canales inundados de aguas fétidas porque están condenados a “engalanarse” con la mierda de las alcantarillas. Es allí donde encuentran el sentido de sus vidas, es allí donde logran construir un hábitat que los induce a otros modos de experimentar sus realidades ideológicas y políticas. Por ello, es en las excrecencias del cuerpo donde encuentran la materia de sus discursos, es en la depreciada constitución de sus cuerpos donde sus acciones adquieren sentido dramático y teatral.

2.1 WRS –¿Qué relación tiene Malo con vuestro trabajo creativo anterior y hoy?

2.2 JLT – En el libro continúo abordando los temas que forman parte de mis aspiraciones e intereses estéticos y teatrales. Desde luego, este es un libro, así lo veo, más maduro, más sólido en la constitución de su estructura dramatúrgica y teatral. Creo que he logrado anudar en cada una de las seis obras del libro un gesto distintivo que, a su vez, vuelve convergente un texto con otro. Creo que Malo es una unidad discursiva, y en el pasado encontrar esa unidad me resultaba muy complicado. Lo que quiero decir es que Malo se puede leer como una totalidad, pues podría tener la estructura de una caja china: cada obra se presenta como una parte de la anterior y de la que le sigue. Esta continuidad me permite construir personajes más corpóreos, personajes más arraigados, personajes más creíbles. La idea de una obra dentro de otra me permite pensar Malo como un microcosmos que asume el teatro no solo como propósito, sino también como instrumento.

3.1 WRS – Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona y escritor, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo de entonces con el de hoy?

3.2 JLT – Creo que he logrado hacerme de un lenguaje muy propio. Mi teatro se distingue hoy por la alternancia entre elementos poéticos y escatológicos. Estoy absolutamente convencido de que el arte nos debe conminar al asombro, al desconcierto, incluso al rechazo. El lector, y el espectador, deben sentir el peso del horror, deben hacerlo propio, deben vivir la experiencia del insulto. Estamos ahogados por la banalidad y por la falsa complacencia, por ello tenemos que ir al encuentro de un lector-espectador que se asuma como víctima y como victimario, que entre y salga del mundo cruento y abyecto que se representa ante él y que, por qué no, se reconozca en él. Este modo de pensar y producir mi obra ha resultado ser para mí un punto de inflexión con mi trabajo anterior. Hoy escribo más consciente de que mis personajes “huelen” a “algo” que no resulta higiénico para el ansiado saneamiento corporal que nos obliga a normalizar y a codificar nuestros comportamientos sociales y culturales. Escribo para que mis personajes (des)normalicen y (de)codifiquen todo aquello que nos obliga a permanecer, nos guste o no, en un “lugar” etéreo y aséptico. Esa es la razón del desplazamiento y del “rompimiento” que padecen. Por eso son personajes que solo pueden existir “rotos”, legitimados por la contaminación, por lo nauseabundo, por lo abominable.

4.1 WRS – Jorge Luis, ¿cómo visualiza su trabajo creativo con el de vuestro núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Cuba y Puerto Rico?

4.2 JLT – Es una pregunta compleja. Alguna que otra vez me la he hecho, y solo he llegado a la conclusión de que la idea de “generación” se ha diluido. En el contexto cubano, más aún, pues pertenezco a una generación de dramaturgos que está fuera de Cuba y escribe desde horizontes que solo le permiten mirar hacia el “país perdido”. Incluso, los dramaturgos de mi generación que viven en Cuba miran desde el “país perdido”. Y a mí, francamente, eso no me interesa, al menos no de forma tan literal. La dramaturgia cubana actual, es solo una opinión, está muy obsesionada con la idea del “país perdido”, y aunque puede resultar razonable, se corre el riesgo de que estas obras solo funcionen como artefactos o pertrechos del statu quo. Por ello, prefiero escribir desde “ningún lugar”, no busco mirar “desde” o “hacia” un lugar, solo escribo para cuestionar la anomalía que nos induce a la conformidad, para quebrantar los supuestos moralizantes y llamar a las cosas por su nombre.

5.1 WRS - ¿Cómo concibes la recepción a su trabajo creativo dentro de Cuba y Puerto Rico, y la de sus pares, bien sean escritores de teatro u otro género?

5.2 JLT – Pues mira, no creo que, por el momento, en Cuba se pueda representar alguna de mis obras. No necesariamente por los contenidos o los temas de estas, sino porque no se puede pasar por alto que soy un dramaturgo que vive en el exilio, y en Cuba la palabra exilio está absolutamente demonizada por el régimen. Tanto es así, y esto es una pequeña anécdota, que cuando asistí como invitado a la Feria Internacional del Libro de República Dominicana para presentar Malo, le solicité a una persona que vive en Cuba y preside una institución cultural adscrita al gobierno, que llevara mi libro a la isla, pero me ofreció algún que otro pretexto para no hacerlo. Es comprensible, pero ese “no” ilustra la realidad de una cultura que se encuentra “secuestrada” por la ideología de un Estado totalitario y déspota. En cuanto a Puerto Rico, sé que podrían llevarse a escena una o dos obras que han despertado cierto interés, creo que solo es una cuestión de tiempo.

6.1 WRS – Sé que vos es oriundo de Cuba. ¿Se considera un autor cubano o no? O, más bien, un autor de literatura sea esta cubana o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

6.2 JLT – ¡Soy dramaturgo! ¡Solo eso! No sé vivir con la idea: “soy un dramaturgo de aquí o de allá”. Afortunadamente he transgredido la idea de “ser de un lugar”. Vivo “en tránsito”, como el peregrino que debe llegar a un lugar y mientras peregrina hacia el lugar sagrado hace suyo aquel en el que se encuentra. ¡Eso me ha permitido ser más libre! Solo estoy comprometido con lo que escribo, con lo que quiero que mis personajes expresen. Escribo para diseccionar el mundo todo, o al menos aquella parte del mundo que me inquieta y que me compulsa a la reacción súbita, intrépida, impostergable. Eso no quiere decir que no sea o no me sienta cubano, lo soy, pero a pesar de ello, ¡me siento más dramaturgo que cubano! Y, a propósito de Puerto Rico, desde hace más de 27 años vivo en Puerto Rico, que es mi casa, el lugar que habito y me habita, la isla a la que siempre regreso. Cuando viajo y quiero volver a casa, solo puedo pensar en regresar a Puerto Rico.

7.1 WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica, vuestra ideología política y vuestra identidad de género con o en su trabajo creativo?

7.2 JLT – Escribo desde la persona que soy, una persona que elude las definiciones sobre sí. Las definiciones, de un modo u otro, siempre nos llevan a excesos. Y los excesos, lo decía Batallé, son violencias que se imponen a la razón. Generalmente nos esforzamos en ofrecer una definición sobre nosotros para no comprometer el peso moral de la persona que somos, para no perder nuestra propia credibilidad ante los otros. No sé definirme o, para ser exacto, aún no lo sé hacer. Es más, le tengo temor a las definiciones. Prefiero la incorrección y la desobediencia. ¡Me gustan más! Me resulta muy complejo acomodarme en discursos consensuados. Soy un dramaturgo atraído por la metáfora de “desenterrar el cadáver”, y el cadáver es siempre otra forma de realidad porque se transforma en residuo (des)politizado, en desecho sin identidad, en desperdicio que solo puede preservar su género a través de la memoria de un otro que lo recuerda o (re)imagina. Como plantea José Ovejero en su ensayo La ética de la crueldad, “el cadáver vuelve visible lo que estaba oculto”. Mi dramaturgia se sitúa precisamente ahí. Por ello, mis personajes emergen de fisiologías pútridas e impúdicas que exacerban la celebración del caos, del desequilibrio, de la descomposición.

8.1 WRS – ¿Cómo se integra su trabajo creativo a vuestra experiencia de vida? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor hoy?

8.2 JLT – Las palabras son depósitos de sentidos, pero no sé qué es la inspiración, me parece una tontería. Creo en el impulso, en la “propulsión” fisiológica, si así se le puede llamar a la necesidad de escribir. Escribo porque he aprendido a mirar, que es muy difícil. Nadie nos enseña a mirar, es un ejercicio muy íntimo y, además, muy peligroso. Escribo sobre todo aquello que sabemos que está ahí, pero que eludimos, sorteamos, ladeamos. Escribo no sobre mí, sino sobre mis “ansiedades” para lograr “llegar a mí”. Y la escritura dramática es un escenario perfecto para diseñar este feroz y encarnizado juego entre nuestras luces y nuestras sombras. Hace unos días, alguien comentó que, en mi libro Malo, se (des)institucionaliza lo grotesco, pues entiende que soy un dramaturgo atraído por lo agreste, por lo corrosivo, por lo cáustico. Podría ser, sin embargo, yo estoy convencido de que tal cosa no es necesariamente cierta. Soy un dramaturgo que se adentra en las penurias humanas mediante discursos agrestes, corrosivos y cáusticos para (des)categorizar los principios doctrinales del poder.  Es decir, me asomo al poder para mostrar la debilidad de sus tendencias fundamentalistas, para enorgullecerme de la abyección que me produce.

9.1 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

9.2 JLT – Bueno, no he tenido aún el privilegio de que muchas de mis obras se lleven a escena. Ese es otro problema, los directores teatrales siempre regresan a los clásicos, o a los textos que entienden probados o meritorios de una taquilla que les garantice cierto sustento económico. Esa suerte de “prostitución cultural” es terrible, pero es una realidad, no hay más que ver la cartelera teatral para corroborar de qué hablamos. Sin embargo, sí he tenido la suerte de lectores probablemente fieles que al leerme me miran con una complicidad que no necesita palabras. Trataré de no ser pretencioso, pero eso es precisamente para mí el arte: la connivencia silenciosa, el “aire” de complicidad.

10.1 WRS - ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

10.2 JLT – Estoy escribiendo un libro en el que incluyo tres obras que años atrás fueron publicadas en España, Cuba y Puerto Rico. Además, el libro cuenta con otras dos obras de reciente creación, entre ellas un monólogo. En ello estoy, aunque me toma tiempo escribir, tengo mis tiempos de escritura diaria, y los cumplo como un monje cumple con los deberes de su orden.

(San Juan, 9:00 a.m.) Durante la semana del 13 al 19 de noviembre de 2023, se  han estado celebraron la Fiesta de la Puertorriqueñidad. Este año, el tema de esta celebración ha sido : «La fundación de los pueblos de Puerto Rico», bajo el lema: «Enseñanza de la microhistoria para la reconstrucción de la memoria colectiva de las comunidades.
  La microhistoria es la historia general, pero analizada partiendo de un acontecimiento, un documento o un personaje específico. Haciendo una analogía, «es como si se utilizara un microscopio; se modifica la escala de observación para ver cosas que, en una visión general, no se perciben.
   Desde un punto de vista más general, la microhistoria es una vía para una renovación de la historia: Las corrientes historiográficas principales se han basado generalmente en una concepción macro histórica de los hechos, desde los primeros momentos del estudio de la Historia, con Heródoto (que no obstante se esforzaba también por hacer un mayor estudio y análisis de la sociedad de la época) y desde entonces hasta nuestros días
El pueblo de Cidra celebró la  Fiesta de la Puertorriqueñidad en la Plaza de Recreo Francisco Zenoel 16 de noviembre de 2023 desde las cinco de la tarde.

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(San Juan, 1:00 p.m.) Las máscaras, a veces, no son evidentes. Clark Kent se esconde ingenuamente detrás de sus gafas, el Llanero Solitario, detrás de su antifaz y el resto usa mallas o armaduras para proteger su identidad. Aclaramos que ni los dioses ni Iron Man caen en este grupo. A ellos, la arrogancia, los delata.

No hay que ser naturalista, ni biólogo, ni botánico para uno darse cuenta del deterioro de algún sistema ecológico y aquí nos haría falta nombrar al súper héroe ecologista de los programas de niños que tampoco usa máscara para proteger la tierra de los peligros de la contaminación y cuyo nombre no recuerdo ahora.

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(San Juan, 10:00 a.m.) Luis Antonio Rodríguez Ortiz, mejor conocido como Luis “Laro” Rodríguez, es un científico medio ambiental boricua, residente en la ciudad de Nueva York, quien se dedica a ser escritor, creativo, y gestor cultural. Transita continuamente entre San Juan y su residencia en los niuyores, mientras en nuestro suelo organiza de forma sistemática en los pasados 10 anos el encuentro de Laro y sus amigos.

Como parte de su gestoría cultural, llevó a cabo en Puerto Rico los días 26 de octubre y 4 de noviembre, tanto en el Café Teatro Monero en el Centro de Bellas Artes de Caguas, como en el Poet’s Pasage del Viejo San Juan eventos de lecturas de poesía y narrativa. Ambos fueron un total éxito. Para el gestor cultural, estas actividades constituyen una contribución, ya histórica, de vincular a amistades creativas en el quehacer social isleño.

También como parte de su quehacer, se encuentra también su capacidad y calidad de ser escritor.  Como parte de esta gestión, publicó en el 2014 el libro de cuentos Rush (cuentos para ser leído en tren).  Este libro contiene los cuentos que escribió entre la ciudad de Nueva York y la de Nueva Jersey, cuando transitaba camino a su trabajo.  El libro fue discutido el sábado pasado en el programa el Club de Lectores, producido por El Post Antillano.

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(San Juan, 9:00 a.m.) Anda por los pasillos telefónicosde las emisoras radiales una señora legisladora que, con elecuencia mermada, ventea la última ocurrenciacapitolina. Aprovechando que a Verdejo, por asesino y por ser tan verdejo, le impusieron dos cadenasperpetuas por matar a una joven en estado grávidopena que significa encerrar a un delincuente por 198 años– se le ha ocurrido la última genialidad legislativa. La señora legisladora, con unos cuantos señoreslegisladores que todavía se hacen llamar honorables —como se hace llamar Javier Jiménez que ventea su honorabilidad por el Pepino con grandes altoparlantes, tipo Marcial Walker— propone una pintoresca pieza de ley. A propósito, honorables de qué, o como diría el cafre de Rodríguez Mateo, ¿a cuenta de qué?

     La señora y los señores proponen que, si un hombre o mujer o cualquier persona malvada asesina a una mujer que está encinta recibirá una pena de dos cadenas perpetuas: una por la muerte de la futuramadre y otra por la muerte del concebido y no nacido y que no sabemos si en verdad nacería

     De umbral, el canalla que mata a un semejante sin motivo legal que lo justifique, se le debe castigar. No creo que exista algún insensible que diga lo contrario, incluyendo a los que matan. Pero, no bien escuché a la señora que propone la legislación, me salierongalopando un reguerete de las pocas neuronas medio funcionales que todavía guardo en el cajón de la cabeza, y desesperadas, escandalizadas y confundidas, pero a coro, preguntaron: ¿Y si la señora lleva en su vientre a tres concebidos, pero no nacidos, de cuántascadenas perpetuas estaríamos hablando? ¿En serio que serían cuatro perpetuas, tipo pena impuesta a Albizu cuando lo castigaban por sacar una bandera? Nada más y nada menos que 99 años por cada concebido y no nacido y otros 99 por la mamá. ¿Y si fueran seis los concebidos? Cualquier cosa puede pasar en eso de la preñez.

     Pues fíjese señora legisladora, yo estoy de acuerdo en eso que usted dice del castigo independientementede la discusión de si el concebido y no nacido es una promesa de ser, un conato de humano, un proyecto de existencia, de vida o si es un bebé hecho y derecho, porque usted sabe que ese es otro tema que le toca a los del Proyecto Dignidad. De paso, ¿se ha fijado que si le pusieran otra “P” sería PPD? ¿Existe alguna diferencia? Mejor sigamos con la legislación de las muchas penas. Estoy de acuerdo en el castigo al que mata. Seguro que . Todo el que mata a una persona –ahora decimos “lo privó de la vida“ que suena hasta romántico– debe ser castigado. El problema no es el castigo, es el tamaño del castigo, el “size” como diríaArmando Valdés Prieto en Las cartas sobre la mesa. ¿Usted y sus panas legisladores han pensado cuántotiene que vivir el matón para cumplir ese paquetón de años? Si la víctima madre tenía un solo hijo, seríanunos 198 años, pero si son seis, serían 693. Si el promedio de vida de un puertorriqueño es de 80 años, y luego de matar le celebranningún juicio criminal se debe celebrar sino lamentar– el juicio con la rapidez con la que enjuician a los pobres que no tienen con quépagar a un abogado con conexiones y renombre, se puede tardar unos seis meses desde que se comienzael proceso hasta que le dictan sentencia. Pero ¿si el matón es un ricachón con poder económico, de familia conocida y poder político y contrata a un abogado diseñado para ellos, ¿cuánto tardarían en juzgarlo? Quizá cinco o seis años y hasta más. Si la pena por un asesinato es de 99 años y al asesino lo declaranculpable, ¿cuántos cumpliría, 10 o 12?

 

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