Cine Caribe
Sicario o la actuación de Benicio del Toro que se repite y se repite
Benicio del Toro es nuestro artista de cine más importante. Es ganador de un Oscar, por su gestión de actor de reparto en la película Traffic (Dir. Steven Soderbergh, EE. UU. 2000). Luego de esa actuación, la cual le valió todo nuestro reconocimiento, uno tiene la imagen de que Benicio del Toro se ha quedado petrificado en el rol de “Sicario”. Es decir, y según su última actuación fílmica conocida en Puerto Rico, Sicario (Denis Villeneuve, EE. UU., 2015), Benicio del Toro vuelve a transitar como actor en papeles donde ya lo hemos visto en Traffic (2000) o, más recientemente, en Escobar (Dir. Andrea Di Stefano, EE. UU., 2014). O sea, el hombre, bueno o malo, que actúa fuera de los márgenes de la ley.
Paseo con Leo 40
Le tomé la mano y se la besé, como algunos hombres todavía hacen
En palabras de Clarice Lispector: "Hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas: las que existen deben decir lo que se consigue decir y lo que está prohibido". Mi niño ha comenzado a crecer. En la medida que crece, camina más rápidamente, decide a dónde quiere moverse. Desea entrar en los lugares donde se le ha dicho que no debe entrar. Encuentra un hueco, y ahí se mete. Me tomo tiempo para velarlo, sin que él sepa. Sigiloso se coloca detrás de la barra. Abre las puertas y comienza a sacar las botellas. Hay algunos vasos de cristal. Se le ha dicho enfáticamente que no lo queremos detrás de la barra. Hemos puesto un purrón con una planta altísima. Pero él encuentra la manera de deslizarse.
The Intern o el profundo regreso a la buena familia [blanca] americana
El sueño americano ha vuelto. Varias películas de verano, punto neurálgico de ese tipo de cine no los recuerdan, que en esta temporada se presentan todas las películas, también en diciembre, que unen a la familia. Pero ojo, sigue siendo la familia tradicional y como esta se compone. Así las cosas, The intern (Dir. Nancy Meyers, EE.UU., 2015) es una interesante apuesta, escrita y dirigida por una mujer, que nos invita a pensar en la familia tradicional – no tan tradicional – desde la mirada de la mujer.
Ladrones
Pocas veces voy al cine a ver una película latinoamericana de la cual no tengo ningún referente. Ese fue el caso de Ladrones (Dir. Joe Menéndez, EE. UU., 2015), quien nos presenta esta interesante película que nos retrotrae al periodo del colonialismo español, luego a la independencia de México, y después a la anexión de Texas a EE. UU. Ahora bien, la película tiene un giro interesante, pues se desarrolla hoy. En la misma, la injusticia se rectifica por la justicia. Ahora bien, es esta justicia la que tiene un truco interesante. Se trata de una trama donde los personajes principales son ladrones, que le roban a otros ladrones, y para hacerlo lo que buscan es remediar un mal.
The Martian o la falta de una narrativa fílmica consistente
El problema no es la película. El problema posiblemente yace en el director, el genio Ridley Scott, quien dirigió la película. ÂÂ A un presupuesto de $108 millones de dólares, y habiendo superado en los primeros dos meses de su presentación teatral los costos de producción el genio de Scott, se puede sentir que a sus 77 años su trabajo fílmico sigue siendo relevante.
Pawn Sacrifice o los dilemas de una mente muy inteligente
Bobby Fisher, desde temprana edad, demostró ser un prodigio del ajedrez. Más que nada, a temprana edad demostró ser el mejor jugador de ajedrez de EE. UU. Lo que no logró fue demostrar a temprana edad que era el mejor jugador de ajedrez del mundo. Realmente hablando, se topó con Boris Spasky y los jugadores de la Unión Soviética, y esos tenían otras destrezas, deportivas como políticas, y no pudo ganar. También se topó con los misterios de su mente y descubrió que allí había mucho ruido, y tampoco pudo ganar. SoloÂÂ unos años después, se logró imponer. Unos años después.
Maestros del cine contemporáneo latinoamericano: Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella (quinta edición)
Todo está en el detalle es una aseveración que los realizadores uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll comprendieron y aplicaron perfectamente a la composición de sus colaboraciones fílmicas. Pese a que tal determinado trecho haya sido acortado debido a la repentina muerte de Rebella para el 2006, mediante sus metrajes lograron trascender y entablar una peculiar conexión con una amplia audiencia heterogénea a escala internacional. Ambos de sus largos —como otros trabajos de ficción engendrados a principios del siglo veintiuno— encontraron fuerte inspiración en el cine de ficción independiente estadounidense de principios y mediados de los años noventa. De hecho, su trabajo en 25 watts (2001) ha sido frecuentemente comparado con Slacker (1991) de Richard Linklater y Clerks (1994) de Kevin Smith. Más vale destacar que este dúo no solo abrió puertas y puso ojos foráneos en su país natal sino que también formaron parte de la revitalización populista del cine latinoamericano moderno.