Primer lugar Certamen de Literatura, categoría de cuentos

Universidad Interamericana de san Germán

Una vez más intento darle la bienvenida al invierno. Frío, intenso y oscuro invierno. Cada año se vuelve peor y más largo que el anterior. Llevo cinco años en el mismo hábitat de siempre. Nada cambia y si cambian es para convertirse más oscuro y deprimente. Intento huir de este lugar, mi hogar, pero cada vez que intento siempre termino en el mismo puesto. Esto no parece mi hogar desde hace mucho tiempo. ¿Cómo fue que un paraíso lleno de gracia se ha convertido en un puro infierno de tortura?

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La culpa de todo la tuvo el cínico de Lacan, quien aseguró que amar es dar lo que no se tiene a quien no es. La idea se coló en “Los frutos del amor”. Alguna gente ha visto en este texto la idea del placer en el dolor. Goce del padecer anudándose a la pulsión de muerte, en un más allá del principio del placer. Si lo desean. Pero digo sencillamente que se trata, siguiendo la vía del estrago, de hombres homosexuales. También, de una mujer que sufre por muchas cosas pero que en especial sufre por amor. En “Los frutos” los hombres tienen relaciones con hombres, y también hay un hombre que tiene relaciones con mujeres.

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altEstoy enseñando al niño a bailar. No llores, pequeño, ven. Entonces procedo. Pongo mi mejilla muy pegadita a la de él, niño en brazo, y me muevo lento, al son de la música experimental de flautas y platos chinos. Doy vueltas sobre las losetas de mi habitación. No hay que salir.

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En cierto modo, en esta libreta que no es ninguna libreta, me gusta hablar del esto y del aquello que sucede durante el mes de ensayos con dos de los artistas movedores que participan en “Los frutos del amor”. Igual que hablo en un día ordinario como cualquier otro. Atravesar la calle Loíza de la palabra, parándome aquí y allá, como me parezca, sin razón alguna, para llegar a Pasos, la academia de baile, en la calle Manuel Corchado, donde trabajan Zuleira Soto Román y Eury G. Orsini, bajo la dirección de Myrna Renaud. Pero es imposible, no puedo desviarme de la calle ni de la ruta en la que va; no puedo dejar de llegar a ninguna parte; no puedo hablar sin comenzar desde un punto particular de conocimiento o de ignorancia, y llegar a alguna parte, al azar, en la muchedumbre de las otras palabras.

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Fumo, luego, pienso y soy lo que soy, puf, se me ocurre esta confesión. Me opongo a la distinción puritana entre cura y nota. Alguien se quedó perdido en otro hoyo obscurantista, abundan álguienes y hoyos después de tantas dolorosas y sangrantes INQUISICIONES, válgame. Paso adelante, tiro la raya, de cada lado un montón de gente y en el medio el equlibrista Muñoz mARine, sopla el viento, Wallenda. Lloran la orfandad de liderato, puf puf, a la izquierda pero a la derecha también prevalecen los huérfanos, todo es llanto y crugir de dientes. ¿Es que se supone que seamos mejores hijos y nuestros padres mejores padres en ausencia de placeres? ¿En serio? No chingue, entonces. La pregunta es lo que cuenta a mi juicio. Déjame decirte algo, personalmente no comparto la opinión de que la marihuana sea completamente segura para todo el que la consuma. Tal vez se puedan observar reacciones alérgicas y un sinnumero de otros fenómenos en cuero y carne. Habría que medir correlaciones, ocurrencias, dosis, blablablá...

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Los políticos de Puerto Rico, cada vez más, parecen canalizar dioses de las antiguas civilizaciones de occidente. Dejándose llevar por los mitos y narrativas que fundamentaron sus partidos, han elaborado sus políticas por años, creando dos Puerto Ricos ficticios, así como hicieron Rómulo y Remo en la Roma mítica.

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