[Nota editorial: Con motivo de la celebración del décimo aniversario del Colectivo Literario Homoerótica, el autor desea compartir con ustedes una visión panorámica desde la perspectiva de su evolución e impacto en la letras puertorriqueñas. Por la extensión del trabajo lo hemos dividido en dos partes].
Recientemente asistí al Congreso de Literatura Queer que por cuarto año consecutivo se celebró en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Carolina. Esta iniciativa es producto de la colaboración entre la Editorial La Tuerca, compuesta por su director el escritor Max Chárriez, Arnaldo Alicea, Julio A. García Rosado y H. Roberto Llanos junto a la Dra. Mónica Lladó Ortega, catedrática asociada del Departamento de Español y Coordinadora de la Agenda Cultural Multidisciplinaria. Este año el Congreso consideró la construcción del género en la literatura puertorriqueña mediante una serie de conferencias y coloquios además de la presentación del Dr. Larry La Fountain-Stokes, invitado de honor, de la Revista Centro Journal de Hunter College en Nueva York dedicada a las sexualidades puertorriqueñas. Conseguí la Revista y desde el momento que estuvo en mis manos y comencé a leerla y soy otra persona. Pensar que por 74 años he vivido en una burbuja me pone la piel de gallina. Atrás quedan palabras como Pato y Maricón y se integran a mi vocabulario términos como Cisgénero y Fluido. Ya ser gay no es gustar de sexo con otros hombres; ahora es una señal de identidad y un statement político.