Una vez más surge la amenaza de cierre de recintos de la Universidad del Estado. Aunque realmente esa amenaza nunca ha desaparecido, pues ha estado presente por los últimos 20 años cual espada de Damocles sobre nuestras cabezas. Sólo que ahora tiene el eufemístico nombre de conglomerados o “hubs”. No es sorpresa. El consistente vaivén de la amenaza nos ha llevado a lidiar día a día con la punzante incertidumbre. Tampoco debería sorprender que algunos profesores de los llamados recintos grandes continúen manifestando rechazo y menosprecio por sus compañeros profesores de “recintos satélites”. Esto porque, si como reza la consigna, en verdad somos 11 RECINTOS UNA UPR, en el sentido más estricto del término, somos compañeros.
El 24 de octubre de 2018, pulsoestudiantil.com (https://www.pulsoestudiantil.com/rum-levanta-serias- dudas-sobre-el-plan-de-conglomerados-de-la-upr/) reseñó la recién iniciada gira artística del vicepresidente de la UPR, Dr. Ubaldo Córdova Figueroa, y su visita a los dos primeros recintos (RUM y UPRAg). A raíz de ello, el Dr. Félix Fernández, del Departamento de Física del RUM, argumentó lo siguiente como oposición al plan de los conglomerados: “La calidad de enseñanza en el RUM, donde se enfatiza la investigación científica, se verá perjudicada por la llegada de profesores de menor calibre académico, provenientes de recintos satélites”. No me queda claro el contexto de su expresión, pero no es la primera vez que se hacen comentarios de tal naturaleza. Tampoco es la primera vez que se ponen en duda nuestras capacidades.
¿Qué, entonces, me motiva a reaccionar? Dos puntos, el primero y más importante: semejante aseveración pone en entredicho la preparación de los alumnos, y el segundo, menos importante y más personal, estoy hasta la coronilla de comentarios de esa índole.
Más de la mitad de mi vida la he vivido en la UPR y me siento orgullosa de ello.
Por mis venas corre “sangre verde”, pues mi bachillerato y mi maestría son del RUM. Que alguien me explique entonces mi menor calibre cuando soy producto del Colegio. Si hoy no estoy enseñando en mi alma máter no creo que se deba a mi calibre (a propósito de este vocablo, ninguna de las definiciones del diccionario de la RAE alude a cualificación o preparación académica), sino a mezquindades y envidias de algunos colegas del Departamento al cual pertenecí. (Esto sería ya harina de otro costal y agua pasada no mueve molino.)