Cuando escribí la columna “Juano Hernández, el olvidado”, que publiqué en El Nuevo Día en 1988 hace casi 29 años, resalté el gesto del querido amigo Jacobo Morales de dedicarle a Juano su primera película Dios los cría.
Muchos recuerdan el hotel El Platanal que Juano construyó en la carretera del barrio Cepero de Trujillo Alto, donde hoy radica la urbanización Villa Andalucía. Allí también tenía un parque de diversiones con 12 deportes y un salón de baile, además de su residencia y una finca en la que cultivaba frutas y verduras. Según Miluka Rivera, la finca le costó $ 40,000 y llegó a producirle $ 30,000 anuales.Voces Emergentes
Maelo: el incomprendido en el amor
Nada fácil es tomar como fondo la figura de Ismael Rivera. Nada sencillo es poder dedicarle unas líneas sin que una idea simple evoque rápida y contagiosamente nuestras mentes desde la lírica de sus canciones. No importa el tema, no importa la estrofa, siempre será un hilo que de manera cómplice invade alguna esquina de nuestros recuerdos o de nuestros deseos.
No platicaremos de la vida personal de Maelo, no haremos referencia a sus angustias y a sus pesares, ni mucho menos jugaremos a ser analista de sus actos. No es justo ni necesario. Solo nos entretendremos en aplaudir a la ricura de su sencillez y a la escondida profundidad humana de sus glosas.
En memoria de los mártires Hiram Rosado y Elías Beauchamp
(Nota Editorial: Mensaje ofrecido el pasado 23 de febrero frente a las tumbas de los mártires en el Cementerio de Villa Palmeras)
Buenos días a todos los que nos honran con su presencia. Voy a presentar algunos breves datos sobre quiénes eran los jóvenes que dieron su vida y su honra por defender la dignidad de la patria, Elías Beauchamp e Hiram Rosado:Entre luces con Mifrani Abdelhaq, gestor cultural marroquí
Trullita de Navidad
Es víspera de Navidad. Es uno de esos días importantes dentro de nuestras tradiciones boricuas. En la noche se celebra la Misa de Aguinaldo para celebrar el nacimiento del niño Jesús.
Este año ha sido uno duro para el país. Mas allá de nuestros problemas fiscales el golpe que nos dio el huracán María nos despertó de un largo letargo. Es irónico que de todos los nombres que se pudieron escoger para un huracán, fuese María quien nos sacudiera. El nombre de María es uno muy arraigado a nuestra cultura, a nuestras mujeres, nuestra religión, a nuestra isla. En todas las familias boricuas hay por lo menos una María. María como nombre propio, compuesto, al principio en el medio. Somos muchas las Marías.¿Tirándole el guante a la UPR?
La casa de Hemingway en la Habana, Cuba
El primer sitio en que Hemingway vivió en La Habana fue el hotel Ambos Mundos en la Habana vieja, donde esa habitación del quinto piso se conserva intacta en su memoria. Pauline Pfeiffer lo había abandonado y poco después el escritor se casó con Martha Gellhorn quien comenzó a buscar una casa para ambos y encontró la hermosa finca campestre Vigía a corta distancia de La Habana. Costó $ 18,000 al contado y allí Hemingway vivió 22 años. En esa casa terminó la novela Por quién doblan las campanas y escribió El viejo y el mar, A través del río y entre los árboles, París era una fiesta y su obra póstuma Islas en el Golfo.
La Casa Museo de Hemingway en Cuba conserva los 9,000 libros del escritor y, como la de Cayo Hueso, es hogar de muchos gatos. En aquella época el autor tenía 4 perros y 57 gatos.