Dice la leyenda que un día como hoy, luego de días de jornada por el desierto y siguiendo la estrella de Oriente, llegaron tres Reyes: Gaspar, Melchor y Baltazar, a un pesebre de Belén para rendirle homenaje al Niño Jesús. Lo que esa leyenda no dice es que esa travesía por el desierto no la hicieron solos.
Anoche salí a recoger yerba de mi patio. Antes del Huracán María no le daba el sol y solo había pajillas de bambú. Mi patio, con su nuevo verde me regaló la comida para la cajita de los camellos. Eñangotada para recoger las yerbas escuché un ruido a mi lado derecho. Escondida detrás de la Ave del Paraíso había unas haditas brillantes que revoloteaban sin cesar. Ellas vestían sus trajes de cucubanos y luciérnagas. Se sonrieron y me llamaron. Curiosas me preguntaron que hacía. Les expliqué que era la víspera de Reyes y todo lo demás.Caribe Hoy
Hamilton nos tira un balde de agua fría
“House of Cards” Edición Boricua
“House of Cards” o lo que llamaremos Casa de Barajas es una serie de intriga política donde se desarrollan todo tipo de tramas con vericuetos dirigidos a obtener o mantener el poder. Partiendo de ahí y de nuestras vivencias se me ocurre un episodio para la serie, pero a lo boricua.
La escena comienza con un truhán saliendo de prisión. Próxima escena. El truhán se reúne con un intermediario en un cafetín cualquiera de esos que hay por la ruta del chinchorreo. No se escucha lo que dicen, pero el intermediario le entrega un sobre al truhán y ambos sellan su pacto brindando con un palito de pitorro. El intermediario camina rápidamente hacia un carro donde lo espera otra persona que no se ve y su chofer. Entra al carro y se van del área. La tablilla del carro lo identifica como vehículo oficial del senado.¿En serio que van a seguir con el […..] viernes negro?
Un año que viene y otro que se va
El gallo pelón
Encender la Navidad
ARNALDO ROCHE RABELL Y SU LEGADO INMORTAL
Ayer amanecimos con la triste noticia de la partida física del pintor Arnaldo Roche Rabell. La noticia de su padecimiento de cáncer de pulmón nos tomó a muchos por sorpresa. Siempre lo llamé por su apellido, Roche. Así lo conocí allá para 1979. En esa época llevaba a penas un año en la universidad. Por cosas del destino comencé a “janguear” con un grupo de locos creativos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico. Arnaldo Roche Rabell era parte de ese grupo.