La verdad es,

Que cuando sea flaca,

Empezaré a ser yo,

Diré lo que quiera,

Haré lo que quiera,

Seré quien yo quiera.

Estoy cansada de ser yo,

Estoy harta de su diminutivo,

Pero no importa,

Porque la verdad es,

Que cuando sea flaca todos me amarán,

Todos me querrán,

Cuando sea flaca empezaré a ser feliz,

Valdré lo mismo que el resto,

Cuando sea flaca,

Seré la más bonita,

Cuando sea flaca,

Empezaré a vivir,

Cuando sea flaca,

Comenzaré a exhibir,

Saldré de fiesta,

Reiré muy alto,

Mi postura será derecha,

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A quienes se inspiran

Te visito en noches de ojos abiertos

para darte mi inspiración

y cantarnos en un concierto.

Con tu mano me escribirás

y en la niebla la novedad

bañará la canción de besos

Serán tus brazos

el misterio de un carruaje azul

crecida de un arpegio in-mistr-alado

fibras agitadas de un corazón

y el lánguido suspiro de final feliz

distancia breve entre musa y poesía

en tu amanecer, melodía.

ni yo tampoco la necesito. 

Ella en mis labios se quedó 

por las mentiras placenteras 

que a mi mente infligió.


La amé como ella lo quiso 

y a olvidarla bien aprendí, 

por sus sensaciones causadas en mí 

por tanto daño que me hizo. 

Ella fue como una bebida fermentada 

pero no como de esas cualquiera; 

de esas que compramos 

en alguna tienda en el camino 

ni como otra cualquiera 

que se le desapareció la dulzura.

 

Entonces la tiré a la basura 

porque al terminar con sus delicias 

ése era su destino. 

Pero la quise, yo la quise sin quererla, 

y ella conmigo también fingió lo mismo. 

¡Qué pena! Porque tuvimos 

una noche buena 

de deliciosos exquisitos. 


Fue una de esas noches 

en que el deseo es sumiso 

adonde se alcanza 

la dicha de querer dominar. 

A donde comienza la pasión 

y derrumba al lúpulo el apetito 

y la salud mental. 


Oh, qué placer me dio su vicio, 

qué sensación fue tragarme 

toda su melaza, 

acariciar su cristalina piel, 

y saborearme toda su miel 

cuando ella conmigo logró 

todo lo que quiso. 

Aquella noche inolvidable 

dormité en sus brazos de cristal 

como si fuera yo un niño.


Sí, me bebí sus placeres, 

el desarrollo de su germinación, 

y me harté de cada sabor 

de sus hilos de hierbas 

y sus salvajes desventuras.


Y fue mía, fue tan mía, 

que sentí la fermentación, 

y le usurpé todos sus gustos 

y me tragué toda su vida, 

esa cebada que la mantenía viva. 

Lo hice hasta caerme de rodillas. 

Después la maldita se me agotó 

y muy triste me dejó.


Tan deseoso estaba yo 

de seguírmela saboreando 

con ansias de tragármela toda. 

¡Oh, la ingrata 

toda su dulzura me entregó! 

Y fue mi maldita, 

mi maldita ambición, 

de bebérmela sin que nunca 

se me acabara toda su dicha.


No puedo olvidarla 

ni quiero olvidarla 

porque fue tan dulce conmigo 

que permitió saciarme la sed 

con su sudor y su fluido 

tan caliente y espeso. 

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No hay agarre bajo sus pies
…como partícula por el aire
levita,
¿será por la falta de soga humana de abrazos
que no se encuentran en el Zoom
de este siglo
o por la sombría opacidad de la sonrisa
mueca penosa
bajo el tapa bocas antiviral?
Sus manos revolotean estériles
espantan mosquitos heréticos
danzan para reconocer

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La pluma de la catedrática, poeta, escritora y columnista puertorriqueña, Tania Anaid Ramos González, Azula, es capaz de sumergir a sus lectores bajo el fuerte torrencial del agua cuando cae.

En el poemario Llueve, la lluvia de Azula golpea en la piel y en el alma de quienes navegan en la profundidad de sus letras, ya que no se trata solo de una grafía inconexa, sino de versos que cobran vida e impactan en lo más profundo del ser. 

Las letras de su poemario pueden ser la representación de la melancolía, además de erigirse como un motivo para ahondar en temas filosóficos de mayor profundidad, tales como el discurrir del tiempo, el devenir de lo inesperado y el dolor de la lluvia convertida en lágrimas, pero la palabra de Azula también cumple la misión de símbolo catártico, el cual cede el paso a la creación y abre el camino hacia un nuevo porvenir. 

Los versos de Tania Anaid Ramos González, Azula, bailan con el viento, pese a los reveses de la vida, y susurran los secretos escondidos en las profundidades del alma. 

Así, al final de su texto, estas gotas cumplen su misión purificadora y terminan refrescando el alma de quienes las leen con cada gota que besa la tierra. Así, el dolor, como todo lo temporal y pasajero de la vida, se convierte en esperanza que cala en el día y que es producto de la pasión de su autora. 

Llueve es el resultado de los sueños que se tejen en un cielo gris, demostrando con ello que Azula tiene en la palabra el poder de transformar cada tormenta en poesía eterna, etérea y perdurable. 

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Era un invento secreto. Lo construyó para vengarse de todos sus detractores. Se decía que alguien lo había ayudado también y que estaba hecho con espíritus destinados al llanto contenido. Dentro de poco, el mundo conocería la peor de las plagas que era la irremediable tristeza del ser; pero algo les salió mal, y el rayo sombreó solo a los poetas y a los filósofos, seres incomprendidos, pero muy valientes.

te acuna el sol , te mecen las estrellas 

(de isla a isla y un solo país) 

Culebra , cuna del sol borincano, Dinorah Marzán 

Ansiosa de ilusiones,

lista para soñar las mismas cosas

llamarada de luz dispersa en sombras

agredida por rayos y huracanes,

por tu frente de hondos precipicios

te levantas con fuerza de ola en ola

y devuelves con golpes de esperanza

tu destino de erguirse entre las nubes. 

Serpenteando tu fe por los escombros

que hermosean tu perfil de agua

esta isla gaviota y borincana

compañera de vientos y arrecifes,

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No es una película para todos los gustos pero los interesados en la vida de Sigmund Freud la disfrutarán mucho. “Freud’s Last Session” está basada en la pieza teatral “The Man Who Knew Infinity” de Mark St. Germain que se presentó Off Broadway. Anthony Hopkins y Matthew Goode caracterizan al célebre sicoanalista y al escritor C. S. Lewis, autor de “The Chronicles of Narnia”. Para sacar la trama del limitado escenario teatral que es la casa en que Freud pasó sus últimos tiempos en Londres tras haberse ido de su Viena natal ante la persecución de los nazis, el director Matthew Brown utilizó diversos flashbacks de la vida de ambos. En uno se ve a Lewis paseando con su amigo J. R. Tolkien, el autor de los libros de “Lord of the Rings”. En otro se le ve en las trincheras de la Primera Guerra Mundial cuando hace un pacto con un amigo para que el que sobreviva de los dos cuide al progenitor del otro.

Los flashbacks de Freud incluyen el que muestra a los nazis queriendo arrestarlo en su hogar de Viena y llevándose eventualmente a su hija Anna que es liberada después.

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