Ante el hecho de que los delegados congresionales se renuevan, la pregunta debería ser, ¿se necesitan?

Política

(San Juan, 1:00 p.m.) En un país que no pasa nada en julio, donde los Premios Juventud se convierten en el evento más importante, uno se pregunta, ¿Por qué nos mantienen en la tontería todo el tiempo, y las noticias sobre vida democrática pasa a segunda? Realmente no sé, salvo que sea una estrategia de dominación.

El gobernador de turno, Pedro Pierluisi nos informa que los delegados congresionales que han renunciado o han sido expulsados, dos en total, deben ser sustituidos.  Lo interesante es que a casi tres años de haber sido electos, ninguno de ellos ha logrado un contundente apoyo a favor de la estadidad. La estadidad está en un limbo en Washington, y en un limbo en Puerto Rico. 

Pero mientras esto pasa, que el gobernador barajea con reemplazarlos, la pregunta esencial sería, ¿para qué? De momento nos cuestan al erario público, y por otro lado, no han resuelto nada esencial para beneficio de todos y todas.

Por lo tanto, mejor engavetamos la estadidad. O mejor aún, los convertimos en independentistas, para que pregonen la palabra en Washington.  Posiblemente novaya mejor en el Congreso federal. Pensemos.