Dile no a Google: ¿quién hace dinero con tu información en los buscadores?

Economia Solidaria

Se trata de tener, todos y todas nosotros, el derecho al olvido. Es decir, que en los buscadores, sea Google o sea Yahoo, información lasciva a su persona, sobre hechos pasados, no pueda permanecer eternamente en línea. Si usted no es figura pública, es una persona privada, quien a los 14 años se robó una bicicleta en su comunidad y fue sentenciado, ¿a quién le importa eso, cuando hoy usted tiene 58 años y cuatro nietos? Realmente hablando, le interesa a Google, quien hace dinero con todo tipo de información que se acumulan y se puede vender mediante servicios de intermediarios que compran el anuncio en el buscador y promueven su venta.


Pues bien, sepa que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, acaba de afirmar que dicha práctica es contraria al marco constitucional de dicho cuerpo político. Que en resumen, Google tendrá que eliminar el acceso ilimitado al pasado, y que cada persona tiene el derecho de pedirle a este buscador o a cualquiera, que elimine la data.

Esta decisión europea es similar en parte, a la que hace menos de una década incoaron los llamados “famosos” en la Argentina. Allí personas como Diego Maradona, el astro del fútbol, cuestionaron que Google creará riqueza con el manejo de su nombre y datos personales o profesionales de forma eterna. Es decir, el buscador almacena información que la hace diaria y relevante de forma eterna, por lo cual gana dinero en anuncios. No se trata ya de una noticia, sino de un servicio de información que rentabiliza a favor de dicha corporación. Este caso se ganó, en la jurisdicción de Google de la Argentina, los famosos pueden cobrar si van a utilizar data de ellos que ya no es noticia.

Entonces, ¿dónde nos dejan estas acciones judiciales en contra de los buscadores, a nosotros en el Caribe? Nos parece que los grandes intereses mediáticos, entiéndase Facebook, Google, Yahoo y Bing, tendrán que comenzar a compartir su riqueza con nosotros. En otras palabras, mi pasado como mi presente así como mi imagen, me pertenecen. No le pertenecen a ellos, por ende, que nos paguen por usarnos.

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