Ismael o Hollywood llega a Madrid

Cine caribe

Se trata de una película tipo Hollywood.  Algo así como increíble,  pero cierta. Más aún, lo que le faltó al final o al comienzo fue una cita celebre: “esta película está basada en hechos reales”.  Pero no, se trata de la última película española que nos llega con un tema de contenido social: Ismael (Dir. Marcelo Piñeyro, España, 2013).  La historia por lo menos para mi, es una trillada y varias veces llevada al cine por la industria de cine de los EE.UU.  Comenzando por Kramer vs. Kramer (Dir. Robert Benton, EE.UU, 1979), via  Jungle Fever (Dir.  Spike Lee, EE.UU, 1991) hasta Sideways (Dir. Alexander Paine, EE.UU, 2004), e inclusive Enough said (Dir. Nicole Holofcener, EE.UU, 2013).

Pero lo acepto,  Ismael es otra cosa.  Se trata de la historia de un niño de 10 años, negro, quien es hijo de su madre africana,  Alika (Ella Kweku) y su padre español,  Felix (Mario Casas).  Asi las cosas, y como algo sencillo que siempre Hollywood logra resolver, esta versión del cine español resuelve que un niño, con una carta y un remitente de nombre “padre”,  se dirige de Madrid a Barcelona.  Llega a la estación de tren, se toma un café, se fuma un cigarro, y luego en taxi llega a la casa del padre, y le dice “hola, llegué luego de 10 años sin verte”.  ¡Joder tio, no nos subestimes!

Aunque un poco incríble, asi es la trama de Ismael.  El niño negro Ismael (Larsson do Amaral) se enfrenta a su abuela que era la única que vivía en la dirección conocida del padre. Se trata de Nora (Belén Rueda), quien se impresiona del niño y su osada aventura. No obstante, como una buena abuela, quien en años no ve a su hijo, sale con su nieto a buscar a padre-hijo.  En el camino, se confrontan con el racismo más duro de los catalanes. Es curioso, pero los madrileños están abiertos a los matrimonios multiculturales y niños inter-raciales.  Pero los catalanes,  esos que creen en la independencia de España, según esta película, son racistas.

Finalmente padre e hijo se encuentran.  La paternidad está de moda en estos días en el cine, así que esta película avala un tanto más este tema.  Por otro lado, madre Alika y su esposo Eduaro (Juan Diego Botto) llegan a buscar al niño, y ahora sí que la película no es ni Hollywood. Es transgresiva. Entonces Elika y padre biológico Felix, tienen un encuentro por el cual se reclaman nuevamente amor eterno.  Todo esto, hasta que las aguas vuelven a su nivel, y Elika, Eduardo y el niño Ismael regresan a Madrid, que como bien dijo la madre del niño, “es recuperar mi vida”.

En fin.  Se trata de otro intento más del cine español de asumir historias similares a las de Hollywood. Con Sony Films de distribuidora de esta película en los EE.UU, uno puede asumir que el guión fue pensado para audiencias latinas en este nuevo continente.

La vayan a ver o no, la película tiene su propia ternura.  Si no la ven, no se enteran.  Decisión dividida.  Usted decide si quiere llorar.  Véala a su propia discresión.