Gran Hotel Budapest o recrear el sueño de la vieja Europa

Cine caribe

Gran Hotel Budapest (Dir.  Wes Anderson, Reino Unido-Alemania, 2014) es una película de la vida de un hotel en la ciudad del este de Europa de su mismo nombre,  que se desarrolla entre la primera y la segunda guerra mundial. La película narra la vida del administrador del hotel M. Gustave (Ralph Finnes) y su “niño asistente” Dmitri (bell boy, Adrien Brody). 

La relación se desarolla a tal punto, entre las guerras, entre este hombre de ascendencia francesa y este jóven migrante de una europa del este tipo gitana o paquistaní, que se hacen amigos inseparables.  Luego, a M. Gustave lo acusan de haber asesinado a una octogenaria y millonaria, por lo cual entre el y Dmitri se las ingenian para alcanzar su inocencia.

La película entonces se desarrolla entre los actores M. Gustave y Dmitri contra el “mundo” , intentando probar su inocencia.  Esto sucede, mientras la película va ofreciendo un reparto de los actores cumbres del cine alternativo y de arte que coparon dicha industra en la década de 1990.  De todas las actuaciones, hay que destacar el rol de William Defoe y Harvey Keitel.  Extraordinarias las actuaciones de estos dos legendarios actores.

Lo interesante de la película, la cual no pasa en el estado de Hungría, sino en un estado imaginario, con ciudadanía imaginaria y fronteras imaginarias,  es que esta nos describe como le fue a los Europeos en el entre guerra (entre el 1917 y el 1939).  Es una historia de estados, sin lugar a dudas, y bien o mal explicada desde la lógica de los ciudadanos.  No es una película fácil, si usted piensa que Dmitri es el “otro”, cuya identidad subestimada es el eje dominante, hasta que le salva la vida, literalmente hablando, a M. Gustave.   Pero sin lugar a dudas ese no es el fuerte de esta película. Su fuerte son los actores. En particular a Harvey Keitel,  a quien habíamos dejado de ver en algún tiempo en el cine independiente no estadounidense.  Su actuación es posiblemente los mejores tres minutos de toda la película.

En fin.  Se trata de cine bonito e inofensivo que la gente va a ver en las salas de arte. Es en principio, un cine inofensivo.  No obstante,  si lo quiero perturbar, tendría que dedicarle  tres párrafos adicionales, y ¿a quién no le gusta un dulce,  sobre todo en verano?  Vaya a verla en su sana discresión.  También hay librerías, donde venden libros y la gente se encuentra.  Usted tiene la palabra, y la decisión.