Colombia y las víctimas del conflicto en los diálogos de Paz

Caribe Hoy

La comparecencia de víctimas del conflicto armado en Colombia en los diálogos de paz de La Habana, constituyó un paso crucial en el reconocimiento de sus derechos y brindó un espaldarazo al proceso iniciado en el 2012 para poner fin a la guerra. Los integrantes del primer grupo de afectados por la dilatada confrontación que acudieron a la mesa de conversaciones el pasado fin de semana, calificaron de trascendental la reunión con las guerrilleras FARC-EP y el gobierno de su país.


Tras exponer sus testimonios y sugerencias en la mesa el pasado sábado, esos invitados expresaron a la prensa sus esperanzas en el logro de acuerdos que les devuelvan tranquilidad y justicia.

Este hecho -inédito en la historia de esos procesos- demostró además el respaldo de la sociedad colombiana al empeño de solucionar el conflicto mediante acuerdos políticos.

Llegamos con miedo, pero el respeto y afecto recibidos nos dieron confianza. Este es el camino más correcto, pues somos la columna vertebral de este proceso, afirmó Nelly González, una de las 12 personas que integraron este grupo de afectados.

Por su parte, Ángela María Giraldo, considerada víctima de la guerrilla, instó a los colombianos a defender este esfuerzo y a entenderlo como la única manera de lograr la paz, desarrollar el país e implementar políticas sociales que permitan superar la pobreza y la exclusión.

No nos interesa quienes hayan sido nuestros victimarios, nos interesa la paz y el perdón, aseveró la integrante de la delegación compuesta también por víctimas de los paramilitares y otros grupos armados.

Alfonso Mora, ex militar cuyo hijo fue asesinado, se pronunció en contra de la implementación de medidas como el fuero militar que remite a tribunales castrenses a miembros de las fuerzas de seguridad implicados en delitos de lesa humanidad.

Mora y Jaime Peña pidieron un cese del fuego bilateral, que brinde garantías de continuidad a las negociaciones para el fin del conflicto que ya ocasionó 6,5 millones de víctimas, entre ellas más de 220 mil muertos y una cifra superior a 30 mil desaparecidos.

Para Constanza Turday el momento más trascendental de su vida ocurrió cuando el comandante guerrillero Iván Márquez le pidió perdón. "No fue un perdón mecánico, sino de corazón", dijo, y aseguró que esto le devolvió la confianza en la posibilidad de encontrar caminos para la reconciliación.

José Antequera, hijo de un político colombiano de izquierda asesinado en 1989, pidió el reconocimiento también de los derechos de los afectados por la violencia política de la que han sido víctimas organizaciones y personas progresistas en su país.

Estos representantes coincidieron en que no albergan sentimientos de venganza ni odios, sino el deseo de encontrar caminos para la reconciliación, contribuir a la construcción de la paz y garantizar la no repetición de hechos como los que han sufrido.

En un comunicado conjunto, las delegaciones de paz del gobierno y las FARC-EP coincidieron con las víctimas al calificar de trascendental el encuentro, pues -afirmaron- constató el propósito manifestado por ambas partes de colocar a esas personas y el respeto a sus derechos en el centro del debate.

Sus propuestas no sólo serán fundamentales, junto con los miles de testimonios y propuestas recogidos en los foros, sino que nos ponen de presente el porqué estamos trabajando para el fin del conflicto, la construcción de una paz duradera y la reconciliación, apuntaron.

Por su parte, representantes de la ONU en Colombia, la Universidad Nacional y la Conferencia Episcopal, destacaron el respeto y la humildad con que las partes en diálogo escucharon los testimonios de las víctimas y sus sugerencias, y el reconocimiento que hacen de la trascendencia de su participación.

Resaltaron, asimismo, la valentía, sinceridad y sentido propositivo de esas comparecencias, las cuales evidenciaron comunidad de intereses "por encima de cualquier categorización de acuerdo con sus victimarios o hechos victimizantes".

Esas tres instituciones fueron las encargadas de elegir, entre un universo de miles de personas, la delegación de 60 representantes que viajará en varios grupos a La Habana para exponer sus puntos de vista en la mesa.

Procedentes de varias regiones de Colombia, ellas son muestra de hechos como homicidio en persona protegida, tortura, secuestro, masacre, despojo, desplazamiento y desaparición forzada, y se seleccionaron teniendo en cuenta un equilibrio en cuanto a los autores de estas violaciones.

El sensible tema de las víctimas ocupa el actual ciclo de los debates que tienen a Cuba y Noruega como garantes, a Chile y Venezuela como países acompañantes y como sede permanente al Palacio de Convenciones de La Habana.