Let’s be Cops o la perversidad de Hollywood normalizando lo ilegal

Cine caribe

Desde el saque lo reconozco: Let’s be Cops (Dir. Luke Greenfield , EE.UU. 2014) es una gran comedia. No obstante, es parte de ese tipo de comedia americana, muy dirigida a una población joven, la cual se parte de la premisa del capital, que es políticamente incorrecta. Pero peor aún, que todos los chistes de género, racistas, xenofóbicos, y más que nada, los que humillan y laceran la dignidad humana, son aceptables. Más allá de hacernos reír, son unos chistes terribles.

La historia se desarrolla en función de los dos actores principales de la película Justin (Damon Wayans) y Ryan (Jake Johnson), quienes son amigos de Ohio, y vinieron a vivir a Los Angeles, para intentar alcanzar una mejor vida. Así las cosas, y ante varios infortunios y desaciertos, no logran capitalizar en las oportunidades que les provee la ciudad, y se ven impulsados, en particular Jake a insertarse en el mundo de las ilegalidades. En particular, asumen un rol, bastante cuestionable, de representar que son policías de Los Angeles, y como tal se tienen que comportar.

A partir de dicho acto de deshonestidad, si usted no le presta mucha atención a la película, entonces todo fluye. Esto lo digo, pues usted ve como normal a policías que abusan de su autoridad, que consumen drogas ilegales, en fin, se normaliza la vida en los márgenes. Todo esto para entonces indicar, que la “buena” reputación de la policía de Los Angeles, se potencia aún más en esta película. La película es un profundo homenaje al mundo de las ilegalidades, puesta a partir de los dos personajes, que sin ser policías se asumen como tal, y provocan situaciones entre el mundo de lo legal e ilegal.

En fin, que es una película bien cómica, pero la razón de la comedia es de dudosa reputación. En esta película todo parlamento, toda acción y toda caracterización es contrario a término. Es por lo general racista en contra a los personajes que define. En fin, la va a ver si quiere reírse. Pero que conste, que no es una película socialmente y políticamente amigable. Es por decir lo mínimo, hostil.