La gran familia española o la posibilidad de ser felices

Cine caribe

El cine español se encuentra atravesando una interesante transición, por lo menos en lo que se distribuye a nivel internacional, que nos hace sentir a todos felices. Atrás comienza a quedar el cine de Pedro Almodóvar y Carlos Saura, entre otros, y emerge un cine mucho más joven, que a pesar de todas las crisis que vive el pueblo español, logra transmitir un grado de alegría. Ojo, que no se trata de la alegría de vamos a sentirnos bien, que todo está guay. Por el contrario, se trata de una alegría a partir de la vida y las complejidades, lo cual lo hace más realista y significativo.

Como parte de este nuevo resurgir del cine español, puntualizó en los filmes Tres bodas de más (Dir. Javier Ruiz Caldera, España, 2013), Ismael (Dir. Marcelo Piñeyro, España, 2013), y de forma más reciente en los cines locales La gran familia española (Dir. Daniel Sánchez Arévalo, España, 2013). Las primeras dos películas las reseñamos hace unas semanas en este suplemento, Página 0, de El Post Antillano. La película Tres bodas de más y La gran familia española comparten a una casa productora en común: A tres medias.

Ahora bien, La gran familia española, es algo superior a las anteriores, y sobre todo que plantea asuntos muy noveles. Las tres películas, no obstante, de una forma u otra, se han realizado durante los años duros de la crisis económica española, y a pesar de todos los problemas, las tres plantean un asunto de sumo interés: la solidaridad como principio que debe guiar toda relación humana. A partir de la solidaridad, mucha alegría, pues tristezas hay demás.

En La gran familia española, su director logra decir asuntos muy noveles, sobre todo cuando se está discutiendo un tema tan complejo como lo es la estructura de la vida familiar contemporánea. En particular, porque toda familia embarga sus propios asuntos, buenos y malos, con los cuales sus miembros tienen que vivir toda su vida. En este sentido, la película narra la vida de cinco hermanos, que se criaron con su padre jefe de familia, y que el más pequeño, a los 18 años, Efra (Patrick Criado) decide casarse con su novia, Carla (Arancha Marti) a la cual, a los 10 años le había jurado un amor eterno, que incluía el matrimonio. La película transcurre en el día que han designado para casarse, que coincide con el final de la Copa de Futbol del Mundo, edición 2010, en la cual España disputo la medalla de oro, y la ganó en suelo sudafricano.

La película tiene un texto principal que es la lectura de la nueva familia española, y en apuesta la familia universal. Dentro de esto hay toda una lectura de las múltiples formas en que hoy podemos constituir una familia. Pero la más ocurrente es la que desarrollan los dos enamorados, los cuales descubren que existía una tercera persona en su vida, Mónica (Sandra Martín) la hermana gemela de Carla. En fin no cuento más para que vean y disfruten este texto principal. El día de la boda.

Pero la película tiene un segundo texto, el cual es fundamental para entender el primero. Es que entre los cinco hermanos, reunidos en ocasión de la boda de Efra, se da un diálogo para entender porque el padre (Héctor Colomé) decide intentar morirse en el día más feliz de su pequeño hijo. Pues esta saga no la cuento, pero la misma es importante para entender el primer texto. En particular porque la historia aquí versa en la madre que se fue, la cual lo hizo en parte por falta de amor, pero también por mucho amor. Este diálogo es uno de suma importancia, pues debería ser la parte más triste de la película, y en realidad no lo es. Es reveladora e iluminadora, pero triste no es.

La película tiene un diálogo que supera al cine español. De mi parte, esta película se vio influenciada de una forma u otra con el proyecto Dogma 95, que inicialmente fundara Lars von Trier y Thomas Vinterberg. Este proyecto produjo una película inicial, La Celebración (Dir. Lars von Trier, Dinamarca, 1998), el cual influencia a La gran familia española. En particular, por la ocurrencia de hacer ambas películas alrededor de un día importante en la vida de la familia. En esta medida se parecen. También, porque La gran familia española sigue algunos de los cánones definidos en Dogma 95. Ahora bien, donde esta película se diferencia a La celebración, y todas las películas de cine en torno a la historia de un día de encuentro familiar, es que La gran familia española, tiene un final memorable, que hace que uno se sienta bien, y más que nada se vive a partir de la vida tal cual es y no la que debería ser.

Hay que ir a ver a La gran familia española. Se trata de un cine de ruptura, tanto con la lógica dominante en la industria de cine española, como en otros debates del cine europeo.

Vaya a verla, con entusiasmo y alegría. Si llora es porque como a mi, la vida es pura pasión y alegría. A gozar, con palomitas de maíz, un refresco lleno de calorías, y un yogurt, por aquello de decir que es saludable. La película es más importante que todo lo que pueda consumir mientras la vea. Recuérdese, se va a reír de la vida como es, y no como debería ser.