La ciencia ficción en el Caribe se llama Odilius Vlack

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Conversar con Odiluis Vlack es un reto. Un escritor que en 18 minutos te puede mostrar un océano enciclopédico de conocimientos de diversos temas, tanto de la literatura clásica de tradición como la que se ocupa de la ciencia ficción de vanguardia; una que funde la propia historia con una saga estelar, en la que tampoco se excluye la búsqueda espiritual.

Este escritor dominicano, que cuando no utiliza su seudónimo es Juan Julio Ovando Pujols, presentó el pasado martes 8 de octubre su colección de cuentos “Crónicas de Ouroboros”, publicada bajo el sello editorial la Secta de los Perros que dirige el escritor Rafael Acevedo. Tal evento se realizó en la Librería Mágica y formaba parte del Primer Congreso de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica del Caribe Hispano que se efectuaba para esos días en la Facultad de Estudios Generales del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

Carlos Esteban Cana: Odilius, cómo inicia ese proceso creativo que te ha llevado a ser el escritor de ciencia ficción que eres hoy…

Odilius Vlack: Bueno, yo empecé como lector, como el que escucha heavy metal que se imagina con una guitarra, ante un público de 30,000 personas, ¿tú ves? Figureando y rompiendo mentes… La literatura, yo comencé leyendo los malditos, la literatura de corte esotérico, Thomas Mann, Umberto Eco, Henry Miller fue un escritor que en un tiempo me afectó mucho, por el cual siento un afecto. Era una cosa que cuando yo entraba a una librería lo que buscaba era a Miller porque me afectó verdaderamente. Aunque sabía que no quería escribir como él, quería escribir historias tipo Poe, pero un lenguaje más de William Blake con prosa poética, bien alegórica… no se dio en la manera en que yo quería… Entonces por ahí empezó todo y después leyendo literatura fantástica. Y yo me digo: ¡Wao! Este es el equivalente del género underground, a lo que es la música underground, el tipo de música que crea subcultura y crea agrupaciones de culto… y el efecto de que esto es una cultura autosuficiente y que no nos quieren reconocer académicamente, que no hacemos literatura pero no importa porque creamos nuestras convenciones, creamos nuestros bandos, que Tolkien está ahí porque era catedrático de Oxford, pero no importa. Aunque solo lo reconozcan a él como gran académico. Nosotros estamos aquí sin importar que nos reconozcan.

CEC: Cuando te acercas a crear literatura de ciencia ficción… ¿Hay también una especie de búsqueda?

OV: El filósofo Nietzsche decía que el ejercicio propiamente metafísico de la vida es la creatividad; esa manifestación de lo que es del Ser a través de la propuesta creativa. Y yo comparto esa opinión. Yo me rijo por los arquetipos platónicos, y por lo tanto veo que mi estadía en este plano es para definir más mi arquetipo, no para disolverme en un nirvana o absoluto, sino para reforzar más mi arquetipo. Y no hay mejor herramienta para eso que la creatividad.

CEC: Por lo que he visto tus narraciones cuentan con muchos detalles históricos y especializados… ¿te toma mucho tiempo investigar?

OV: Sí. Aunque la información científica tú la encuentras hasta en Wikipedia, pero hay alguna información histórica que tú no la consigues ni en Wikipedia ni en la Web; hay que ir a las bibliotecas. En el caso mío, la Sociedad de Bibliófilos Dominicanos, hizo una serie de publicaciones que son muy útiles pero difíciles de conseguir. Tienes que ir a una biblioteca y dedicar dos o tres horas leyendo; toma su tiempo. Por ejemplo, me encontré un dato de que un marino americano de apellido Paul, que fue enviado a República Dominicana en 1846 por el gobierno de Estados Unidos. Le dijeron: ‘Mira lo que esa isla tiene. Si tú crees que es viable, nosotros le apoyamos su independencia, porque se necesitaba su reconocimiento para un paso como ese. Y él dio detalles valiosos: de quién era Pedro Santana que era el presidente en ese momento; de los caminos; de la conformación étnica dominicana. Y esas son sorpresas que tú consigues en el proceso investigativo. Pero aunque te leas un libro, tú en realidad explotas el 10% de esa lectura en tu propuesta creativa, en tu cuento, en tu novela; solamente una fracción de minutas, de esa totalidad, de ese todo que tú captaste. Pero sí, investigar toma tiempo.

CEC: Has realizado dos libros poéticos, “Tumbas sin fondo” y “Plexus lunaris”, ¿qué tipo de poesía desarrollas en ambos poemarios?

OV: Es poesía en prosa, más dark, bien oscuros algunos poemas. Unos pueden ser bien líricos y otros bien descriptivos. Lo nombraría como Dark cifi. Un ejemplo podría ser la pieza “Encuentro cercano de mi última pesadilla”, un trabajo de ciencia ficción al que le doy un toque bien oscuro.

CEC: En el género de la narrativa, que te provoca más, el cuento o la novela…

OV: Yo me llevo bien con el cuento. En este libro algunos son cuentos largos o novelletas. En el canon americano de publicación editorial una novelleta está integrada por 17,500 palabras. La historia más larga en Crónicas de Ouroboros tiene 21,000 palabras, es una novelleta corta, por así decirlo. Y me siento muy cómodo con el cuento porque no he tenido aún la experiencia formal con el género de la novela. Este libro es una plataforma para lanzar algo que tengo en agenda, que va a ser bien local por un lado, y en el que quiero explorar un concepto que me inquieta, que me está carcomiendo la mente.

Estas historias me han servido para domesticar mi prosa porque estoy en un proceso de significación; en un proceso de aprendizaje desde el punto de vista de la narrativa como tal, aquí la poesía está fusionada en la misma estructura global de la prosa y ahí sigo heredando lo que han creando los grandes clásicos de la ciencia ficción.

CEC: ¿Cuál es tu novela favorita en el género de ciencia ficción?

OV: “Dune”, de Frank Herbert es mi novela favorita de ciencia ficción, que se publicó en 1965. Lo que me gusta de Herbert fue que hizo de la ciencia ficción una épica. Lo consideran la respuesta de la ciencia ficción al “El señor de los anillos”. ¡Imagínate! Porque creó un mundo con tantos detalles que el mismo Arthur C. Clarke dijo: “Yo no puedo concebir otra cosa que verlo como un ‘Señor de los Anillos’”, de la ciencia ficción especulativa. Y él tiene ahí, como muchas propuestas, la poesía dentro de la estructura narrativa. Es como en “El Silmarrillión”, en la que hay una escena de una batalla mágica con el poder del verbo, es en sí misma una poesía; son cantos poéticos. Y con eso se experimenta mucho, o sea que tú puedes hacer un juego, digamos interdisciplinario, en el que un punto de vista lo da el género de la poesía y la fantasía. Poesía, narrativa y ensayo, en una misma propuesta creativa; todo eso en una novela o un cuento. Esto lo hice en “Plexus lunaris” o con lo que estoy haciendo ahora. En este proceso creativo entra el plano mental, aquí aspectos lógicos juegan un papel importante, pues hay que darle forma a intuiciones que captas; esas visiones poéticas que se captan de forma lógica y que también pasan por diferentes filtros.

CEC: ¿Qué te ocupará próximamente?… A qué nuevos universos creativos y conceptuales quieres acceder….

OV: Después de estas “Crónicas historiológicas” que actualmente trabajo quiero pasar a una novela sobre la herencia africana más pura que tenemos, con un futuro histórico imaginario y un pasado mítico. En República Dominicana no tenemos una conexión tan directa como la que tiene Cuba con la tradición Yoruba con respecto a la composición étnica africana; no hemos tenido una estructura mitológica con la que los dominicanos podamos decir: “esto es nuestro, y por lo tanto lo podemos explotar como materia prima creativa”.

CEC: Esto me recuerda que en algún lugar leí que tu escritor latinoamericano favorito es un caribeño.

OV: Sí, mi escritor latinoamericano favorito es Alejo Carpentier, que tiene un estilo en el que todo es prosa, lo que llaman estructura narrativa en argumento, cuando en la prosa se dice todo. Aunque a veces en Carpentier tú como que añoras esa escena que tenga acción, dialogo, no todo prosa, como que requieres algo del presente.

CEC: También te encuentras trabajando un ciclo de historias tituladas “Órbitas tandrelianas”.

OV: “Órbitas tandrelianas” trata sobre un planeta donde hay unos microorganismos que están en proceso de cristalización. El mismo pertenece a un sistema planetario que tiene una estrella anfitriona, donde es el planeta número once y el planeta más alejado. El equivalente a Plutón en nuestro sistema solar. También hay una constelación que tiene forma de serpiente con un solo ojo; como un cíclope. Los habitantes de ese planeta son seres como cristalizados; con una biología semejante un cristal orgánico viviendo ahí. El sistema es mágico, pues mezclo los conceptos; un sitio mágico donde se utiliza como materia prima el electromagnetismo, la fuerza nuclear débil, la fuerza nuclear fuerte. Y en ese escenario hay un conflicto con aquellos planetas que están más cerca de la estrella, por las energías magnéticas, y cada 15 órbitas este planeta se alinea con los otros…

Otro ciclo en proceso conceptual es uno bien futurista con una historia poética, en que hay una terraformación a base de una molécula del silicio; como todo lo que existe con la molécula del carbono, la molécula de la vida, pero con esa molécula alternativa.

CEC: Para finalizar, si fueras a describir el proceso narrativo, ¿con qué lo describirías?

Es como cuando te montas en un tren, en ese caso la narrativa es el tren y la historia viene siendo el paisaje que tú vas viendo a través de la ventanilla; que obviamente va a una velocidad increíble.


Foto: Cortesía de Carlos Esteban Cana