Paciente 27 o una mirada mexicana al cine de horror

Cine caribe

Con motivo de la sexta edición del Festival de Cine de Horror de Puerto Rico (Puerto Rico Horror Film Festival) se presentó la película mexicana Paciente 27 (Dir. Alex Alegre, México, 2014). La misma toma por base la repetición de una idea que ya otros han producido en el mundo anglosajón. Para otras versiones véase Patient 27 (Dir. Kent Allen y Justin Ament, EE. UU., 2011).

La versión que se presentó en Puerto Rico es una apuesta interesante del cine de bajo presupuesto. Hecha apenas con $10 mil dólares, la película intenta cautivarnos con un guion bien pensado y el ahorro de costos, dado que toda la filmación se desarrolla en un laboratorio médico. Este laboratorio en la vida real es el laboratorio de una escuela de niños, donde el director Alegre se concentró en las horas de la madrugada a filmar para no interrumpir el ciclo escolar. En esta medida, la película, con poco dinero, tuvo grandes sacrificios, no obstante y en apenas un mes, su recepción a nivel global ha sido muy positiva.

La película narra la vida de César (Marcos Duarte), quien junto a su esposa (Fernanda Borches), se mudan a la casa del hermano de ella, en lo que consiguen trabajo. César solicita trabajar en una clínica del tipo que no tiene al día sus papeles ante el Estado y que practica medicina “experimental". Es decir, sin ser en el rigor médico, confiable. Así las cosas, César se adentra el mundo de la clínica y sufre algún tipo de delirio mental, lo cual lo pone a alucinar. En el proceso de su alucinamiento, César tiene apariciones que curiosamente se destacan porque el actor que le da vida a sus alucinaciones es el único en el filme que asemeja venir de descendencia indígena (Enrique Villanueva).

Eventualmente, el suspenso se apodera de toda la película y uno pierde la secuencia narrativa, si se está en un sueño o en la realidad hipermodificada. Lo cierto es que en el proceso, César asesina a todos en la clínica. Terrible.

La película es una interesante apuesta desde la mirada del cine alternativo. Está bastante bien realizada, y a pesar del bajo presupuesto, no se siente que hay pobre calidad. Dicho esto, la mayor contribución de la película es hacer cine que refleje una realidad del mundo del cine de horror fuera del control de Hollywood. Ahí yacen los aciertos de la película: la misma rompe con los estereotipos dominantes que sugieren que el único cine válido es Hollywood.

Ahora bien, la película tiene otros problemas por trabajar un género que en cine, no de Hollywood, es muy marginal. Es decir, poco conocemos de la contribución de América Latina y el Caribe al desarrollo de este tipo de género. Mientras no cultiven nuestros sentidos y desarrollemos un gusto por el cine de horror fuera de Hollywood, películas como Paciente 27 pasarán desapercibidas.

La recomiendo por distintas razones. Pero la más que me cautivó, lo fue el esfuerzo del director Alegre y los productores. Adelante. Sin reserva, gente, vayan a verla. No se asusten. No deben comer mientras ven esta película. Y por favor, apaguen los celulares. ¡Prevenidos!