La pena de muerte y su trasfondo en Puerto Rico

Voces Emergentes

Mucha gente en Puerto Rico no está de acuerdo con la implantación de la pena de muerte. A pesar de la infinidad de crímenes y horrendos casos que conmueven la fibra sentimental del pueblo puertorriqueño, la mayoría de la gente apuesta que no se imponga la pena de muerte. La razón que tiene la mayoría de los entrevistados y que concuerdan casi todos es que al culpable de un crimen atroz no se le debe privar de su vida. Sin embargo, otros no piensan igual. La opinión que tienen los que apuestan que no se debe imponer la pena de muerte es que la misma no reduciría el índice de criminalidad. Ahora nos preguntamos, ¿Cuál es la verdadera razón para imponer o no la pena de muerte en Puerto Rico?

Esta es la pregunta que todos debemos preguntarnos.

La pena de muerte estuvo implantada en Puerto Rico durante el dominio español en la isla. Durante esa época, la criminalidad no era como ahora. Sin embargo, se entiende que en esa época, la sociedad era una diferente a la sociedad moderna que hoy día vemos en Puerto Rico. Una sociedad moderna, liberada, con ideologías diferentes, y algunos con, menos valores que otros. Sí se sabe por testimonio de nuestros abuelos y ancestros que en aquella época existía más respeto a la vida que la que hoy existe. Si este respeto a la vida fue debido a la pena de muerte que existió en aquella época, nadie lo puedo afirmar, pero por testimonios de nuestros ancestros, sí se puede decir que existía justicia social porque cuando hablaban nuestros abuelos, su tono en sus palabras era de uno de respeto y temor a la autoridad en aquella época. En estos tiempos que vive Puerto Rico, la gente piensa diferente. Debido a esos cambios, la perspectiva de ver el cómo hacer justicia ante el crimen ha cambiado y la mentalidad también. Por lo tanto, el implementar la pena de muerte en Puerto Rico sería cuesta arriba debido a las nuevas generaciones que existen.

Se podría decir que la mayoría que opina sobre la implantación de la pena de muerte en Puerto Rico piensa que la misma no reduciría el índice de criminalidad. ¿Será verdad esto? ¿Acaso el fin de la pena de muerte es para lograr números estadísticos o es con fines de hacer justicia a las familias de las víctimas? Existe un hecho irrefutable; la opinión que pueda tener una persona que no ha sido víctima del crimen o que no haya perdido un familiar en manos del crimen piensa diferente al que sí ha padecido un “un calvario” con la muerte de un familiar en manos de criminales. Esto se debe a que no ha vivido lo que se sufre perder un familiar en manos de personas sanguinarias que no tiene respeto a la vida y que están dispuestos a cometer cualquier barbarie con personas inocentes.

Analizando la opinión de las familias de las víctimas de crímenes atroces que han sucedido en los Estados Unidos y otras partes del mundo, muchos de ellos afirman que la pena de muerte no es suficiente castigo para los victimarios. Incluso, si se nota bien, cuando hay casos de índole criminal que acapara la atención pública y que el fiscal del caso pide la pena de muerte, nunca los familiares de la victima protestan que no se le aplique la pena de muerte al victimario. Ahora nos preguntamos ¿y por qué?

El otro análisis que se hace ante la opinión que tienen los que no creen en la pena de muerte es el de no privarle de la vida al que le quitó la vida a un inocente. Ahora nos preguntamos, ¿Habrá justicia en esta línea de pensamiento? ¿Será justo que un criminal le quite la vida a un inocente y que a ese criminal no se le pueda quitar su vida por el simple hecho de que tiene derecho vivir? ¿Acaso la víctima no tenía derecho a vivir también?

Sin embargo, la sociedad puertorriqueña, en su mayoría, se opone totalmente a la pena de muerte, sin importar las interrogantes que puedan suscitar ante este tema tan controversial. Los que se oponen a esta implementación dicen que no reducirá la criminalidad. Otros dicen que no ayudará en nada a crear un ambiente social pro-vida. En otras palabras, los Puertorriqueños creen en que debe existir una esperanza de vida ante la ola de criminalidad que siempre ha existido. Que la rehabilitación y perdón hacía el delincuente es la alternativa para que el mismo pueda reconciliarse con la sociedad por los delitos cometidos. La opinión que tienen muchos es que el quitarle la vida a un criminal por el hecho de que cometió un asesinato no lo excluye al derecho de vivir.

La pena de muerte fue abolida a principios del siglo 20. Desde entonces, la misma ha sido rechazada por la mayoría del pueblo puertorriqueño. La constitución del Estado Libre y Asociado de Puerto Rico de 1952 rechaza la implementación de la pena de muerte como castigo contra un ciudadano aún cuando haya cometido un asesinato en primer grado. En sí, bajo ningún tipo de caso que podría existir la más mínima ocasión para merecer la pena de muerte en contra de un convicto, los opositores de la pena de muerte siempre se hacen sentir públicamente oponiéndose a la pena de muerte.

Por último, muchos creen que si se aplica la pena de muerte, serán los pobres o personas de bajo recursos a quién se le aplique la pena de muerte. Los que piensan de esta manera, piensan así por razones que sí podrían ser válidas y obvias. Una de ellas es el pagar a un buen abogado para que lo defienda y lo libre de supuestas acusaciones que el estado le pueda echar a una persona. Muchos dicen: “a más dinero tú puedas pagarle a un abogado, más probabilidades tendrás de ganar un caso”. En este punto, si se implementara  la pena de muerte en Puerto Rico, sería bien necesario hacer una reforma al código penal y sistema de justicia en Puerto Rico, cosa que, que el estado no cometa el error de mandar a la pena de muerte a un inocente.

Concluimos que la pena de muerte en Puerto Rico no tiene lugar en la vida de los puertorriqueños. La vida, el perdón y la reconciliación son los caminos que la mayoría en la isla creen y buscan que se implemente para todos. En el peor de los casos, si se implementara la pena de muerte en Puerto Rico, el sistema habría que hacer arreglos pertinentes y cambios a los códigos de ley y justicia, cosa que, nunca se le quite la vida a un inocente si es convicto de un crimen que no cometió.