Whiplash o la incoherente idea: la rigidez y la creatividad en el jazz

Cine caribe

Si algo tuvo la vida transitada de Harlem a los clubes del bajo Manhattan, fue el hecho de que emergió poco a poco a partir de la década de 1940, algo que llamamos Jazz.   Lo demás es historia. Pasando por los virtuosos John Coltrane, Charlie Parker, Miles Davies, y Dizzy Gillespie, llegamos a Whiplash (Dir. Damien Chazelle, EE.UU., 2014). Película que se produjo en los pasados tres años, al bajo presupuesto de $3.3 millones de dólares por el interés, más que nada, de su director Chazelle de contar una historia en torno al Jazz.



El valor del Jazz es que precisamente es una música irracional.  No hay forma de pensar que el Jazz es algo lógico. Lo que gobierna al jazz es la creatividad e improvisación.  Para alcanzar la creatividad hay que tener un don, hay que cultivarlo y educarlo, y sobre todo hay que vivirlo.


La película es una historia usual: el joven desea ser baterista y para eso entra a estudiar a una prestigiosa  escuela de música. Se trata de Andrew (Miles Teller) quien es un baterista bueno, pero con un gran potencial. Su maestro de la orquesta de Jazz, Fletcher (J.K. Simmons) es un gran maestro, pero con actitudes de déspota.  Es la historia común que se perfila tanto en el mundo calvinista, donde para aprender hay que sufrir. Hoy le llamaríamos a esto la mala educación, pero en el cine de Hollywood es elocuente  en afirmar que la buena educación es, literalmente hablando, “a palo limpio”.


En fin, lo lindo de la película no es la metodología de enseñanza de Fletcher.  Lo importante es la música en si mismo. Buen Jazz, muchos estándar o clásicos del género, que son interpretados a lo largo del filme, lo cual hace del mismo uno altamente placentero.


La actuación de J.K. Simmons, como actor de reparto, le ha valido varios premios al día de hoy, y se espera que en la noche de los Oscar el próximo 22 de febrero, el valide. Es, sin lugar a dudas una gran actuación.


Si usted vio Black Swan (Dir. Darren Aronofsky, EE.UU., 2010) sepa que se enfrenta a un tipo de película similar. Mucho sacrificio personal, ya sea en el ballet clásico o en el género de la música pero al final talento y disciplina triunfan. En ambas películas al costo de la integridad física y emocional de la personas.


En fin.  Hay que verla pues es una linda película de un emergente realizador. Hay que seguirle la pista al director Damien Chazelle.  Se concentró e hizo esta película. Ejemplo para los otros y las otras.  Con o sin palomitas de maíz la debe ver.