The boy next door o Jennifer López reivindica una alter-ética

Cine caribe

Se trata de un tema muy trillado: su marido le fue infiel. Usted, como esposa, piensa qué hacer. Tiene dudas, pues su marido le pide perdón. Al final, usted decide perdonarlo y readmitirlo al seno del hogar. Pero, antes de eso usted decide acostarse con otro hombre. En particular con un estudiante suyo de 20 años.

Lo hace y no se arrepiente. Simplemente reconoce que fue un error. Y que los errores se cometen y uno los supera. Todo sería perfecto, ya que le permitió a su marido volver a su casa, si el joven adulto con el cual usted como esposa tuvo un encuentro íntimo, no se hubiera obsesionado con usted. Esto cambia la vida, y también la película que hemos de reseñar.

La última película de Jennifer López, The boy next door (Dir. Rob Cohen, EE. UU., 2015), se denomina como una película de acción policiaca, de corte erótico. Es realmente hablando la historia de una madre que establece una relación íntima con uno de sus estudiantes, quien resulta ser un psicópata obsesivo compulsivo.

La película, de corte de bajo presupuesto filmada con apenas $4 millones, produjo en su primer fin de semana $16 millones. Esto definió la senda de la película y la tornó en un éxito taquillero. Dicho lo anterior, la grandeza del filme raya en su guion, el cual fue escrito por Bárbara Curry. El guion es muy bueno, pese a las pobres actuaciones de varios de los que en la película desfilan, lo cual incluye a la propia López. No obstante, un tema tan trillado como la fidelidad/infidelidad se torna en una reflexión profunda con un final feliz, que fortalece la institución de la familia.

A fin de cuentas, Jennifer cambió el debate en la película y nos plantea que ser infiel es algo así como cometer un error, el cual se puede rectificar si usted lo deja de hacer. Todos felices y la vida continúa. Su personaje (Claire) según evoluciona la película se torna en uno muy convincente. Es real que la mujer tiene una cosmovisión que ve su acto de infidelidad como un error a ser superado, mientras condena la infidelidad cometida por su marido. Algo de una moral más compleja transita en este filme.

Por otro lado, el personaje protagónico, aunque realmente es el antagónico, se traduce en Noah Sandborn, quien es personificado por el actor de origen mexicano Ryan Guzmán. Es interesante la construcción del nombre, pues es Noe, el nacido de la arena, si traducimos literalmente su nombre. Pero en la película, Noah personifica a un joven psicópata y obsesivo compulsivo, quien no solo seduce a su maestra, sino que luego desea chantajearla por su infidelidad ante todo el mundo.

Esta es la mejor parte de la película: el haber frustrado el intento de victimizar la infidelidad de la mujer. Nada que ver. Jennifer/Claire nos recuerdan que las mujeres, son libres y que su libertad también acarrea decidir si se acuestan o no con otra persona que no sea el marido.

Los otros personajes de la película se traducen en el esposo de Jennifer (John Corbett) y el hijo (Ian Nelson). Son personajes que aportan, pero realmente el debate en torno a la fidelidad/infidelidad es un asunto de Jennifer López.

La película inicialmente no me parecía convincente. Me parecía llevada por pobres actores y actrices. Pero una vez se desarrolló la trama y la misma se convirtió en un asunto complejo, me fascinó. Es un gran filme de bajo presupuesto, bien realizado.

Invito a verla y discutirla. La verdad ya no existe. Lo que existen son apreciaciones, individuales y particulares, de nuestros propios actos. Con o sin una copa de vino, la debe ver.