El ciclo tóxico en Puerto Rico

Caribe Hoy

Cuando se habla de hacer política en Puerto Rico, siempre se piensa en la misma cultura o manera de hacer política. Esa manera de hacer política es la que tiene a muchos en la isla cansados, frustrados y decepcionados. Es un tipo de política que siempre está corriendo en un mismo ciclo vicioso dando vuelta en la misma plazoleta sin la intención de llegar hacía algún sitio en específico. Este tipo de hacer política es la que ha hecho que muchos boricuas abandonen la isla y se establezcan en los Estados Unidos permanentemente. Algunos intelectuales, así como, otras personas envueltas en la política describen esta situación de hacer política como un “ciclo tóxico” donde se repite los mismos errores y la misma manera de gobernar haciendo que se pierda gobernabilidad.

Uno de los ciclos tóxicos que se ve en Puerto Rico respecto a la política es el estar poniendo nuevos empleados cada vez que sube una administración nueva. Esta costumbre es una muy maligna debido a que no ayuda a que los empleados anteriores adquieran experiencia en el puesto que desempeña. Otra razón para ser tóxica esta costumbre es que siempre habrá empleados sin vasta experiencia trabajando en el gobierno, ya que, son empleados que le dan un empleo al momento se subir la nueva administración y removidos de su puesto si sube una nueva administración. Esta costumbre no solidariza la economía en Puerto Rico, ni la fortalece, sino que, la debilita. Por último, debido a este “entra y sale” de empleados en las oficinas de gobierno y la falta de experiencia en un puesto, la calidad de servicio siempre será mediocre; eso se ve y se nota cuando se visita una oficina de Servicios Sociales, Obras Públicas u otra oficina gubernamental.

Otro de los ciclos tóxicos que se ve mucho en Puerto Rico cada vez que se postula un nuevo aspirante a la gobernación son las promesas que se hacen, para luego, no cumplirlas. Seguramente, la gente dirá que esto pasa en cualquier parte del mundo. Sin embargo, con mucha certeza, los políticos que prometen ilusiones y sueños al pueblo, no saben con certeza si lograrán cumplir. Otros políticos, sabiendo que no pueden cumplir, prometen como quiera por tal de engañar al pueblo y salir ganador de la contienda política. Por último, muchos políticos prometen sin entender que el estatus político en que se encuentra la isla (ELA) no le va a permitir cumplir muchas de sus promesas de campaña política. La razón es bien simple, el estatus político en que se encuentra Puerto Rico es beneficiosos para el pueblo por un lado, pero, desventajoso por otro lado porque limita a los políticos implementar nuevas leyes que beneficiaría política, económica y socialmente a Puerto Rico. Un ejemplo de esto es La ley de Cabotaje. En otras palabras, el resolver algunos dilemas políticos en Puerto Rico se necesita primero hacer un cambio de estatus político en la isla.

Uno de los ciclos más tóxicos que se sigue repitiendo en Puerto Rico es el de seguir votando por los mismos partidos políticos dominantes. Esta inclinación de estar votando por los mismos partidos y no darle oportunidad a otros partidos para traer nuevas ideas y propuestas frescas es lo que ha permitido que Puerto Rico no progrese políticamente. Los dos partidos predominantes saben de esta tendencia del pueblo a la hora de votar y se aprovechan para subir al poder, y luego, olvidarse del mismo. El pueblo sigue votando por ellos porque quieren mantener una falsa esperanza de que, algún día, aparezca en escena un tipo de “Mesías prometido” donde sacará al pueblo del estancamiento político, económico y social en que se encuentra. De estos mesías que prometen y no cumplen, todos están cansado de verlos cada cuatro años.

Cuando se piensa en el ciclo más tóxico dentro de los diversos ciclos que se da en la política de Puerto Rico, muchos concuerdan que el  votar por colores y no por razones es el ciclo más tóxico entre todos. La mayoría de la gente en Puerto Rico no vota por razón o por conciencia, sino, por el color del partido, lamentablemente, de los dos partidos predominantes. Esta mala costumbre se ha venido practicando por décadas y el panorama es que no va a cambiar. La teoría más aceptada para creer el por qué los votantes votan por color y no por conciencia es que esos dos partidos tienen una garantía de estar unidos con los Estados Unidos. Ambos partidos tienen por política principal el seguir unidos con los norteamericanos aunque su manera de hacer política en la isla sea un fracaso. En otras palabras, el pueblo le da más importancia a la seguridad de pasaporte, cupones y becas, aunque se hundan políticamente, a que, maduren y se superen como pueblo, pero con el sudor de su frente.

Concluimos que la repetición de lo mismo, de hacer lo que se cree que está bien y no lo está es lo que se categoriza como ciclo tóxico. Estos ciclos letales que perjudican grandemente la política, la economía y la sociedad puertorriqueña es lo que no deja que avance Puerto Rico en mejorar su estatus de “casi en quiebra” a uno de progreso. Lo peor es saber y reconocer que esos ciclos tóxicos son permitidos por el mismo pueblo (en su mayoría) a la hora de votar por un candidato o por los mismos partidos que no mejoran la situación actual de desesperanza, sino, que hunden, cada día más, la situación actual a una de caos y desesperación. Las dos preguntas para formular a los que leen este ensayo son las siguientes: usted que vive en Puerto Rico, ¿seguirás practicando los mismos ciclos tóxicos a la hora de pensar en el futuro de Puerto Rico? o ¿seguirás con la misma práctica? Reflexionemos en los que leímos.

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