Reflexiones para un Pensamiento Crítico Nacional

Agenda Caribeña
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altMientras reflexionaba sobre mi intervención en el simposio: La Deuda Pública de Puerto Rico y la Responsabilidad del Gobierno Federal: Cursos de Acción y Remedios de la Ciudadanía, ante el cual presenté dos ensayos el 29 de abril del corriente (un resumen  que fue publicado el 1 de mayo de 2015 en la Revista 80 Grados y otro más extenso que estoy en proceso de publicar en una revista jurídica), meditaba sobre otros asuntos interrelacionados, que rondan mi cabeza hace mucho tiempo y estimo importantes para nuestro país.

Algunos de estos asuntos tienen una relación muy estrecha con el aludido simposio y la deuda pública, pero por su extensión no podían ser incluidos en nota al calce y necesitan ser abordados en escritos separados.

Uno de esos tópicos es de método, de modo de pensar. Opino que la deuda pública de Puerto Rico debe ser enfrentada, como todo fenómeno histórico, con el instrumento de un pensamiento crítico nacional, tema a su vez muy complejo. Así que como trasfondo de la preparación al simposio comparto con  los amigos lectores estas reflexiones.

Como nación, fraguada en siglos, la nación puertorriqueña tiene su propia esencia. Ofrezco una metáfora ilustrativa.

En la América del Norte, los salmones suben desde el mar por los grandes ríos superando obstáculos inmensos. Esa es una característica  muy particular de su naturaleza. Aquí, en nuestra isla antillana, por siglos tenemos la peregrinación del cetí, que desde el mar sube por los ríos del norte hasta la cordillera para convertirse en el pez olivo que de niño pescaba en los ríos de mi infancia. Esa es parte de nuestra naturaleza.

Nos hemos tardado en reconstruir y consolidar nuestro acervo cultural histórico desde una perspectiva crítica (en todas sus dimensiones: derecho, nueva historiografía, estudios de la diáspora, literatura, economía, deuda pública,  artes, política), pero se ha estado haciendo. Ese colosal esfuerzo  consta  en grandes anaqueles, inmensa labor de hormiga brava. Pero es importante entonces continuar unificando, pasar a la función de la abeja, que pica para proteger su nido, pero a la vez produce miel, porque es colmena en tiempos de paz y enjambre en momentos de guerra, pero nunca deja de producir miel. Si las abejas se balcanizan, se fragmentan, no pueden producir el dulce que no se daña.

Un pensamiento crítico nacional es una aspiración permanente y debemos continuar fomentando la interrelación de estudios e ideas en esa dirección. No es buena la balcanización  de ideas culturales en especialidades, inclinaciones o dogmas (como el psicologismo, la religiosidad dogmática, el economicismo, entre otros), ya que todo ideario o fenómeno cultural tiene una relación con la totalidad del quehacer humano. Por ejemplo, el psicologismo -esa corriente que carga toda la atención al impacto de las emociones- es un formalismo que no es útil para analizar y transformar la realidad, ya que se aparta de la manera integrada en cómo ocurren los procesos sociales, políticos y culturales y la vida. Hay pensamientos que como nuestra nación están balcanizados. Tan evidente es que, salvo excepciones de intelectuales interesados en el tema,  escapa a muchos ojos la atención adecuada, la verdadera importancia que tiene, de una de las características principales de la formación nacional puertorriqueña: la diáspora.

Antes la diáspora era la pequeña luna, sin ella la tierra no puede vivir. Hoy la diáspora es la luna de Júpiter, es un Sol, muy grande y me parece que la hemos olvidado aquí en nuestro terruño, aún cuando es codueña por derecho propio de nuestras playas y ríos y aire y bienes comunes, porque son boricuas como somos los de aquí, también balcanizados en tribus y muros cibernéticos.

Por eso corresponde avanzar, hablar y partir del pasado y la tradición en su relación con el presente, los fenómenos concretos en su relación con la totalidad, pero hacer una crítica del presente con un instrumento en proceso de construcción: un pensamiento crítico, nacional, autóctono, criollo, boricua. Con actitud de aproximación y no con pedantería culta, reconociendo con humildad que solo podemos acercarnos  al conocimiento complejo de la realidad, para evitar los dogmatismos que terminan fosilizados. Nuestros próceres aportaron al mismo en tanto y en cuanto hablaron el lenguaje de su época. Falta que nosotros intentemos hablar el lenguaje del presente.

Expandido ese pensamiento nacional por la fuerza de sus ideas, acción y su ejemplo, corroborada la corrección de las ideas en la experimentación, trascenderemos el cinismo que nos arropa y abruma por todos lados, que no es otra cosa que ceguera, glaucoma, pesimismo, vagancia intelectual para no atender, analizar los grandes problemas de la actualidad, y también los pequeños, para cada fenómeno fundamental de la realidad concreta, aproximarnos, inventariarlo, conocerlo para ir entonces a la solución de los problemas y proponer alternativas y cursos de acción, justos, solidarios, afincados en nuestra propia realidad. Si lo hacemos bien, entonces servirá de pedestal, de autoridad moral, de prestigio unificador.

No niego que algunos lo han estado haciendo y lo intentan hacer todos los días en nuestro país, y debe ser así ya que será un proceso colectivo. Otros lo han hecho en sus países y nos sirve de guía flexible y adaptable su método. Mariategui redactó 7 ensayos de la realidad peruana, para concluir que el indigenismo era la característica dominante del Perú y países vecinos, tal y como se ha corroborado. Amical Cabral, a quien le requerían que organizara la clase obrera en Guinea Bissau como vanguardia en la lucha anticolonial contra Portugal, resolvió que si no había obreros, había que organizar a los ancianos venerables de las tribus, lo que hizo y triunfó. A Antonio Guiteras, en la lucha contra Machado en la década del 30, los comunistas dogmáticos afiliados a la internacional que les dictaba las pautas desde afuera, le acusaban de pequeño burgués, lo presionaban a organizar soviets en las fábricas y cañaverales , instituciones ajenas a la realidad cubana de entonces. Guiteras fue creador de nuevas concepciones, muchas de las cuales se rescataron por la generación del Centenario. Roque  Dalton, biógrafo de Miguel Mármol, redacta dos ensayos críticos sobre la historia del Salvador y Centro América como preludio a su ingreso al Salvador desde el exilio. Gramsci en sus reflexiones sobre el dominio ideológico mediante el consenso en un país avanzado como Italia, acude a los intelectuales italianos Benedetto Croce y Maquiavelo como forma de legitimar su discurso apelando a los grandes nombres de su tradición nacional. Así lo debemos hacer nosotros cuando invocamos nuestros próceres e intelectuales para ensamblar argumentos sobre nuestro presente.

Empecemos cada uno y en unión a otros, con método científico hostosiano a conocer y aproximarnos a cada problema, inventariarlo, proponer soluciones viables colectivas, no locuras de lunáticos, sino soluciones para un pueblo único, una nación afrocaribeña, impactada por la religión cristiana, católica, protestante y las prácticas afrodescendientes, con su propia cultura y dos idiomas, español e inglés, cultura en interacción y conflicto, una economía debilitada, dependiente, una nación avasallada  por el capital absentista, descapitalizada, colonizada,  proletarizada, una nación con grandes sectores desempleados y lumpenizados, controlada por la hegemonía ideológica de las élites y subsidios federales a gran escala que destruyen la ética del trabajo, con características únicas y fundamentales como las siguientes: 98 años de ciudadanía americana impuesta,  una diáspora de 5 millones, un ejército de 100 mil esclavos adictos o mercenarios armados al servicio de los capos de la droga y una deuda pública inmensa impagable. Una nación con 523 años de historia colonial.

Y desde la invasión norteamericana con diversas etapas económicas controladas desde afuera: la época terrible de la industria azucarera, dos épocas también dolorosas productoras de grandes cambios sociales y culturales, la del plan manos a la obra desde los años  40 hasta los 70 y la de las compañías 936 hasta que terminan estas entre 1996 y 2006. Y con la eliminación de las 936 comienza otra etapa, la de un gran abandono por la metrópolis y la entrega total al capital comercial, financiero, inmobiliario y narcotraficante absentista: el limbo, la sequía del jardín, a pasos del cementerio y el infierno. En esta nueva etapa, el desarrollo de un gran éxodo de boricuas a la metrópolis y la continuación de la balcanización de nuestra nación, las adicciones y el crimen rampante, la desvalorización de las propiedades  y riquezas, facilitación de la compra de las mismas por especuladores mayormente extranjeros respaldados con legislación local de privilegios, sustitución de población con nuevos inmigrantes, crecimiento  de una gran deuda pública, imposición de tributos inútiles a la población para pagar intereses de esa deuda impagable. Estos poderosos que ahora se afincan harán un partido o grupo fuerte. Tal vez uno que otro y sus hijos y descendientes se quedarán y se asimilarán a las corrientes del país.

Ante la gran debacle del país hay suspicacia, fragmentación, pero también mucho interés por ver cómo cada cual se activa y aporta. Generaciones, grupos, amigos afines se convocan. Hay mucha inquietud. Es un paso de avance.

Algunos pretenden abarcar mucho, y desean convertirse de la noche a la mañana en partido político para gobernar. Los que ya tienen esos proyectos es cuestión que los mejoren. Los que están desafiliados o buscan algo distinto tal vez con un poco de más  paciencia sea aconsejable la reunión en pequeños grupos de tres, cinco o tal vez siete libre pensadores, por barrios, escuelas, universidades, municipios, centros de trabajo, a discutir con método, diversos problemas que requieren atención, identificar soluciones y elaborar e instrumentar cursos de acción para las mismas. Lo del nombre de los grupos es lo de menos. Es cuestión de estudiar, reunirse, de conversar, de hacerse preguntas, intentar contestarlas. No necesariamente en esta etapa hay que centralizar. La autonomía es buena. De la suma de esos procesos y de los muchos otros que  llevan a cabo muchos grupos, tal vez en el futuro surja un programa nacional, y un movimiento amplio, creativo y moderno: nuestro Podemos o Syriza puertorriqueño.

Hace falta el diseño de un programa para el beneficio del pueblo, de aquí y de la diáspora, trabajadores, desempleados, adictos, profesionales, estudiantes, pequeños y medianos comerciantes y empresarios, sectores oprimidos y discriminados como los inmigrantes, las mujeres, la comunidad LGBT, que surja del estudio crítico y luchas experimentales frente a esos grandes problemas y también pequeños, mediante una gran alianza de mayores y jóvenes, con un rol fundamental de la juventud.

Qué ironía, mientras Puerto Rico se convierte en un jardín seco, desde el 2006 comienza en nuestra América Latina y el Caribe una época de florecimiento y crecimiento económico, con países soberanos, e independientes del imperialismo norteamericano, unidos por entidades como Unasur y la Celac.

Para enfrentar la deuda pública hace falta la gran unidad del pueblo puertorriqueño en torno a un programa autosustentable y unido a nuestra América Latina y el Caribe. Para esa unidad es fundamental otorgarle a la dispora el derecho al voto en su patria, empezando por Oscar López, eliminando el requisito del domicilio del código electoral.

Un amigo me preguntaba si el derecho al voto de la diáspora es uno de principios y le respondí que sí sin titubeos. Si somos 10 hermanos y nos vamos a sentar en una mesa, todos, sin exclusión tenemos el derecho a un asiento, sean unos blancos, otros negros o hembras o varones, homosexuales o heterosexuales. No puede haber discrimen.

Para enfrentar el coloniaje y la deuda pública hace falta un pueblo sano. Por eso la necesidad de la reglamentación del uso por medicación estatal de todas las drogas. Para los adictos, sus familiares y el país aterrado por el crimen, la medicación del uso de todas las drogas adictivas, el registro de adictos, para los capos una amnistía de sus capitales que les permita regenerarse y evite el conflicto y guerra civil, la creación de una Comisión Nacional Estratégica por Orden   Ejecutiva del Gobernador y un proceso de pueblo para empujar e instrumentar esa gran reforma.

Esta Orden Ejecutiva es cabildeable al Gobernador y posible a corto plazo. No hay que buscar legislación, y los tratados mundiales permiten el espacio para reglamentar y medicar el uso de las drogas por el estado mientras se prohíbe la venta, manufactura y distribución privada. Por tanto no es necesario tampoco aval del Congreso ni del Ejecutivo federal, ya que son signatarios de esos tratados que son su ley suprema bajo la cláusula de supremacía de la Constitución Federal.

Si los políticos fueran prácticos, verían que una medida como esta trae el agradecimiento y el voto de 100 mil adictos ahora esclavos de los capos, más de 500 mil de sus familiares y allegados y muchos de la sociedad agradecidos por el humanismo ante los enfermos y el mejoramiento de la calidad de vida con la reducción del crimen. Representa un caudal de votos y ahorro de recaudos con la sustitución del modelo penal militar por uno salubrista. El modelo penal militar se come recaudos en cárceles, policías, salud, guardias de seguridad no muy distantes del servicio anual de la deuda y costos en alarmas, rejas, robos, muertes a la ciudadanía.

Y este asunto de 100 mil soldados al servicio de los capos de la droga lo resalto. Marulanda le decía a Fidel ( según resalta este último en el libro La Paz en Colombia) que las FARC tenían, a mediados de los 1990, 15 mil hombres fusil. Y con ellos controlaban regiones paralelas al Estado y han forzado al Estado colombiano a negociaciones de paz que llevan muchos meses. ¿Cuán poderoso no es entonces el aparato del narcotráfico en nuestro país?

Frente a la deuda pública que ninguno de nosotros ha firmado, y que fue objeto de análisis inicial del simposio al cual me he referido, el decreto de la moratoria, la auditoría ciudadana frente a una deuda odiosa colonial proscrita por el derecho imperativo internacional, no pagarla nosotros, elaborar una teoría de responsabilidad para que la pague el imperio, el Congreso, el Gobierno Federal, administrador culposo plenipotenciario del territorio esclavo.

El Simposio titulado: La Deuda Pública y la Responsabilidad del Congreso Federal: Cursos de Acción y Remedios de la Ciudadanía, que se celebró el 29 de abril de 2015 en el Teatro de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana, fue auspiciado por la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana y la Cumbre Social.

En mi ponencia traté de seguir el método del pensamiento crítico nacional. Me tomé el atrevimiento de abordar uno de los grandes problemas de nuestra realidad. Lo estudié haciendo acopio de diversas disciplinas: historia nacional y mundial, política, sociología, economía, moral, derecho y costumbres. Una vez estudiado propuse soluciones. Y, finalmente, sugerí un plan de cursos de acción para poner en función esas soluciones.

Le lanzó al público este plan. A ver cómo lo acogen.