¿Serán los nuevos jíbaros?

Caribe Hoy

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Cuando una niña o niño aprenden a comer por ellos mismos, sabemos que están madurando en su etapa de desarrollo. Cuando un pueblo sabe sembrar y cosechar los alimentos que consume para alimentarse, esta maduro como sociedad. Esto es psicología, comportamiento, lo esperado en la etapa de desarrollo de los individuos o las sociedades.

No es política partidista de la chiquita, es política en grande. Es de la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas.


En una mirada al pasado, encontramos al jíbaro, al campesino, al que en otros tiempos sembraba y cosechaba lo que a todos nos alimentaba. El tema del jíbaro en nuestra sociedad como tantos otros temas en una sociedad que se busca a sí misma de manera constante, es complejo. Por un lado se idealiza, es decir se le adjudican cualidades y pocas o ninguna falta. Otras veces se le ha tratado de borrar del discurso, y  de su impacto en lo que llamamos cultura puertorriqueña. Sin embargo, para propósitos de este escrito la figura del jibaro es la que mejor describe, el campo, sus siembras y sus frutos. Es la mirada del campesino que siempre sabia de dónde había llegado el alimento que ponía en su mesa.


Se dice que cuando vamos a reflexionar sobre algo, lo mas sabio es comenzar por casa,  por lo mas cercano. En un análisis psicológico, la primera mirada siempre es la personal. Esto es tanto en lo individual como en lo general o colectivo. También se cumple esta máxima en el alimento. Se dice que lo mejor que puede alimentarnos es el fruto que se cosecha, lo mas cercano posible a donde resides. Esto nos lleva a nuestra particular manera de comer.


En nuestro país varias generaciones nos hemos estado alimentando de alimentos foráneos, lejanos, de los  que muchas veces desconocemos su procedencia. Nuestros niños desconocen de donde provienen lo que comen y creen que la comida viene del supermercado, sin establecer conexión ninguna con la tierra, que se siembra y produce alimentos. Solo hay que pasearse por las góndolas del supermercado y leer de donde viene lo que comemos. Este ejercicio lo hemos  hecho a través de los años tan cotidiano, que muchas veces no produce reacción alguna en nosotros. Ante la pregunta: ¿De donde viene el pollo que te gusta? El niño contesta: del supermercado. Este es un ejemplo real.


Por otro lado, afortunadamente, algo tenemos que haber hecho bien, pues aquí y ahora están en desarrollo unos seres a los que he llamado, los nuevos jíbaros. Estos neo jíbaros, tienen mucho que aprender y más que enseñarnos. La profesión de trabajar con seres humanos  trae muchas cosas, entre ellas el regalo de conocer esta nueva manera de ver la alimentación y todo lo que significa el sembrar y el cosechar. “Casi nada es nuevo me decía una de ellas, realmente es volver atrás, para de ahí partir, con un conocimiento ya adquirido”.


El jíbaro, el campesino labraba la tierra, y conocía de dónde llegaba lo que se echaba a la boca. Recordar en este tema es un ejercicio de sanidad colectiva, nos sitúa en lo aprendido, en lo ya adquirido. No estamos partiendo del vacío o de la crisis, ya  tenemos fortalezas, el jíbaro nos las ha legado. Recordar nos ayuda a apoyarnos en los gigantes de la vida que nos han precedido, nos hace percibirnos fuertes, la historia vivida, nos acompaña.


El tema de la alimentación en un país tan dividido adquiere dimensiones de partidismo político y de creencias ideológicas. Es interesante cómo cuando se defiende la alimentación como la base de la salud, encontramos rechazos severos por personas que genuinamente creen que lo que viene de afuera es mejor. De mas calidad, mas sofisticado y que adquiriéndolo, comiéndolo, me hace mejor, no necesariamente en la salud, pero sí en la imagen.


Esto nos lleva a entender, cómo  través de la alimentación y la agricultura y muchos otros temas, nos chocamos con el status político del país.


Entendiendo esto, también es urgente que entendamos que un pueblo que es capaz de alimentarse a si mismo puede subsistir bajo cualquier estado político que decida, y que la atención a la agricultura es fundamental.