REFLEXIONES SOBRE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA

Caribe Hoy

altEl 9 de octubre de 2013 publiqué el ensayo La Huelga Universitaria de 1973. Luego  el 30 de mayo del 2014 publiqué otro sobre autonomía universitaria y la universidad del futuro bajo el título Autonomía Universitaria Antes y Ahora.*

En el primer escrito abordo la tensión entre tiranía-burocracia-poder y la inteligencia universitaria como fenómeno presente en las quejas y huelgas universitarias de Puerto Rico, en particular la Huelga Universitaria de 1973, así como los factores que incidieron en esa huelga y algunas lecciones que derivan de la misma. Igualmente indico como  esta tensión, en la que predomina el control de la burocracia en detrimento del proceso académico de profesores y estudiantes, y de los trabajadores, es un problema no resuelto todavía y por tanto generador de las tensiones y  luchas universitarias del futuro.

En el segundo artículo abordo la historia general de la institución universitaria comenzando en Bolonia y París y  los modelos desarrollados y adoptados en otros países y el nuestro, y como ha ido evolucionando como medio la institución de la autonomía universitaria desde sus orígenes, transitando por el Grito de Córdova de 1918 y los retos que existen para elaborar una autonomía verdadera y autóctona en el futuro que pueda servir a los fines universitarios, entre ellos con primacía ayudar al diseño de un proyecto nacional para Puerto Rico.

Ahora intento  un acercamiento, muy inicial a las siguientes interrogantes: ¿Es esencial la autonomía universitaria y poderes afines en Puerto Rico, cuanta importancia tienen, de que jerarquía gozan estas instituciones?  ¿Qué plan de trabajo hace falta para comprenderlas y para que se conviertan en una prioridad universitaria y nacional?

Las respuestas a estas interrogantes no pueden ser categóricas ni finales. La autonomía, con los poderes afines de reforma que la deben acompañar, es una institución cambiante que se acomoda en cada lugar a la tradición particular de cada país y de cada universidad. Su genotipo o forma específica en cada periodo depende del acomodo de las distintas fuerzas y factores envueltos en cada periodo histórico y en cada realidad concreta universitaria.

El problema de la autonomía y reforma universitaria estárelacionado primero con la inteligencia que la elabora. La autonomía es el clima o ambiente de cada enjambre universitario si utilizamos la metáfora de las abejas. Si utilizamos la metáfora del submarino y el periscopio, igualmente la autonomía equivaldría a la libertad con que se puede mover el artefacto en su tránsito por los mares. Y me explico.

La inteligencia de las universidades son sus profesores y sus alumnos. En determinado momento  se agrupan en universidad o panal de inteligencias. Son ellos los que investigan, estudian y se aproximan a la totalidad, a la realidad. En la interacción entre alumnos y profesores, en el proceso enseñanza aprendizaje ocurre el intercambio del conocimiento. También es fin y  fruto de la labor de los universitarios analizar la sociedad, el mundo orgánico, material y espiritual para entender esos fenómenos  y para asistir en el intento de mejorarlos y transformarlos.

La persecución de estos fines de la inteligencia conlleva el estudio y la enseñanza de paradigmas, y así también la crítica de paradigmas existentes, la elaboración de otros que retan para sustituir determinadas premisas que se tenían por verdades.

La inteligencia universitaria, como los ojos del mundo en que vivimos, puede quedar en tinieblas  y paralizada en determinado momento cuando se convierte en submarino ciego construido de acero macizo y sin periscopio, y sin combustible ni recursos para navegar. Ocurre que en determinados momentos el poder o los poderes que rigen en  determinada sociedad, como la inquisición en el renacimiento, o más particularmente la monarquía frente a la ilustración, sea enemiga de los paradigmas que cuestionan el origen divino del poder monárquico y entonces declaran herejes a los portadores de las nuevas ideas que pregonan que el soberano es el pueblo que elige sus autoridades,  y los persiguen, marginan o excluyen de la labor universitaria, o restringen sus recursos. En Puerto Rico el Prof. Paraliticci escribió un libro en el que hace inventario de los presos políticos en Puerto Rico desde la invasión en 1898. Se acercan a la cifra de 1,000. Sería interesante inventariar el número de estudiantes y profesores perseguidos o expulsados de las instituciones universitarias en ese mismo periodo por su actividad disidente. Creo que la cifra excede por mucho la de los presos políticos. Aunque es imposible la tarea, la cifra sería mucho mayor si se le pudiera añadir a los que han sido discriminados en la selección de plazas para la cátedra por su historial de crítico o disidente.

De ahí que es esencial para el cumplimiento de los fines de la inteligencia y de su recinto universitario la garantía de la plena libertad de investigación y de enseñanza. Queda entonces como norma universal incuestionable que el poder del estado o poder externo no puede  determinar o intervenir ni los poderes internos actuar arbitrariamente en  el ejercicio de la investigación, la publicación de sus hallazgos, ni el proceso de la enseñanza.Cuando indico no arbitrariedad de los órganos internos tomo en consideración que existen instituciones de evaluación y crítica interna de los universitarios que se deben implementar sin capricho y con mensura frente al ejercicio de la cátedra y la investigación con el fin de buscar la excelencia. Como colorarios de esas premisas  hay que añadir otros poderes o fueros afines, que la elección de y  el ejercicio del poder de administrar la universidad debe estar en manos de quienes ejercen la labor principal, la misma inteligencia, y que la labor universitaria no puede estar sujeta a que se recorten o afecten los recursos financieros necesarios para operar.

El submarino universitario, como gran cerebro de una nación, cumple mejor sus fines si está construido de material transparente que no límite su visión para que pueda atisbar lo más precisamente posible el mundo exterior, ni debe tener carencia de recursos, combustible y personal amigo que le impidan viajar. Entonces ahí la universidad no queda desconectada de la  realidad, de la nación ni del mundo. Pero aún así, esa función de la inteligencia tiene limitaciones orgánicas ya que sólo puede aproximarse a la realidad concreta, pues  los detalles, partículas invisibles, y dinámicas precisas no pueden ser captadas absoluta y enteramente por la inteligencia. Sólo se capta parte de la realidad. Atendida con humildad esta limitación entonces habrá menos riesgos de caer en dogmas inmutables.

La autonomía universitaria es el medio del cual se vale el quehacer universitario para cumplir sus fines, su misión,  sin obstáculos o impedimentos establecidos por los poderes externos e internos, sean estos los poderes políticos, gubernamentales, religiosos, económicos, acreedores, accionistas, criminales, mediáticos, imperiales, gremiales, burocráticos, legales, grupales, individuales, etc. Consiste del espacio o soberanía de la inteligencia y necesita tener los recursos económicos y el personal burocrático amigo de apoyo necesarios que  faciliten cumplir su misión universitaria.

Luego entonces, entendida así la autonomía y poderes afines como medio humano,  son fenómenos  o productos culturales  concretos históricos y determinados, que interactúan y se relacionan con la totalidad. Su mera mención no es panacea o medicamento automático y milagroso que cura todos los males o problemas universitarios. Pero aplicados  sí serían medicamentos principales de sanación.

El resultado de la autonomía aprobada con sus poderes de apoyo se puede fijar en un estatuto, reglamentos, usos y costumbres pero necesariamente en el texto constitucional,  ya que atiende y protege  a uno de los procesos más importantes de la sociedad: la labor de las inteligencias universitarias.

Pensar sobre la autonomía universitaria es asunto de muchos,  pero preferiblemente, y con primacía, de los universitarios. Para la elaboración de la autonomía idónea que necesita la actividad universitaria deberíamos tener un inventario de lo existente, de la tradición, la historia, las costumbres, los estatutos, el derecho,  la experiencia comparada de otros países. Por ello es necesario estudiar lo dicho por los intelectuales, los simposios mundiales y regionales, elaborar una bibliografía del tema. Crear cursos y seminarios universitarios, organizar conferencias, simposios y debates en todos los centros universitarios. Al día de hoy, ya la universidad no es sólo el Recinto de Río Piedras, la universidad son todas las universidades públicas y privadas y son bastantes. Por eso la autonomía hay que adecuarla a la realidad concreta y tradición de cada centro universitario. Como la autonomía es un proceso de acomodo de intereses y múltiples factores, hay que verla así de manera compleja, variada y polifacética.

No debe escapar al análisis la historia de las disposiciones constitucionales  o los estatutos que han regido la actividad universitaria.  ¿Cómo y quien es el poder o los poderes que las autorizan a actuar como instituciones universitarias y a conferir grados? En el caso de la universidad pública, ¿qué facultades y obligaciones le han conferido y le confieren a la corporación pública, y en el caso de las universidades privadas, la corporación o ente de lucro o sin lucro, cuán efectiva han resultado estos entes  jurídicos,  cómo se asignan y controlan sus fuentes financieras, como interactúa la Junta directiva o de Síndicos con los cuerpos universitarios como la Junta Universitaria, Senados Académicos, Consejos y Asociaciones Estudiantiles, Sindicatos, y oficiales administrativos?

No cabe duda que estamos ante principios de alta jerarquía, históricamente comprobados como válidos: la autonomía, así como los poderes complementarios de elección de dirigentes y control presupuestario, son medios necesarios para el buen funcionamiento de la inteligencia universitaria, para que pueda cumplir con los fines o misión universitaria.

Siendo esos principios de alta política pública incuestionables, entonces es necesario que se instrumente un proceso de reforma, por más complejo y difícil que sea, para garantizar la autonomía adecuada, con los poderes afines a ella, a cada institución universitaria y formalizarla mediante un diseño constitucional y legal idóneo.