Oscar López Rivera: el prisionero político más antiguo del mundo

Agenda Caribeña
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Una gran mayoría de las personas creen que el prisionero político del mundo moderno con más tiempo en prisión fue el patriota surafricano Nelson Mandela. Este gran luchador fue encarcelado por sus ideas libertarias contra el “apartheid” y contra la represión del gobierno surafricano. Fue juzgado por “traición” por un gobierno compuesto exclusivamente de blancos que practicaban la exclusión de la raza negra. Este régimen represivo encarceló y mantuvo a Mandela como prisionero político por 27 años. El caso de Mandela recibió mucha publicidad y dio a conocer al mundo que el "apartheid" era una forma de vida inhumana y, por lo tanto, había que eliminar esta práctica exclusiva y discriminatoria. Una vez liberado Mandela, fue electo presidente de Sudáfrica.

También por sus ideas políticas, Estados Unidos el “autoproclamado paladín de la democracia” ha mantenido como prisionero político a Oscar López Rivera por más de 24 años. Oscar, residente de Chicago, pero puertorriqueño, participó en la Guerra de Vietnam por Estados Unidos. Fue condecorado por este Gobierno por sus acciones militares. Pero la conciencia de Oscar estaba comprometida con la lucha de la liberación nacional de su patria, Puerto Rico. Como la mayoría de los independentistas puertorriqueños, fue víctima de infames actos de represión propiciados por el imperialismo de Estados Unidos.

Cuando Oscar regresó de Vietnam se convirtió en un líder comunitario que luchó pacíficamente por los derechos de la comunidad hispana. Luchó por los derechos a la educación, la salud, por el acceso de la comunidad latina al empleo y al bienestar económico y social. Oscar fue detenido y acusado porque “era miembro de la Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, (FALN)”.  Este grupo puertorriqueño creía en la lucha armada para lograr la independencia de Puerto Rico. En su juicio, Estados Unidos nunca pudo probar nada de lo que alegaba. Oscar nunca cometió delito alguno contra las personas. Aunque sí tenía amigos dentro de la organización. Los mismos luchaban por la independencia de Puerto Rico, pero esto de por sí no probaba que era miembro de esta organización. Al no poder probar estos “delitos”, Oscar fue juzgado por “sedición”. Qué grande eres Oscar, ¡un solo hombre para derrocar el Gobierno de Estados Unidos por la fuerza!

Con 34 años como prisionero, Oscar se convirtió en el prisionero político más antiguo del mundo. Mucho más que el glorioso luchador Nelson Mandela. En el 1999, el presidente Bill Clinton ofreció a Oscar López Rivera, junto a otros presidiarios políticos puertorriqueños, la libertad condicionada. Oscar no la aceptó porque tal ofrecimiento no incluía a todos los prisioneros políticos puertorriqueños. Tampoco se sometería a condición alguna, porque su único delito fue luchar por la libertad de la patria. A Oscar les enseñaron en el ejército de Estados Unidos, que el compañero de luchas nunca se abandona. Todos los otros prisioneros políticos fueron indultados, menos Oscar. A su sentencia le añadieron 15 años, por un caso fabricado de intento de fuga. Esto era imposible porque desde que Oscar ingresó a la prisión era vigilado constantemente por la guardia carcelaria. Estados Unidos continuaba con sus actos represivos contra todos los que intentaran rebelarse en la colonia. Por ser un prisionero político, Oscar fue encarcelado en las peores instituciones penales de Estados Unidos. Fue sometido a infames vejaciones, insultos y a una dura represión. Lo mantuvieron en solitaria por diez años, incomunicado con su familia inmediata y con todo el mundo exterior.

Puerto Rico, como un solo pueblo con una sola voz, viene reclamando la libertad de Oscar y su regreso a su querida patria. Las diferentes instituciones de la sociedad puertorriqueña reclaman su liberación. El propio gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, y el comisionado residente de Puerto Rico en Washington, Pedro Pierluisi, han reclamado su libertad. La Iglesia Católica en Puerto Rico, guiada por su Conferencia Episcopal, constantemente reclama a las autoridades de Estados Unidos la inmediata excarcelación de Oscar. El mismo gesto de solidaridad han tenido las iglesias protestantes y otras denominaciones, las organizaciones obreras, los colegios profesionales; la Universidad de Puerto Rico a través de sus profesores y estudiantes también reclaman su pronta liberación. Estos reclamos han sido llevados a la comunidad internacional representada en la CELAC, la OEA y la ONU.

Es hora que Estados Unidos no siga proclamándose como el defensor de los derechos humanos en el mundo. Es hora de practicarlos en su propia casa: liberen a Oscar.

Crédito foto: Pedro, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)