El Metro de la Revolución Egipcia: Un Recorrido Hasta el Trayecto Actual (primera parte)

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Nota: Este artículo de fondo sobre la revolución egipcia es de seis partes, escrito por nuestro corresponsal en el Medio Oriente, Ricardo Izabá. Esperamos que lo disfruten, compartan y comenten.

Desde hace más de dos décadas, El Cairo cuenta con el primer sistema de metro subterráneo del continente africano y del mundo árabe. Éste transporta hasta dos millones de personas al día y cuenta con dos líneas principales que se encuentran en dos puntos. Uno de estos es la estación Al Shohadaa -Los Mártires- que hasta antes de la revolución llevaba el nombre de Mubarak. Sadat, es el nombre de la otra estación donde las líneas del metro se vuelven a encontrar; justo debajo de Midan Tahrir -la Plaza de la Liberación- el epicentro de la revolución egipcia que en el mes de enero cumplió su primer aniversario.

Permítanme invitarles a subir en el metro de la revolución egipcia y hacer algunas paradas en varios temas que permiten visualizar y quizás comprender su recorrido. Hay estaciones que están en la superficie y otras se ubican en el subsuelo donde llega poca claridad. A veces el metro sufre fallos y se detiene en medio de dos estaciones y pareciera que no llegará a ninguna parte. Sin embargo, siempre queda la esperanza de que nuevas líneas y estaciones estén en construcción.

Plaza Tahrir, Estación de Metro: Sadat

En el último año, cientos de imágenes sobre la Plaza de Liberación han dado la vuelta al mundo. La plaza fue apodada en 1919 por ser escenario de protestas contra la ocupación colonial británica. En 1952 el apodo pasó a ser el nombre oficial de la misma, cuando un grupo de militares dieron un golpe de estado que acabó con la monarquía del Rey Farouk y la influencia británica. Ahí comenzó la era de gobernantes militares en Egipto.

Bajo el liderato de Gamal Abdel Nasser, comenzó una política socialista de nacionalizaciones que incluyo al Canal de Suez; también solidificó relaciones con países vecinos tanto del norte de África como del Medio Oriente. Este movimiento panarabista apoyó la causa palestina y se enfrentó a Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967, donde Egipto perdió territorio en la península del Sinaí.

A Nasser le siguió Anwar Sadat, quien gobernó desde 1970 hasta 1981. Sadat lanzó un nuevo ataque contra Israel en 1973 para recuperar el territorio perdido. Al principio, el ataque tuvo grandes avances, pero luego sufrió reveses que obligaron a Egipto a negociar un acuerdo de paz con Israel. Acuerdo que también supuso el comienzo de una larga relación militar entre Estados Unidos y Egipto, quien recibe del primero 1.3 billones de dólares anualmente en ayuda militar, por mantener relaciones políticas, económicas y militares con Israel, entre otros aspectos.

Además de convertirse en el primer país árabe en reconocer a Israel, el Egipto de Sadat tomó una ruta distinta a la era de Nasser en el plano económico, cambiando medidas de corte socialista por políticas capitalistas. Estas medidas, junto a los acuerdos con Israel, le generaron enemigos en distintos frentes. En 1981 Sadat fue asesinado. Tras su muerte, Hosni Mubarak, en calidad de vicepresidente, llegó al poder.

Nada más comenzar su gobierno, Mubarak declaró la ley de emergencia que otorgaba a la policía el poder de detener a personas por tiempo indefinido, para interrogarlas sin justificación alguna e incluso torturarlas, además de poder reprimir cualquier tipo de protesta en contra su dictadura.

Pese a que Mubarak era militar, la policía fue su gran aparato represor y de control bajo órdenes del Ministerio de Interior. Mubarak además intensificó la apertura capitalista que comenzó Sadat; los militares se convirtieron en empresarios dueños de fábricas y hoteles que no pagaban impuestos, mientras más del 20% de la población vivía y vive en la pobreza con menos de dos dólares al día. De esta forma los militares nunca se ensuciaron las manos y fueron recibidos como héroes al escenario de la revolución. Algo que duró muy poco.