El viernes del madrugador se impone en América Latina

Economia Solidaria

(San Juan, 2:00 p.m.)- En Estados Unidos se conoce como “Black Friday” (viernes negro) al día después de Acción de Gracias. En Puerto Rico se le conoce como “viernes del madrugador”. Es la ocasión en que el comercio de esa nación lanza numerosas y grandes rebajas en los precios de las mercancías. Ese día en particular comienzan las compras navideñas. No en balde en el famoso desfile de Acción de Gracias, celebrado en Nueva York bajo el auspicio de la cadena de tiendas Macy’s, el último que desfila es el muñeco de Santa Clós. Este símbolo significa que llegó la época navideña y hay que comprar.

La connotación del color negro para ese viernes en particular significa que los números rojos en que se encontraban los balances de cuentas en los comercios cambian a negro por las ganancias obtenidas. Otra interpretación se le adjudica a la Policía de Filadelfia, quienes llamaban “viernes negro” a ese día por el aumento descomunal del tráfico en la ciudad como resultado del inicio de las compras de Navidad. No importa qué interpretación aceptemos, la verdadera realidad es que es un invento del capitalismo para aumentar el consumismo y de esa manera conseguir múltiples ganancias. Las mercancías se venden baratas, pero hay ganancias por el número de venta.

El llamado “Black Friday" es todo un acontecimiento de la televisión y otros medios electrónicos. Con empujones, golpes, atropellos y mal comportamiento, la gente acapara los centros comerciales de los países para comprar televisores y otros electrodomésticos. En algunos casos le acompañan niños pequeños, sometidos estos a maltrato y condiciones extremas. Parece que la vida humana no es más valiosa que un televisor. No hace mucho escuché a un sacerdote hablar de la necesidad de hacer vigilia. Decía que había muchos cristianos que no hacen vigilia por no “perder” la noche, pero que el “viernes negro” se amanecían frente a un centro comercial para hacer compras. Muchos de los objetos comprados no le eran necesarios.

Es todo un espectáculo cultural al que muchos europeos y latinos comparan con una corrida de toros, debido a la estampida formada cuando entran los consumidores a las tiendas.

El viernes negro se ha propagado por América Latina y Europa como un efecto producido por la globalización, los medios de comunicación y el mercadeo. Estos han convertido el planeta en una aldea global. La globalización, producto del capitalismo salvaje, ha promovido en América Latina estos eventos, sobre todo, en aquellos países con orientación hacia el neoliberalismo económico. Aquí dominan las reglas del mercado abierto. Las grandes cadenas de tiendas y almacenes internacionales (como Walmart) y en algunos casos nacionales, son las que obtienen más beneficios económicos, lo que va en detrimento del pequeño comerciante.

Los tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y otras poderosas naciones capitalistas facilitan y legalizan la entrada de mercancías a los países en vías de desarrollo y se estimula un consumo desmesurado. Por otra parte, son los trabajadores asiáticos los que producen electrodomésticos como televisores, computadoras y otros, los que son explotados por grandes corporaciones que al final son las beneficiadas. El capitalismo muestra a ellos su cara más fea y tenebrosa.

En América Latina, países como Chile, Bolivia, Perú, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Colombia, Venezuela, El Salvador, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Honduras, Guatemala, Puerto Rico, República Dominicana y México ya celebran el llamado “Black Friday”. Este fenómeno de transculturación ya presenta patrones definidos en la región. Es todo un elemento de dominación imperialista que está siendo utilizado para afirmar su hegemonía tanto comercial como cultural.

Crédito foto: Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)