La edad

Cultura

Mucho se discute de darle oportunidades a la sangre nueva.  Lo cierto es que, como todo discrimen, vivimos la vida y la continuamos viviendo, y normalmente no nos acordamos que hay que darle oportunidades a las nueva generaciones.  En este sentido, es siempre más fácil omitir, que reconocer.  Hay sin lugar a dudas un choque entre las nuevas generaciones y las no tan nuevas. Estas últimas han logrado ubicarse en la vida y toda generación que emerja representa un atentado contra esta. Un rudo golpe que merece ser neutralizado.

A diario vemos este choque entre las nuevas generaciones y las generaciones anteriores.  Es un choque cultural que no hace mucho sentido, pero que está presente en todo momento.  En esta medida, es mucho mejor reconocer que nos faltan destrezas para interrelacionarnos generacionalmente, en lugar de cualificar a los más jóvenes como inexpertos e incapaces.

Si me preguntan, creo que lo importante es reconocer que los mayores se ven amenazados por el pensamiento y accionar de los más jóvenes. Mientras, los más jóvenes se sienten limitados por la experiencia y el bagaje cultural de los mayores.  Es una relación sin sentido donde el vínculo principal es el miedo – el miedo a que el otro/a sea mejor que uno.

El tema de la edad hay que comenzarlo a discutir. No desde una perspectiva del censo decenal, sino desde la perspectiva de los procesos de socialización necesarios para una sana convivencia urbana y social.  Es curioso, pero nadie en su sano juicio, y sobre todo luego de los 40 años aborda este tema en público. Por el contrario, lo que se hace es obviar el tema, neutralizarlo, y sobre todo ignorarlo.

La ruta a seguir, si me preguntan, es la de la integración social a partir del multiculturalismo multi-generacional.  Sólo así, podremos estar mejor – y en donde las clases sociales (incluyendo la categoría social de las edades) no sean los ejes determinantes de la vida social.