Hábitos

Economia Solidaria

Desarrollar hábitos de cooperación es tarea diaria y constante. Inundados por la presión competitiva y de ganancia económica a toda costa, nuestros cuerpos se mueven al ritmo del Capital. El consumo es como el respiro, hábitos inconscientes que encarnamos de formas múltiples. El hábito hace al ciudadano consumista, todos los días y noches. Parte fundamental de la transformación social es el cambio de hábitos, y esto exige trabajo constante de re-entrenamiento.

Pero, ¿Cómo cambiar prácticas de las cuales muchas son inconscientes? Con una mezcla de voluntad, análisis, compromiso e intuición, con la ayuda de organizaciones, movimientos y nuevas instituciones. Si, la econmía-política, la sociedad, no se transforma con un acto situacioncita, ni performance en un instante. Eso, en algunos casos, puede crear ventanas de reflexión y extrañeza, pero al día siguiente seguimos parando en la luz roja del semáforo y llegando temprano al ‘trabajo’.

La transformación del tiempo y el espacio, de las relaciones sociales que le dan forma y contenido, es entonces un trabajo profundo de larga duración que exige la creación de nuevos hábitos que emerjan de prácticas solidarias, justas, de ayuda mutua e incluyentes. Donde el ser virtuoso no esté encarnado por la figura del empresario individualista y competitivo, sino por el prójimo solidario y compasivo. Estos hábitos exigen el ejercicio diario para que se convierta en una ‘segunda naturaleza’ y llegue a ejercerse de forma cuasi-inconsciente, sin pensarlo, tal y como hoy nos arrojamos a la reproducción del capitalismo más desigual, aún cuando somos críticos con el mismo.

Entonces, huelga el desarrollo de entrenamientos múltiples, ejercicios diarios de compasión y solidaridad, que no se queden en la reflexión sino que ‘bajen’ a la práctica más concreta y palpable, la cual exige todos los movimientos del cuerpo y ejercita cada uno de sus músculos y reflejos. De igual modo el lenguaje y sus ritmos, sus énfasis y acentos, sus conceptos, deben ser habituados a la vida política, social, enamorada de la solidaridad. Solo así, encarnando la economía de lo común transformaremos la vida hacia pluriversos preñados y enamorados de la ayuda mutua, basada en la ética de ‘vivir y ayudar a vivir’.