¿Por qué ser refugiados es un insulto?

Economia Solidaria

alt(San Juan, 5:00 pm) El Wall Street Journal (WSJ) catalogó a los puertorriqueños que se mudan a los Estados Unidos como refugiados. Nydia Velázquez, congresista de origen puertorriqueño de Nueva York, responde que esa catalogación es un insulto. Cuando el periódico de la Oligarquía de los Estados Unidos utiliza el concepto de refugiado todos sabemos que no se trata de un acto de solidaridad ni de simpatía. No se trata de que el periódico quiere resaltar la condición de emergencia del país sino de un llamado para empujar al Congreso a hacer lo que ellos, y sus clientes, quien que haga. Cuando el WSJ dice que los puertorriqueños son refugiados lo hace con el ánimo de asustar a los electores de Donald Trump y así provocar una reacción por parte de los sectores de poder.

Por otro lado la reacción de Nydia Velázquez y de otros sectores también es sorprendente. Dicha respuesta está enmarcada en el reclamo de la nacionalidad de los Estados Unidos. Como los puertorriqueños son ciudadanos de los Estados Unidos, dice Velázquez, entonces no somos refugiados. La Convención Internacional de los Derechos de los Refugiados, firmada en el 1950, define al refugiado como una persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país…”

Ese refugiado, entonces, debe ser una persona que tenga que salir del país de su nacionalidad. En ese caso los puertorriqueños sí somos refugiados en los Estados Unidos porque no estamos en el país de nuestra nacionalidad. Esa salida es motivada por una situación de emergencia causada por algún tipo de persecución. La misma tiene como característica principal que debe estar relacionada con alguna de las causas establecidas por la ley: la nacionalidad, la raza, la religión, las ideas políticas o la pertenencia un grupo social determinado. En este sentido el refugiado es una persona que ha huido de su país de origen por razón de la persecución ejercida sobre su persona por alguna de las razones mencionadas anteriormente.

La salida del país de la nacionalidad de la persona es una condición sin la cual no es posible lograr la clasificación como refugiado. Pero como mencioné anteriormente, el puertorriqueño que sale de la Isla a los Estados Unidos no está dentro de su país de nacionalidad. La nacionalidad, como hecho cultural y jurídico, es determinante a la hora del reconocimiento de la condición del refugiado.

“La nacionalidad puede ser considerada como el vínculo jurídico político que liga a una persona con un Estado determinado por medio del cual se obliga con él con relaciones de lealtad y fidelidad y se hace acreedor a su protección diplomática”, según la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esa nacionalidad depende “de un hecho voluntario que persigue vincular a quien lo exprese con una determinada sociedad política, su cultura, su manera de vivir y su sistema de valores.” Las características de la nacionalidad, según el Derecho Internacional, implican relaciones de lealtad, fidelidad, voluntariedad en relación a una sociedad política, su cultura y sus valores. Desde ésta perspectiva los puertorriqueños, aunque ciudadanos de los Estados Unidos, no somos nacionales de dicho país. Si no somos nacionales, y se nos está forzando a abandonar sistemáticamente nuestro territorio, entonces, por razón de estar fuera del país de nuestra nacionalidad y por razón de las condiciones que provocan dicha migración, somos refugiados. Esa condición de refugiados es parte de la articulación de la situación de la Isla.

Los Estados Unidos nos dejaron sin nacionalidad propia, con la Ley Jones, nos dejaron sin país propio, en el 1898. Esa expropiación sistemática es un patrón de persecución motivada por razón de la pertenencia a una nacionalidad y a un grupo social determinado. Así que los puertorriqueños de la diáspora, como ellos mismos se designan, sí son refugiados. Reclamar la nacionalidad de un país donde no podemos participar del proceso político, donde se considera incluso imponernos un sistema dictatorial y en el cual somos una minoría no es un acto de dignidad, es un acto de cobardía.