Apoyar a Bernie Sanders en Puerto Rico, ¿Es un acto colonialista?

Economia Solidaria

(San Juan, 9:00 a.m.) La reciente visita de Bernie Sanders a Puerto Rico generó un entusiasmo en muchos sectores nunca antes visto. Ni siquiera las visitas de Barack Obama en el 2008 recibieron tanta atención y provocaron tal movilización, tal vez eso se deba al racismo que todavía no podemos ocultar.

Incluso el Partido del Pueblo Trabajador (PPT) participó, al menos su dirigencia, de las actividades de Bernie Sanders. Independentistas, populares y estadistas se vieron unidos por el mensaje del socialismo democrático del pre-candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos que viene anunciando una revolución política en el imperio. Lo interesante es que no importaba lo que dijera sobre Puerto Rico, que si es una colonia, cosa que unos sectores insisten que debe decirse a cada segundo, que si la deuda no la van a pagar, el problema real del país, que si van a ser iguales, el sueño de los anexionistas, como quiera recibía ovaciones. ¿Qué significa este apoyo, este entusiasmo en sectores que muchas veces no participan de la política local?

En primer lugar, el hecho de que Bernie Sanders logre movilizar a la juventud de Puerto Rico es una buena noticia. Eso significa que hay esperanza de una juventud que entiende, se preocupa y se involucra. Es como cuando en la década de los sesenta Martin Luther King visitó a Puerto Rico y sectores de izquierda salieron a recibirle. No fue un acto colonialista en esa ocasión, y no lo es ahora, salir a apoyar a una voz que propone un cambio desde dentro del imperio. No fue colonialista que sectores independentistas marcharan con Martin Luther King en Washington en los sesenta y no fue colonialista que apoyaran su mensaje de integración, justicia social y libertad.

De ese mismo modo no es colonialista que los jóvenes boricuas salgan a recibir a Bernie Sanders. Y no será colonialista que voten en las primarias de junio a favor de esa voz, que se ha llamado socialista en medio del imperio del capital. No es un acto de colonialismo que los jóvenes, y los que no son tan jóvenes, que los milenios o los de la generación X salgan a votar por Bernie Sanders en junio porque ya que no tienen esperanza en los partidos locales. Y no es para menos. Una voz que juega para ganar con un mensaje moderadamente radical, no voy a decir que es el más radical del mundo porque obviamente no es Noam Chomsky o Cornell West tampoco, tiene más credibilidad que los partidos de izquierda de Puerto Rico que juegan para mantener su estatus de oligarquía local.

Seamos dolorosamente honestos. Al menos Bernie Sanders participa del proceso político tratando de ganar. No es como el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) que participa por no perder la costumbre, sin apelar a los jóvenes, ni a nadie nuevo en el

país, repartiéndose puestos en el interior entre los “militantes” de siempre. Tampoco es como el PPT que juega como juegan un grupo de niños a la pelota, que si no es como digo yo, dígase Rafael Benabe o el sector de la oligarquía local de los movimientos sociales y de derechos humanos, no se juega. El PPT funciona como un grupito de amigos que se conocen de siempre, que han militado y dirigido cuanto movimiento, asociación, coalición o baile de muñecas existe. Es como convocar a tu lista de conocidos de Facebook a una actividad, cerrar filas y luego decir que son un partido político. Y la vieja izquierda que hace tiempo debió desparecer, dígase el Movimiento Nacional Hostosiano o cualquier sopa de letras esas que dicen son de izquierda, que son una oligarquía en chiquito, sin aspiraciones a gobernar o llegar a algún lado porque ni siquiera se toman la molestia de votar.

Esas izquierdas, esa oligarquía vestida de radicales en Puerto Rico, no merecen la confianza de nadie en la isla. No merecen la confianza de los milenios que al menos demostraron en la Universidad de Puerto Rico que algo les importa. Tampoco merecen la confianza de la generación X, los que crecimos en los setenta y que no soñamos cada día con las grandes victorias de los sesenta porque no habíamos nacido todavía, y porque no nos creemos las mentiras y los mitos de esa supuesta izquierda que se convirtió en una oligarquía con salario del estado.

¿Apoyar a Bernie Sanders es un acto de colonialismo? Yo creo que no, pero de seguro que, si lo fuera, ni Bernabe, ni María de Lurdes, ni Muriente, ni el PIP, el PPT, el MST, el MMM, el que se yo que letras de qué se yo qué movimiento, tienen derecho a decir lo que es ser colonialista. El día en que esos movimientos decidieron ser oligarquías de izquierda con salarios del estado, dejaron de tener credibilidad, al menos para mí.