¿Por qué votaré hoy en la Primaria Demócrata por Bernie Sanders?

Caribe Hoy

Hay sectores en la izquierda y en el independentismo que han cuestionado que independentistas y socialistas voten en las primarias norteamericanas en Puerto Rico. Esa había sido la costumbre política desde que estas primarias se exportaron al territorio colonial de Puerto Rico. Y se basa en la premisa de que los partidos norteamericanos no tienen razón de ser aquí ya que los puertorriqueños no votan ni por el presidente ni el vice presidente de la metrópolis colonial. Claro que Puerto Rico tiene 67 delegados a la convención demócrata que elige al candidato presidencial de dicho partido, más delegados que 23 estados. En ese sentido es un menguado poder, pero en una convención contenciosa y dividida ese poder se incrementa. Por otro lado, no se puede soslayar que él ánimo de los boricuas en la isla influye en el de nuestra diáspora de 5 millones.

Sin embargo, ninguna decisión moral o política, ni ningún fenómeno humano puede ostentar categorías inmanentes inmutables. Partir de esa óptica inmutable condena al sector político que las exponga a juicios errados, enajenados de la realidad global y nacional concretas eternamente cambiantes.

Todo fenómeno o actividad humana, las costumbres, la política, el derecho, el arte, las actividades profesionales, gremiales y ciudadanas están influenciadas por la moral.

La moral a su vez es un fenómeno humano, histórico, cultural, concreto, determinado. La Ética es la ciencia o rama de la filosofía que estudia la moral. La moral entonces así entendida es un proceso cultural que ocurre en el contexto global y en su relación con lo local y concreto.

La norma moral se distingue de las normas de derecho, las costumbres y los usos de convivencia. El derecho lo impone externamente, coercitivamente el estado. Las costumbres las impone la comunidad a fuerza de la tradición. Los usos de buena convivencia como los buenos días o abrir una puerta en cierto modo son neutros moralmente. La norma moral es autónoma. Pero la moral influencia a todos estos fenómenos y viceversa.

Cuando enjuiciamos la participación de unos ciudadanos o un amplio espectro de estos en las primarias demócratas norteamericanas en Puerto Rico tenemos entonces que hacerlo con acopio de un análisis adecuado del juicio moral, económico, social y político, dentro de un momento histórico concreto.

Es adecuado recordar que el distinguido patriota Rubén Berrios Martínez en marzo de 1992, en una conferencia de prensa de Nueva York, apoyó al candidato presidencial Jerry Brown en las primarias demócratas. Su exhortación estuvo predicada en que el candidato se comprometió a respaldar el proceso de descolonización que apoyaba el PIP en el Congreso y que esa táctica experimental era ruta a seguir para penetrar en las entrañas de la metrópolis. ¿Quién osa cuestionar la moralidad política de ese pronunciamiento?

A nuestro modo de ver, en el contexto histórico de grave crisis económica, social y política que vive nuestra nación, hay que hacer acopio de flexibilidad en las tácticas que adelanten los principios y las estrategias hacia los fines de nuestra autodeterminación e independencia nacional. También debemos de apoyar, a toda persona que promueva la justa distribución de la riqueza, la vida buena, el derecho a la autodeterminación de otros pueblos, internacionalismo, que condene la agresión imperialista, proteja el medio-ambiente y la salvación de la vida de todas las especies.

Cuando un candidato como Bernie Sanders se compromete con esos principios de autodeterminación de los pueblos, contra las guerras de agresión y la doctrina imperialista Monroe en Latinoamérica, por la igualdad y condena al racismo, xenofobia y homofobia; mientras promueve una justa distribución de la riqueza, fomenta un programa para Puerto Rico de oposición a la agencia de cobro de los acreedores y junta dictatorial, plantea el desarrollo de fuentes de energía renovable; entonces a un candidato así, ¿no debemos de apoyarlo?. Sobre todo, sí reconoce la responsabilidad de la deuda pública por el gobierno federal ya que someterá legislación específica para Puerto Rico, con ayuda financiera de diez mil millones de dólares, desarrollo económico, la creación de 143,000 empleos, salario mínimo de $15, y seguro de salud universal.

También Sanders, habrá de promover la educación universitaria pública gratuita, reestructurar las deudas estudiantiles y todas las deudas públicas de Puerto Rico, forzar a los fondos buitres en una especie de expropiación para vender sus acreencias por el precio que pagaron por sus créditos (realmente un derecho de retracto). De igual forma, él promueve un proceso vinculante de descolonización aún, cuando pueda ser mejorado (yo favorezco la Asamblea Constitucional de Estatus y no un referéndum), la libertad de Oscar López, la limpieza de los terrenos de Vieques, Culebra y El Caño Martín Peña, entre otras posturas. Entonces estamos ante un candidato y un movimiento de avanzada y progresista de gran categoría en la metrópolis que nos sojuzga. ¿No deberíamos de apoyarlo?

Ese programa, y la pregunta, no es venta de ilusiones. Se ha elaborado desde las bases con la participación de distinguidos expertos y premios Nobel. Sanders plantea utilizar un trillón (mil billones de dólares) que se dedican a las guerras, y un tributo a la oligarquía del 1% de la población que ostenta más riqueza acumulada que el 99% de la población norteamericana, para financiar su programa de justicia social que ha llamado "political revolution".

La lucha de nuestra nación por la autodeterminación, justicia social y una vida buena no puede estar desvinculada de las luchas del noble pueblo trabajador y sus capas medias. Nuestro pueblo necesita aliados en sus luchas. Necesita hacer un Caballo de Troya en las entrañas del minotauro norteamericano. Bernie Sanders es más que una persona, representa un programa de renovación y justicia social apoyado por un movimiento de masas paralelo a las estructuras del Partido Demócrata. Representa un movimiento que a estas alturas tiene el respaldo de la mitad del electorado demócrata que en números son cerca de 75 millones de norteamericanos.

Hay que ser bien corto de luces para no ver ese panorama. Considero que el líder sindical u obrero que se preste para apoyar y ser funcionario de colegio de una guerrerista como Hillary Clinton, aliada de los acreedores de Wall Street y la oligarquía financiera, para oponerse al programa de Bernie Sanders, actuaría igual que aquel que cruce un piquete o rompa una huelga. ¿Cuántas huelgas no harían falta para lograr un salario mínimo de $15 la hora, seguro de salud universal gratuito, educación universitaria pública gratuita para su familia y otras propuestas?

Cuando un acto político, una táctica política ayuda a adelantar objetivos, estrategias y principios que recogen los valores morales más sublimes según consensuados por la humanidad en su avance por una mejor civilización, tales tácticas son entonces moralmente correctas.

Y no es que creamos ilusamente que un cambio en la metrópolis trae cambios automáticos en su colonia. Eso lo vieron Betances, y Ruiz Belvis cuando decidieron acudir a las Cortes de Cádiz previo al Grito de Lares, en pleno colonialismo español, a pedir reformas y la abolición de la esclavitud, o él nacionalismo con Roosevelt en la década del 30. Pero sí es posible engarzar alianzas y reformas con procesos más profundos de organización y transformación política y social. Algún día nuestros delegados de la asamblea nacional tendrán que sentarse a negociar un programa de transición y de relaciones políticas y económicas y reparación de agravios con la metrópolis y será más viable con interlocutores cultivados como aliados.

Tenemos que construir un pensamiento crítico nacional que descarte los dogmas, las modalidades inmanentes eternas propias de los curas y las sectas. Ese modo de pensar y obrar estanca el avance de nuestras luchas sociales y emancipadoras. Es necesario un debate fraternal, respetuoso sobre estos temas.

Por lo pronto exhorto a todos los puertorriqueños, de todas las ideologías, como una táctica coyuntural, excepcional, histórica, concreta, política y moralmente justificada, a votar por el distinguido luchador socialista democrático Bernie Sanders en las primarias que se celebran hoy 5 de junio del 2016. en nuestro terruño. Yo estaré en primera fila votando por él.