Llega un punto que la crítica descuidada crea posiciones descuidadas. La crítica un tanto objetiva, bajo criterios de análisis y sobre todo bajo entendidos informados en torno a las necesidades y las obligaciones nos puede permitir pensar adecuadamente el país. No todas las acciones que toma el gobierno, son en detrimento de nuestra calidad de vida, y sobre todo, algunas pueden ser necesarias.
(San Juan, 12:30 p.m.) El gobierno de Puerto Rico no tiene capacidad de pagar a los bonistas en la presente coyuntura. No obstante, el gobierno tiene que seguir funcionando. Ante este cuadro, el gobierno informa que ha incurrido en gastos por conducto de una serie de consultores que han ayudado de una forma u otra a reducir la crisis económica del país, por vía de medidas de carácter defensivo. Así las cosas, la crítica levante de forma inmediata que el gobierno está gastando dinero de más, por lo cual sus gestiones son incorrectas.
En particular, pensamos en el bufete de Cleary Gottlieb, el cual ha facturado $2 millones de dólares en lo que constituye su presente asignación de trabajo. De repente nos oponemos, pues es un gasto excesivo. La pregunta base debería de ser ¿a qué se dedicó dicho bufete? Dicho bufete se dedicó a producir una ley de moratoria, la cual está en aplicación hoy en Puerto Rico.
Bajo dicha ley el gobierno de Puerto Rico ha logrado defender que el dinero en “caja” se utilice para pagar las obligaciones del país, y en particular, sin cumplir con las obligaciones generales ante los bonistas del gobierno. En otras palabras, la gestión de Cleary Gottlieb, es una adecuada para el país.
Decimos lo anterior, pues el país se mantiene bajo las críticas automáticas, las cuales simplemente producen crítica y no producen reflexión. Demás está decir, que dichas críticas carecen de contenido, salvo unirse a una argumentación, que de paso es muy neoliberal, de que el estado es el responsable de todos nuestros males. Discrepamos. La crítica a veces es la responsable. Pensemos.