Conflictos v. Contrates

Voces Emergentes

En entrevista radial, el escritor y editor en jefe del diario digital el Post Antillano, Daniel Nina, compartió con el público detalles legales de la situación fiscal y política del país. El cuadro que se nos presenta podría parecer poco halagador. Ante los cambios, la incertidumbre, las nuevas iniciativas que producen, en ocasiones, más conflicto que soluciones y la violencia, el país se siente como si estuviésemos sumidos en un limbo interminable.

Al plantearle al licenciado Nina la pregunta sobre qué aspecto de Puerto Rico es viable para capitalizar en este momento, su respuesta y sonrisa no se hicieron esperar: “¡La alegría!”.

Ciertamente, las energías han estado cargadas. Reina en nuestro espacio una gran incertidumbre; percibimos muchas situaciones fuera de nuestro control y como si fuese poco, muchas de nuestras relaciones personales andan reventando como fuegos artificiales. Toda esta “volatilidad” nos roba nuestra alegría y crea ansiedad y tristeza. Nuestro deseo de volver a la alegría responde a una fuerte transformación evolutiva; estamos evolucionando hacia la nueva era del Amor porque el propósito de los seres humanos es vivir vidas felices. Tal vez el lector argumente: “Yo amo a Dios, a mi familia y a los que me aman”. Cierto es, conocemos una faceta del amor que envuelve amar lo que nos es conocido, sin embargo, ahora estamos llamados a amarlo todo, porque la paz del planeta responde a la paz en todos nosotros. Ahora hay que amar a Uber, a Donald Trump y a la Junta de Control Fisca Federal.

“¡Páralo ahí!! ¿Que qué? ¿Amar a quién? ¿A Monsanto?” Cuando lo llevamos a la plataforma del amor, suena nuevamente inaudita la lección ancestral esa de amar a los enemigos; lección que muchas personas conocen pero que da tanto trabajo practicar. Sin embargo, queremos un mundo sin terrorismo, cuando los primeros en atacar somos nosotros mismos.

El terror que vemos afuera responde a la Ley Universal de Correspondencia, que establece que todo lo creado es afuera como es adentro y viceversa. El terror agrandado (terrorismo) no es otra cosa que nuestros propios miedos expresados en su máximo potencial energético. Pero tranquilo todo el mundo; debemos mirarnos desde la compasión porque la verdad del caso es que se nos crio en un mundo de terror. Se nos enseñó de niños a tenerle miedo al cuco, a los extraños, al perro del vecino, al principal de la escuela (probablemente el “cuco” mayor) y por supuesto a Dios. Vivimos aterrados y a la hora de reclamar nuestro poder en nuestras relaciones, no podemos en ocasiones ni emitir palabra, menos aún, establecer una estrategia efectiva y proactiva para la paz. El resolver nuestros conflictos personales, por Correspondencia, aporta positivamente a la creación de la paz a nivel Global.

Comparte la Coach Cheryl Richardson en su libro “Stand up for your Life” (Da tu vida a respetar) que la gran mayoría de las personas padecen de “Conflicto fobia”. A las personas les aterra tener una conversación luego de un conflicto. Los egos están disparados y todo el mundo en el conflicto quiere ganar. Estamos convencidos de que nuestra “verdad” es la única que existe aún sin haberle dado a la otra parte la oportunidad de expresarse. Cuando la relación que tenemos de frente es importante y deseamos sanarla, hay una magnífica fórmula para iniciar una conversación reconciliadora. Recordemos siempre que perdonar y sanar son cosas diferentes. Perdonar es la acción de soltar el dolor de la experiencia y, si es necesario, a la persona que la causa. Reconciliación, volver al concilio, requiere diálogo, negociación y un compromiso de que habrá un cambio en las actitudes. Es importante que cada parte se haga cargo de reconocer que le es necesario sanar a nivel personal para que este conflicto no tenga que volver a levantarse, ya que, a la vez que sanamos, no es necesario volver a vivir la experiencia. La reconciliación requiere “molleros de valentía” y mucho control emocional. Si dejamos las emociones al “garete”, el dramón se apodera de la situación y por lo regular, el asunto termina en tragedia. Para vivir en la alegría hay que dejar el dramón y rescatar la comedia. No tomar los asuntos tan en serio o de manera personal, es un fuerte catalizador del bienestar.

Al decidir que deseamos sanar una situación, y aclaro, volver al concilio es estar en paz, no necesariamente reanudar la relación, podemos utilizar la siguiente estrategia de Coaching que Cheryl Richardson nos ofrece:

Crea tu intención claramente, ya sea, disolver, resolver o recrear la relación.

_____________ Nombre de la persona o entidad con la que deseo resolver mi situación.

_____________ Establezco claramente mi intención: Armonía, paz, diálogo, reconciliación, otro.

Busca apoyo de una persona externa y neutral.

_____________ Buscaré a esta persona para que me escuche con objetividad y profesionalismo antes de mi proceso. Puede ser un amigo neutral, coach, psicólogo, cura, reverendo u otro.

Desahógate con tu persona de apoyo y no hables si no estás en completa calma y control.

_____________ Escojo desahogarme con una conversación, escribiendo, meditando, orando, etc.

Luego del desahogo, escoge un re-enmarque positivo, de paz, armónico o amoroso para llevar a cabo mi conversación. Puede ser lo que has aprendido con este conflicto. Comienza buscando algo por lo que sientes gratitud.

_____________ Mi conversación comenzará con: gratitud, disculpa, aclaración de lo sucedido. Asumo la responsabilidad por mi parte en el conflicto (para pelear se necesitan dos).

Ponle fecha a tu conversación.

_____________ Para esta fecha ya debe haber ocurrido mi conversación/sanación.

Cuando conscientemente dejamos a un lado el Ego, el dramón, la rabieta, la venganza, el miedo y el dolor y miramos los conflictos como oportunidades, estos se convierten en contrastes. Un contraste surge como una oportunidad para hacer brillar el Amor. Cuando de todo corazón buscamos armonizar una diferencia, escrutamos alternativas, escuchamos con el corazón, decimos lo que sentimos y cómo nos sentimos en vez de decir lo que pensamos. Es en ese momento que la Energía del Amor tiene espacio para actuar, tiene un espacio en el cual crecer y ocurre lo que es natural: la expansión. En fin, el contraste surge con un fin primordial; que, a través del acuerdo, el Amor logre expandir su alcance y magnitud. Cuando el amor se expresa a través de la experiencia de resolver un contraste, lo que realmente está ocurriendo es que estamos expandiendo al Universo. Cuando lo miramos desde ahí, entonces, es sumamente importante resolver nuestros contrastes. Desde este nuevo enmarque, podemos votar el conflicto, echar molleros de puro amor y abrazar el contraste, porque el resultado de cada sanación, inevitablemente, redundará en un Mundo mejor y que mejor que eso para volver y mantenernos en la alegría.