Al momento de escribir esta nota, leo el informe que realizó el Departamento de Justicia del gobierno de los EE.UU en torno a la violación sistemática de derechos civiles y políticos por parte de la policía de Puerto Rico contra, entre otros sectores, la población dominicana residente en la isla. El informe referido es demoledor. Se trata de algo terrible de justificar. Pero aún, es muy difícil de entender.
En particular, porque los orígenes y la relación entre el pueblo dominicano y el puertorriqueño son muy cercanos. Se trató de pueblos indígenas Taínos, que tuvieron la misma suerte, y que no lograron en ningún momento superar la intervención extranjera del imperio español. Por otro lado, ambas gozaron de una relación de explotación económica agrícola, donde la trata de personas esclavizadas fue similar. Finalmente, ambas tienen el mismo historial de vidas colectivas determinadas por la diáspora (las comunidades dominicanas y puertorriqueñas en la ciudad de Nueva York son casi equivalentes).
Entonces, ¿por qué abusamos de los dominicanos en Puerto Rico? ¿Se trata de una noción de racismo/supremacista por parte de los puertorriqueños? Sea las que sean las contestaciones, no hay forma de justificar esto. Se trata de una cultura de dominación y reproducción del poder que hay que condenar. Los testimonios de dominicanos en Puerto Rico sobre su experiencia con la policía, es por decir lo mínimo, nefasto.
La cultura de dominación la reproduce el colonizador como el colonizado. Ya lo había dicho en su momento Franz Fanon. No obstante, es importante que uno no la asuma como la asumen los que hoy la reproducen. El rol de uno es denunciarla y condenarla allí donde sea necesario.