Camino a Cuba 23

CAMINO A CUBA1

Queda poco para salir a La Habana, unos 3 días. Recuerdo que en mis años de niño decir Cuba era decir algo así como una maldición. La televisión lo dibujaba como un país caótico, la gente en las calles hablaba del comunismo cubano como si hubieran vivido todo un siglo en él. En la escuela jamás oí hablar alguna maestra de Fidel ni del Che ni de Camilo, la revolución cubana era un fantasma que aterrorizaba la política de Puerto Rico. Mucho tiempo después descubrí el gran error de nuestro pueblo colonizado. Cuba se pintaba como un país, que a pesar del bloqueo norteamericano, (cosa que nadie hablaba a la hora de criticar el gobierno cubano) próspero en su educación, en los deportes, en la cultura, en su política socialista comunista. Como todo existen asuntos positivos y otros no tanto, pero, hay que vivir en la tierra cubana para poder expandir nuestra percepción. Nada, que a fin de cuentas Cuba fue siempre un motivo para avanzar en mi carácter social y poético y ahora, en unos días, respiraré aires cubanos.

Antes de Cuba ha habido otros encuentros de poetas que se han marcado en mí y han dejado grandes amigos y amigas. Ya les conté que en los años 2014 y 2015 Manabí, Ecuador fue un capítulo crucial en la dirección de mi poesía. Esto redundó en más invitaciones gracias a los poemas de La Brújula de los Pájaros. En el 2016 luego de casarme nuevamente con una gran mujer que además de amor me complementa y hace de mi una meejor persona (aunque sé que le está costando trabajo). Ese año fui a New York de luna de miel y dentro del calendario de viaje visitamos una librería icónica de la literatura latina, Librería Barco de papel.

Todo poeta que ha viajado a New York debe presentarse ahí. Tuvimos la oportunidad de presentarnos en un “open mic” y la aceptación fue grandiosa y la experiencia imborrable. En ese mismo viaje se dio una oportunidad que no creí posible, aquel hombre que en 1982 desapareció pudo ver a su hijo hecho hombre. Un encuentro sobrio, un abrazo corto y avergonzado y una mirada efímera a mis ojos fue lo que ocurrió frente al Yankee Stadium en el Bronx. Miguel se presentó, un hombre callado de mirada lánguida, manos grandes y pasos lentos se unió a nosotros ese día. No le reproché nada, hace mucho que había perdonado se acción y poder verlo más que una satisfacción para mí era más para cumplirle a él un deseo. Ningún padre que haya abandonado a sus hijos deja de pensarlos y ese era el motivo mayor para conocerlo, darle la oportunidad a su vida de reencontrarse con su hijo.

En ese mismo año recibí la invitación de la poeta y gestora cultural Chary Gumeta para participar del IV Festival de poesía contemporánea en San Cristóbal de las Casas en Chiapas. Salí el 31 de agosto rumbo a Chiapas temprano en la mañana y luego de 2 escalas, una en Panamá y otra en Ciudad de México llegué al aeropuerto de Tuxtla cerca de las 10 de la noche. Un aire seco me recibió al salir del aeropuerto, el corazón latía apresurado y con el cuerpo cansado busqué un taxi. Luego de 45 minutos de camino viendo todo como si tuviera 10 años nuevamente llegué al el andador turístico, un trayecto que atraviesa por el centro de la ciudad. Parte de la calle 20 de noviembre Miguel Hidalgo con la iglesia de Santo Domingo y termina en el Arco de la Iglesia del Carmen. Allí me esperaba Chary. Quedé deslumbrado por los colores y las luces de San Cristóbal de las Casas. Eran casi las 11 de la noche y hacía frío pero yo estaba hipnotizado, no sentía el frío, solo podía escuchar todos los acentos que en aquel andador resonaban.

Estuve una semana, pero hubiera preferido que fueran más días. San Cristóbal me había robado la atención. Grandes poetas se hicieron mis amigos y otra vez la infancia volvió a tocar mi fibra humana. Una lectura en la comunidad indígena Corazón de María me revolcó las lágrimas al tomar de la mano a una chiquita y dedicarle un poema. Allí los niños me acorralaban, veían mis tatuajes de forma increíble, los tocaban como queriendo llevarse alguno de ellos. Esa tarde pensé mucho en Adri y después en una entrevista para un documental del festival no hice más que llorar la nostalgia por mi hija. La semana terminó y regresé a Puerto Rico con una maleta repleta de libros y poemas, el cuerpo lleno de abrazos y el pecho hinchado de tanto amor que recibí en tan hermosa ciudad. Una de las cosas más emocionantes fue pisar la tierra del poeta Jaime Sabines un poeta muy importante en mi formación.

Ya el domingo me montaré en otro avión y a eso de las 5am estaré en el aire camino a Cuba. Además de mi poesía llevaré conmigo los libros de varios compañeros escritores. Aunque viaje solo me gusta llevar a mis colegas y dejar sus obras en cada país que visito. Camino a Cuba una experiencia esperada hace mucho.